Sandra De la Torre (Ecuador)
Por: Sandra De la Torre
Lector in fabula I
en el rincón un piano
amenaza con romper
el silencio
la pelirroja
espera sin rostro
el tipo del sombrero
saca del bolsillo
el arma homicida
ella dulcemente
alarga sus dedos
sobre las teclas
ataca
pianísimo
ese pánico viejo
la puerta se cierra
un pañuelo blanco
es su alma agitada
está intacto –le dice
y revienta
la tarde
Lector in fabula II
la puerta se cierra
pianísimo
ella dulcemente
saca del bolsillo
ese pánico viejo
el arma homicida
en el rincón un piano
espera sin rostro
el tipo del sombrero
alarga sus dedos
ataca
amenaza con romper
el silencio
un pañuelo blanco
sobre las teclas
es su alma agitada
está intacto –le dice
y revienta
la pelirroja
la tarde
Lector in fabula III
ese pánico viejo
alarga sus dedos
amenaza con romper
la tarde
la puerta se cierra
y revienta
el tipo del sombrero
pianísimo
la pelirroja
saca del bolsillo
un pañuelo blanco
está intacto –le dice
en el rincón un piano
es su alma agitada
el arma homicida
sobre las teclas
ella dulcemente
ataca
espera sin rostro
el silencio
Vértice
Escucho en la caracola
la contrariedad de las olas en desbandada
recuerdos pájaros batiéndose en el vaho
Hierve
se multiplica
el rugido en el hueco insondable
bailan las dudas y las parcas
dientes del infierno
sus zapatillas
La certeza
parece aflorar en el fondo
el león se ha dormido
la caracola vuelve a la repisa
Vibra en la repisa
en la oreja
feroz siempre
feroz
no hay fondo
Se arremolina Láquesis en puntas
devanando el hilo con urgencia
cantan las dudas su opereta
en el nácar de mi oído
incansables
celebra Cloto
Átropos
tijeretea el viento
braman los aplausos
silba la cuchilla
en el mar íntimo de la caracola
Cuerpo opaco
Riego la sombra que crece en mi jardín
sus hojas provocan al viento
besa su tallo el suelo humedecido
No la sembré yo
acaso su semilla vino del sur
donde germinan más fértiles los espectros
Qué feliz se ve bajo el alumbrado público
rendida su negrura a los dedos de la neblina
bailando un andarele con el agua del grifo
al modo etéreo del bambú
Mis ojos se mecen en sus hojas
se duerme mi noción de estar despierta
olvido la sed del jardín
bebo la sombra de esa sombra que baila al viento
me sacio de tiniebla
soy la tiniebla que florece con el toque del agua
Los pájaros emigraron del hilo de luz
no se esperan sus cantos hasta el alba
No se espera el alba
Herbert & Alex
A los Schlenker
Las fauces del obturador engullen su cuerpo
mientras subsiste el último crepúsculo
El padre se paraliza ante la mirada
de un lente de un hijo de un dios pequeño
que inventa la vida perpetua en un clic
accede a respirar perpetuamente en su pose
aunque sobreviva también el miedo
clic clic
clic
El hijo quisiera entrar en la caja oscura
exponer sus poros de plata
al milagro de luz que le imprima
la imagen latente del padre
Dispara forzándose a componer el cuadro
elige la intersección de las líneas en los tercios
ubica esos ojos cómplices o esas manos
o ese silencio
en el punto exacto de la belleza
Se entregan al azar del momento irrepetible
cuando el obturador abre la boca y engulle
la luz antes de que sea tiniebla
el polvo antes de que sea polvo
Me calzo los crampones
me enguanto me encordo
abotono la gana de romper el viento
hundo mi pie en la pared resbaladiza
llora el enlucido trizas de yeso
avanzo a la primera ventana
el cristal me retrata antes de retractarme
me aferro a la cuerda como péndulo de reloj
una queja se desmorona entre los escombros
que alzan a ver mi contorsión cinética
que alzo a ver en el cristal de la tercera ventana
repitiéndome en la retina del rascacielos
cierro los ojos para no repetirme en mi retina
no consigo no ver la película de mí
ya es mío el vértigo verídico
oigo truenos crecientes en el asfalto
aspiro demasiado aire demasiado poluto
trago saliva pierdo sudor en el quinto piso
mi quinto reflejo dice que soy un guiñapo agazapado
sonrío y saludo por si alguien dispara
incrusto las uñas en las rendijas
soporto la gravedad de la ley
no muy lejos no tan fría ni tan blanca está la cima
acampo un rato en la cornisa
la alfombra de Aladino se sacude en el piso dieciséis
su porquería llueve sobre mí en avalancha
evado el polvo en un balanceo temerario
soy un péndulo desbocado marcando las doce
me estabilizo estiro el brazo toco el aire
no hay más pendiente
Sandra De la Torre nació en Quito, Ecuador, en 1971. Es poeta, narradora, guionista, editora. Estudió comunicaciones en University of Nothwestern, de St. Paul, Minnesota. Integró los talleres literarios de FLACSO Ecuador y de la Universidad Andina Simón Bolívar. Durante veinte años, enseñó las asignaturas de Guion y Producción Dramática a nivel superior. Dicta talleres de escritura creativa para niños y adultos. Es guionista freelance.
Ha publicado, entre otras obras, El hueco en el zapato, Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2012; Cuando cierro mis ojos, 2013; el poemario sonoro Otoño en Zona Tórrida, 2014; Alma de trapo, 2015; Tormenta de arroz, 2017, Premio Darío Guevara Mayorga 2017, Nominado de Ecuador al Catálogo IBBY 2020; La vuelta del paraguas, cuento ganador de fondos concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio, 2017; Andinismo en la azotea, Editorial Buenos Aires Poetry, 2019; Niños de agua, Premio Internacional de Literatura Infantil Libresa - Julio C. Coba 2018, Premio Darío Guevara Mayorga, categoría Cuento, 2019.
-Poemas Buenos Aires Poetry.
-Poemas Blog Batalladepapel.
-Poemas de “Andinismo en la azotea” Tuerto Rey.
-Entrevista a Sandra De La Torre. Youtube La Poderosa Media Project.
-Lector In Fabula. Sandra De La Torre. Círculo de Poesía.
Creado el 1.04.2020