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Ana Arzoumanian (Argentina/Armenia)

Por: Ana Arzoumanian

La Jesenská
(fragmento)

 

Esto es lo que queda de Milena.
Eso me dijo tu amiga. Y yo pensaba en gramáticas, en verbos transitivos. Desollar.
Quitar la piel, 
cuerear,
despellejar.
Los asirios clavaban la piel desollada en el muro de su fortaleza. Generalmente se intentaba mantener intacta la porción de piel arrancada.
El buey desollado de Rembrandt.
Sacar la piel desde las patas traseras hacia delante estirándolo en una sola pieza. Retirar el pelaje en dirección a los hombros. El pelaje es un poco más tenso. Cortar por ebajo, en las membranas.
Durante el despellejamiento y estiramiento los genitales estarán todavía unidos al pelaje.
Desuello despacio al llegar a los antebrazos. Es una zona muy grasosa. Uso los dedos y voy despacio. Retiro el pelaje por encima de los hombros hasta llegar cerca de los codos.
Hago un pequeño corte.
Le observo la cara.
Con el cuchillo corto alrededor de los ojos y los oídos. Sigo retirando el pelaje hasta que sale casi por completo.
Me repito a mí misma: tener cuidado de no cortarme.
Dejo el pelaje colgado de un lugar fresco y oscuro, un día o una semana.
Esto es lo que queda de Milena, me dice tu compañera.
Una amiga, un regalo, un diente. Primera prueba irrefutable de que estabas muerta.
En este amor vos sos un cuchillo con el cual yo me exploro, te escribía Franz en una carta de septiembre de 1920.
No pensé en vos cuando tocaron la puerta, mamá.
Una amiga, un regalo, un diente.
No se puede vivir con el fragmento de un cuerpo irreversiblemente muerto.  Esa cosa cerca de mí.
No tuve el coraje de tirar la reliquia.
Cambié de sitio el paquetito y nunca más lo encontré.
 

 

El ahogadero

 

No es calladita la muerte,
hace ruido el pulsador,
ruido la placa.
Le hace ruidos la muerte
como un estropajo que frota
su rígida aspereza.
Entonces ella canta,
canta para no escuchar;
no le cuesta nada
pasearse con la orquesta,
con todo el griterío atirantado.
Pero luego se levanta, se arma,
mete ruido, cruje el vocerío,
y ella canta para no escuchar
el aliento desinhibido, el rugido
de madres plañideras,
la acumulación bulliciosa del acero.
Ella canta la tonada el tarareo
del impacto en la nuca las sienes.
Si la obligan, no le cuesta nada
no escuchar la pedrada,
por eso ella canta y canta
bajo la marea comprimida de su voz,
para ahogar en bóvedas
a la muerte.

 

 

La granada
(fragmento)

 

    Búscame en el paredón. Allí, en las murallas de la ciudad de Kaffa; allí donde los tártaros capturan cadáveres infectados; allí en el año 1346.  Búscame donde se arrojaban las cabezas de los soldados cautivos; sobre los muros de las fortificaciones. En la ejecución. Cerca del fusilero de montaña; pero del otro lado. Cerca del soldado de infantería. Del otro lado. En el charco. Descruzo las piernas, la blandura abundante de la pared no te retiene. Hay un derrame como de saliva aspirada. Descruzo las piernas. Me bajo de la cama. Se evapora. El charco que limpio con un trapo. Sobre el piso. Búscame en el paredón. En el charco sobre el piso, como práctica fenicia adorando el sexo del sacerdote. Y un derrame de saliva, y la muerte de cristianos en el año 203, y los pies que se nos enfrían. ¿Acaso, ese charco, lo habremos hecho juntos?

 

Juana I
(fragmento)

 

     Ella se los tiene que decir. Yo. La tierra removida es visible desde el aire. Una interrupción en la superficie de la hierba. Un cambio de color. Si sólo rascara a mano encontraría debajo de la tierra una zanja de norte a sur, de este a oeste. Escaleras en las paredes para bajar y calcular la edad según las puntas de las costillas, las clavículas y las sínfisis púbicas. Si midiera el fémur sabría acerca de la estatura.

     Decir. ¿En qué idioma hablan las cosas?

     Decir del hueso ilíaco que sobresale de eso que parece un hombre. Cerdos hocicando la tierra cenagosa. Decir cuando la mano se extiende hacia la voz. Toco la voz y es mía. Cuando alguien me habla (Felipe) es como si hubiera luz y yo toco la luz con la mano. Tu garganta, tu pecho. Un volumen de rumores en el interior (como si hubiera luz).

     Es simple: Ella se los tiene que decir.

     Un depósito de brazos atados a la espalda, tierra lisa color marrón sólo rascada a mano, y la falange del dedo gordo del pie más rolliza. Un manantial subterráneo que, al quitar la tierra, se convierte en agua burbujeando lentamente.

     Hace frío y está oscuro. (Ella se los tiene que decir). Cuando me hablo es como si hubiera luz. Mezclo un vino caliente con azúcar y clavo de olor. Hablo de vos y de mí. Una a una me quito las enaguas. Hace frío (bebo el vino caliente con azúcar y clavo de olor). Hace frío, está oscuro. Me estiro para ver si mis pies llegan a los tuyos. Si mi vello con tu vello, ahí. Es simple, es justo, como si estuviéramos en la cama (del lecho de justicia). Lo suyo de cada cual; lo mío. Que me digas, es toda tuya.

     ¿Felipe, de quién son los cadáveres?

 

 

Mía
(fragmento)

     No llores; no tengo leche. Opaca, viscosa, y con ese olor. Es una secreción como el agua de buche de las palomas. Ácida. Puedo machacar almendras o pepitas de melón. Me levanto de la cama, bajo unos pasos, voy hasta la cunita. Vuelvo. Y hace frío. Y mi camisón está seco. Mejor. De todas formas es un zumo blanco. Y yo resbalando, cayendo por el barranco. Mi taza vacía no te aplastará la nariz. Mis venas no se azulan ni se oscurecen las areolas. No tengo grietas. Un portapezones. Un cucurucho. La profilaxis de las comadronas, la ducha de agua caliente, la cánula y el aspirador dan el mismo veredicto. ¿Hay tetas? Y para qué. Es mejor no sentir la ventosa láctea. Cuajados grumos gruesos colman la llamarada, el alarido; la distancia del paladar. La mandíbula y tu lengua como codos, como vértebras, como caderas acalambradas. Tu lengua estirándose de rodillas en la contracción del hambre. No muerde la lengua, bebe.

 

 

Cuando todo acabe todo acabará
(fragmento)

 

          Con el latido acelerado de atravesar el Sahara escondida en un camión para llegar hasta Argel. Una kurda perdida en el Adriático; porque todos los que se pierden en el Adriático son kurdos que vienen de Irak. Uno de los treinta y dos náufragos adosados al flotador que, por tener demasiado peso se despega del bote, y cae. Después de venir del otro lado del Cáucaso, del Magreb. Después de ser las familias enteras durmiendo en una habitación en edificios vacíos, en casas hechas con pedazos de plástico, con cartones, con celofán o elásticos de cama.

     Y cuando morare algún extranjero contigo en vuestra tierra no lo engañéis.

     Con este olor gomoso a basura que se te pega. Este olor del Riachuelo que explota como aire comprimido de una máquina que me da en la cara. Directo en la cara, destraba la mandíbula mientras vos te la acomodás en el pantalón. Un movimiento de tomarla con la mano inclinándote el vientre hacia adentro y dejándola ahí. Todavía húmeda. Todavía tan llena. Tirante todavía, alzado como si se remangara un puño y empujara
algo
en
él
todavía.


Ana Arzoumanian nació en Buenos Aires, Argentina, el 21 de abril de 1962. Es poeta, novelista, ensayista, profesora universitaria y traductora. Es descendiente de inmigrantes armenios y nieta de sobrevivientes del genocidio de su pueblo.

Autora de los libros de poesía: Labios, 1993; Debajo de la piedra, 1998; El ahogadero, 2002; La granada, 2003; Mía, 2007; Cuando todo acabe todo acabará, 2008; Káukasos, 2011; y Juana I, 2018. También publicó las novelas: La mujer de ellos, 2001; Mar Negro, 2012; Del Vodka, hecho con moras, 2015; Infieles, 2017, y La Jesenská, 2019.

Autora de los libros de ensayo: El depósito humano, una geografía de la desaparición, 2010, y Hacer violencia: el régimen insurrecto en el arte, 2014.  Ha sido incluida en diversas antologías. Obtuvo el Premio Accésit-Lucina Fredu, 2009.

Links a Ana Arzoumanian:

-Página de Ana Arzoumanian
-Diario de la peste. Canal Youtube de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno
-Genocidio Armenio: El retorno imposible - Ana Arzoumanian Entrevista en el canal Youtube del Portal Educar
-Ana Arzoumanian. Poesia.uc.edu.ve
-Ana Arzoumanian -La Otra 2014 Lectrura de poemas en FILpLima, 2013
-Poemas de Ana Arzoumanian. Buenos Aires Poetry
-Ana Arzoumanian. El infinito viajar. Revista Virtual de Arte y Poesía

Publicado el 7.03.2021

Última actualización: 21/06/2021