Elena Liliana Popescu, Rumania
Por:
Elena Liliana Popescu
Traductor:
Joaquín Garrigós
Canto de amor
Sentados a la mesa del silencio
en un reino desconocido,
los poetas parten para nosotros
pan fresco salpicado
de rocío celestial...
¡Los muertos con los muertos!, dicen,
¡y los vivos con los vivos!
¿Pero, acaso sabemos
quiénes son los muertos
y quiénes son los vivos?
Un poeta más
allí…
Un poeta menos
aquí.
Al marchar
al reino del silencio,
el poeta nos deja
un canto de amor
desconocido…
Nunca me dijiste
Me dijiste que
no ha habido nunca
nada
como la poesía.
Un milagro
hallado
en el momento mudo
que se esconde
en un hecho
común.
Me dijiste que
la poesía
es maravillosa
que contiene en su interior
la desesperación
de no poder conocer
el misterio.
Pero nunca me dijiste
que la poesía
te llama
adonde
puedes encontrar
la pregunta-respuesta.
Peregrino
I
No soy más que un pensamiento tuyo alado
cuyo sino es viajar por los siglos.
vivir en mundos lejanos, morir
y proseguir mi vuelo de dios errante...
Ser atraído por sueños ilusorios
creer en el embrujo de espejismos
no acordarme de la misión que me has dado
elegir siempre el error, ser irreconciliable
Olvidar mi fuente sagrada, cada vez más,
no saber escuchar el mensaje del corazón
y vivir la pesadilla hasta el final: que el odio
y la muerte sean mi firma
Guerrear en vano contra otros pueblos
acumular sin descanso inmensas riquezas
que el egoísmo sea mi ley primordial
y, entre los hombres, dar primacía al cobarde
Que la fe que proclamo sea palabras al viento
y, aunque la predique a diario, no creer en el verbo
mentir con facilidad y pervertir la palabra
y subyugar a todo el género humano
No entender que la vida es un regalo inmaculado
desperdiciar en vano el talento heredado
no saber qué es la clemencia y golpear sin piedad
al caído, al pacífico y al indefenso
Repetir sin parar el error inicial,
el primer paso dado en la senda del engaño
evitar la justicia en el dicho y en el hecho,
hacer de la ignorancia un voto duradero
No poder sopesar mi insensatez ni mi miedo
no saber qué es la vergüenza, ser débil y traidor
alardear siempre de actos insignificantes
la caída en el poder del ego hipócrita...
II
Un pensamiento mío, verdadero, alado
desterrado en un mundo de fantasmas.
Y errando de un lugar a otro, ignorante,
poder alguna vez regresar triunfador,
Lograr zafarte de los sueños del engaño,
que nada te aparte del camino escogido
redescubrir paso a paso la misión que te he dado,
descifrar el misterio en ti encerrado,
Recordar cada vez más claramente
a quien compartió tu solitario periplo
dar paso al amor, guardarlo en el corazón
y defender la vida de los que despertaron de la muerte.
Poder ver en todas las cosas al que las ha creado
saber que la riqueza no la tiene el rico,
que el propio universo vive por el amor:
escrito en tu ser está el poder perdonar a tu enemigo.
Tu fe crecerá más y más
cuando te sometas a la única prueba,
buscar la verdad: ¿ser o no ser?
¡Conseguirás ser dueño de ti mismo!
Sabrás entonces que la vida no tiene fin
y toda la herencia que crees haber desperdiciado
te espera multiplicada, su dueño serás
cuando el centro de tu mente no tenga límites...
Buscarás el principio y no lo encontrarás
en el último salto que puedas pensar
hacia tu tierra natal, vestido con el ropaje más humilde,
purificado y libre de todo juramento.
Allí donde el mal no puede llegar
sólo la armonía de todo, que es una sola cosa, se refleja.
la palabra, los actos y el pensamiento en ti se expresan,
la entera libertad en silencio te anuncian.
Dime
A mi marido, Nicolae
No creíste
que podrías vencer
cuando, renunciando a las armas,
lucharas contra tu propia imagen
por tu liberación.
Nunca podrás mirarte
a los espejos que te muestran
débil o altivo,
impávido o cobarde,
según tus deseos...
Te lo dijeron
pero no lo creíste...
En el país sin espejos,
"¿cuál será tu rostro?",
te preguntarás entonces
una vez más, y lo sabrás
si quieres dejar que la respuesta
llegue por sí misma...
¿Qué tienes que perder
si la búsqueda es
la única realidad posible?
¿Cuál es el camino?
se pregunta el que marcha
sin saberlo por el único camino
por donde puede llegar.
¿Llegar a dónde?
Si él ya está allí
aunque no pueda saber aún
que ha ganado.
¿Hay alguna competencia más temible
que esa en que tú
eres el único y obstinado participante?
¿Pero cómo se puede luchar
cuando el adversario lleva
como amuleto
solo tu rostro?
"Pierde toda esperanza", te dijeron
para que pudieses esperar de verdad.
Pero, dime, ¿de qué le sirve la esperanza
al que lo tiene ya todo?
¿O saber el camino de vuelta
al que ya ha llegado?
No te he dicho hasta hoy
No te he dicho hasta hoy
que los días pasan
sin contarme
sus pequeños avatares cotidianos,
que los mares, todos, han vuelto al océano
y que su lecho seco llora en silencio
la vivacidad de sus olas de antaño,
que la tristeza carece de palabras
y los recuerdos
tampoco pueden vivirse igual,
que la vida es y no es
lo que parecía ser entonces,
ni un mañana perdido en el pasado,
que he visto cómo el polvo lo cubre todo,
el perdón y el odio a la vez,
que el aspirar a lo mejor
se impregna del lastre
más fino,
carga cuidadosamente oculta
entre los pliegues de la memoria de aquel ser
cada vez más desconocido,
que el olvido no existe
ni tampoco la lejanía
salvo, quizá, en nuestros sueños
de cada día
donde nos retiramos tantas veces
para poder volver de tanto en tanto
a nuestro sueño de siempre, allí
donde nos detenemos cada vez
para poder volver algún día...
No te he dicho hasta hoy
que el río prepara su lecho
para el retorno a casa
después de peripecias sin cuento,
y los seres que albergó
durante un tiempo corren desamparados
sin saber que su vida
significará en adelante
algo que los asustará de muerte
en su limitado entendimiento,
que el cieno de las profundidades
está más preparado que nunca
para aceptar las nuevas formas de dolor
para poder aspirar al conocimiento,
que todo es absolutamente
insoportable allí, donde todo
le parece cada vez distinto
al que solo sabe ver
lo que puede verse,
que la inmensidad puede abarcarse
con el último pensamiento,
que puede convertirse en el primero
solo una vez en la vida,
o que el punto sea
tan grande que abarque
toda la inmensidad de formas distintas
cuyas ignoradas propiedades
en sus esencias inmortales,
se compenetren hasta la identidad
que el camino es vía y meta en todas partes
donde haya pugna y creación, pensamiento y esperanza,
traición y agradecimiento,
que todo el aliento
está listo para emprender el viaje
y llegar allí
de donde no pueda ya irse
sin sufrir la mayor de las desilusiones
del que sabe...
No te he dicho que la estación
se transforma momento a momento
en la virtud de una ley no descubierta
por especialistas omniscientes,
para ir al compás de los cambios
producidos en mentalidades inalteradas,
ni que las verdades
son tan peligrosas
como las no verdades
cuando uno se obstina en ponerlas a prueba,
o en invalidar su existencia,
que nunca puede significar
más tarde, antes o ahora,
en un mundo sometido al cambio
y al mismo tiempo inmóvil
en sus impenetrables honduras,
que el tiempo solo es
la faz más temida
de lo desconocido, idolatrado
en el intento del hombre
por superar las barreras de la ilusión invisible...
Cuando todo se pierde
El reloj no se ha parado pero
no se le ve marcar las horas
en la esfera del tiempo
que está detenido, en contemplación.
La perspectiva no se ha perdido
pero los objetos ya no se ven
delimitados en la extensión pura
del espacio, el que no tiene nombre.
La vida no ha acabado pero la muerte
ya no se ve en el horizonte
esperando al ser que se rebeló
un día, en alguna parte, en el país del olvido.
Todo está en su sitio como antes
aunque todo ya no significa nada
cuando se pierde en el espacio sin tiempo,
en el tiempo sin espacio.
Aquel momento
Unas palabras, te dijiste,
solo unas palabras, y creaste
una historia entera cuyo presente
ya es ayer, igual que mañana
será solo el pasado de quien
o dejará atrás, perdido
para siempre…
Solo una palabra, te dices,
solo una palabra, y te acercas
en tu caminar al umbral insospechado
de lo desconocido, sin que te asuste
el pensar que eres y no eres tú,
el momento en que puedes ser
y eres.
Elena Popescu nació en Turnu Măgurele, Teleorman, Rumania, el 20 de julio de 1948. Es poeta, ensayista, periodista, profesora, traductora y editora. Licenciada y doctora en Matemáticas. Pertenece a la Unión de Escritores de Rumania. Ha publicado más de treinta libros de poesía, entre ellos: A ti, 1994; El reino de entre los pensamientos, 1997; Canto de amor, 1999; Himno a la existencia, 2000; Peregrino, 2004; Cuán grande es la tristeza, 2005; Un solo canto, 2005; Lo cerca que estabas..., 2007; Tiempo, ¿dónde estás?, 2007; Poemas, 2008; Si se pudiera, 2017; Estaciones, 2019; y Para encontrarte, 2019. Sus poemas han sido traducidos al inglés, español, francés, italiano, portugués, neerlandés, serbo-croata, alemán, chino, latino, húngaro, catalán, sardo y urdu.
Links a Elena Popescu:
-Interview with Elena Popescu. Ventanas de Poesía
-Recital de Elena Popescu en el Festival de Norte, Poesía en Tránsito -Vídeo-
-Poemas de la rumana Elena Popescu. XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos Crearensalamanca.com
-Poemas de Elena Popescu. Poesía recitada -Videos-
Publicado el 06.03.2021