El mundo necesita la salud de la poesía
Por:
Ali Al Ameri
Traductor:
Abeer Abdel Hafez
Especialpara Prometeo
La escena actual del mundo sigue siendo tenebrosa, el universo está inmerso en lobreguez, tinieblas, sangre y dolor. Al igual que los virus, la vieja colonización tuvo nuevas "mutaciones". A pesar de que el mundo está presenciando un desarrollo descomunal en las tecnologías modernas, los valores humanos están en permanente caída. La pobreza se está expandiendo en los continentes, las guerras se están encendiéndose y el "racismo geográfico" va en aumento. La globalización feroz ve a la naturaleza como 'fortuna' en los bolsillos, y las principales naciones viven del 'fuego de los otros'. En el siglo XXI, Palestina todavía está ocupada, la ocupación continúa en otras regiones del mundo, y el sufrimiento de los pueblos dueños originarios por la injusticia histórica continúa en las “reservas humanas”.
El mundo está perturbado y necesita un sanatorio de poesía para devolverle al ser humano su alma perdida. Se hace necesario un hermanamiento poético entre las diferentes culturas, con el fin de reconsiderar los más altos valores humanos que están siendo devastados por una globalización brutal que cada día se hace más poderosa y penetrante.
En el mundo de hoy, vemos cómo se construye la ignorancia, la pobreza, la muerte y la industria del sometimiento en esta tierra. Vemos cómo los valores se transfiguran y cambian, el robo se vuelve una “profesión”, y el amor es considerado una debilidad pese a que es la fuerza más poderosa. La sumisión se convierte en tolerancia, a pesar de que ésta sólo puede establecerse por la voluntad del abrumado tras recuperar sus derechos saqueados, la tierra asaltada y la dignidad humana derrochada. Se deforman los valores, se aplasta la belleza, se glorifican la falsedad y la metamorfosis, por lo que hoy puedo describir al hombre como el único ser que produce residuos, desde bolsas de plástico hasta desechos nucleares.
Hoy en día contemplamos cómo este nuevo mundo salvaje envenena al universo diariamente, cómo saquean algunos países los recursos de unos continentes enteros llevándolos a unas hambrunas sucesivas. Vemos la manera en la que los pueblos indígenas se transforman en unos “desconocidos” fuera del tiempo y de la geografía, cómo se ha ocupado su historia, se ha deformado su cultura, y destruir sus valores basadas en la glorificación de la montaña, el pájaro, el río y el bosque.
Vemos cómo se manipula el nombre de la tribu Apache, convirtiéndose en una máquina de matar y destruir en forma de avión. Vemos cómo los que resisten a la ocupación son retratados como "agresores", y no como víctimas. Con estos motivos y más, necesitamos cuanto antes el espíritu de la poesía en esta era de injusticia y ausencia humana, no convertirlo en un número en las estadísticas de consumo. Necesitamos una globalización poética humana, no una globalización salvaje. La poesía sigue siendo siempre la conciencia viva de la humanidad, y la voz del amor que traspasa fronteras y tiempos.
La poesía es amor, una vía para el conocimiento intuitivo, ilumina la vida, revela la esencia y explora los incendios internos y externos. La poesía no es un capricho alfabético, sino como trabajar en la llama interior del alma. La poesía es una voz renovada que se enfrenta con la opresión, una mano que toca la belleza encubierta en la vida, el tiempo y el alma.
El hombre es un universo sucinto, que armoniza las cualidades de la estrella, el río, el caballo, el relámpago, los pájaros, los árboles, la piedra, la nube, la montaña, el viento y el meteoro. Por consiguiente, los astrónomos lograrán descubrir nuevos planetas, lunas, estrellas y galaxias en el universo, mientras hay planetas que aún están escondidos en el alma humana, que sólo pueden ser explorados por medio de la poesía.
Ali Al Ameri es un poeta, pintor y periodista jordano de origen palestino, nacido en Waqqasa, en 1962. Pasó su infancia en el pueblo de Qulaiat, Jordania, y volvió a Palestina, su patria, en el 2014 cuando fue invitado a leer en la feria internacional del libro de Palestina. Ha publicado tres libros de poemas: Mis intuiciones… Mis manos desconocidas, 1993; Eclipse blanco, 1997, y Un hilo embrujado, 2012. Ha participado en numerosos festivales de poesía árabe en Jordania, Irak, Emiratos Árabes, Grecia, España y Francia. Y su poesía se ha traducido al inglés, francés, italiano y alemán.
Al decir de María Del Castillo Sucerquia, la voz poética de Ali Al Ameri es contemplativa y sonora. Fluyen sus imágenes como riachuelo que besa las piedras y hace florecer el musgo. En su poesía, la mujer y la naturaleza son una simbiosis de lo que constituye la base primordial de la comunidad y del masculino mismo; paraíso que llora la ausencia de los amantes tanto como el mundo extraña ser paraíso. El poeta encuentra el sentido de la vida, en la expresión femenina de la misma.