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Sobrevivir es una palabra compuesta

Fotografía de Tali Kimelman

Por: Fernando Foglino

            La poesía debe ser hecha por todos, no por uno.
            Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont

A comienzos de 2019 decidí abordar, en la obra Evidencia (1),  el tema del vandalismo en los monumentos. Lo hice desde la ficción, proponiendo que estos actos han sido perpetrados por una sola persona, cuya intención no es vandálica sino de manifestación, reivindica los actos y tiene en su poder los pies, la lanza, la cabeza, el puño, el estandarte y las demás partes faltantes en los monumentos públicos. Su voz utiliza las ausencias como soporte para proponer su discurso abordando temas de colonización, patriarcado y dictadura, repitiendo a modo de estribillo: “Yo tengo las partes que le faltan a los monumentos, las tengo porque son evidencia”.

Las réplicas, piezas construidas mediante escaneo, modelado e impresión 3D son de una precisión tal que podrían ser colocadas en su contraparte de mármol o bronce. Verlas juntas, en diálogo, en lo que perfectamente podría ser el búnker de un delincuente o la sala de un museo, evidencia su condición de trofeos de guerra.

Para finalizar con esta serie de relatos, que tomaron algo más de dos años, decidí invertir el abordaje que venía desarrollando y, en vez de interpretar al ladrón de las partes, quise reintegrar una escultura desaparecida en el año 2008 a la vía pública. Lo hice con una réplica, claro, y con el propósito de que fuera robada. Robada para sobrevivir. 

La escultura estaba pronta. El pedestal de granito rosado, donde se ubicó originalmente, aún permanecía vacío. En una acción relámpago, el Parque Rodó amaneció con la escultura que el barrio tanto extrañaba, misteriosamente restituida.

Un cangrejo carga sobre su caparazón un pez globo que escupe agua dulce por la boca en una fuente por demás enigmática. Agua dulce como la del Río de la Plata, que baña de punta a punta la capital de Uruguay en Sudamérica. Ni el pez globo, de agua salada como el mar de Japón, ni un cangrejo de tales dimensiones son oriundos de estas latitudes. Sin embargo, por años estuvieron allí tratando de trasmitir un mensaje.

El cangrejo es rápido, pero su cuerpo achatado lo hace vulnerable frente a los ataques al ser sorprendido desde arriba. El pez globo es lento, su cuerpo es pesado y las aletas pequeñas le dificultan trasladarse con agilidad en busca de alimentos. Al contrario del cangrejo, sus filosas espinas alejan cualquier posibilidad de ser atacado.

Es por eso que el cangrejo de la escultura carga en su lomo al pez globo, que al deslizarse como en un skate bajo el agua, renueva su alimento mientras protege a su socio de cualquier ataque. Sobrevivir es una palabra compuesta, pienso. Ante la adversidad: convivencia y solidaridad entre las especies.

La escultura de apariencia clásica es de origen desconocido, la acción de restituirlo es anónima también. El cometido final es lograr captar el momento en que sea robada. Construir por un instante una escultura viva, usable, vestible, una escultura en movimiento, como en la obra de Pierre Huyghe en que la réplica de una máscara de Constantin Brancusi, La musa dormida (2),  es colocada en una pecera para que un cangrejo ermitaño la habite.

El resultado final: una persona carga el cangrejo, que a su vez carga el pez globo en lo que se podría denominar un trío o una espectacular orgía simbiótica. 

Muchas preguntas vinieron a mi cabeza. La escultura puesta en la vía pública ¿sigue siendo privada? Los pedestales vacíos, las bases de granito, ¿son plataformas para el arte contemporáneo?

En la cámara de seguridad que había colocado para captar el momento del robo se puede ver a tres personas arrancar la escultura el 12 de febrero a las tres de la mañana. Fue durante la noche, el imperio de lo posible, el negativo del día que consumen los ladrones y los amantes. El primero coloca el cangrejo en su cabeza mientras que uno de los compañeros fotografía el tótem. Luego se alternan para vestir la escultura que el último sostiene con la mano derecha, mientras con la otra estira el brazo para tomar la selfie (3) que, sin saberlo, me estaba regalando. 

Notas:

1.  Evidencia 2019-2020, proyecto sobre las partes faltantes de los monumentos públicos: “¿Nadie ha notado que son trofeos de guerra?” Ver 
2. Zoodram 5, de 2011, es la obra de Pierre Huyghe en que un cangrejo ermitaño usa la Musa dormida (1910) de Brancusi como caparazón, dentro de un acuario.
3. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han (1959) en una nota publicada en marzo de 2021 se refiere al fenómeno de las videoconferencias en terminos de “Videonarcisismo”, o una exagerada preocupación por la imagen. Justo en una época donde antes de la pandemia existía una fiebre por las selfies y una exaltación icónica.


Fernando Foglino nació en Montevideo, Uruguay, en 1976. Poeta y artista visual. Desde 2008 ha realizado más de 50 exposiciones en museos de Uruguay y el exterior. Ha publicado los libros de poesía, Link (2014) - Editorial: Una temporada en Isla Negra - Isla Negra – Chile, Vodka (2007) - Ediciones de la Critica - Premio casa de los escritores, Kate 500 Km. (2004) - Editorial: Artefacto y el libro de cuentos breves La Máquina del Movimiento Continuo (2014) - Editorial: Estuario.

Última actualización: 06/12/2024