English

Janette Ayachi, Escocia-Argelia

Por: Janette Ayachi
Traductor: Omar Pérez para Prometeo

Explosión

(agosto 2020)


En un país que ha muerto continuamente
hoy Beirut recibe un nuevo golpe
del nitrato de amonio atesorado
confiscado a un carguero ruso
almacenado durante siete años
en los espectaculares muelles de la bahía.

Al reaccionar los compuestos químicos
calor al sol del Covid
primero, hay una pequeña detonación
seguida por una mucho mayor
una florecilla de coliflor de humo se alza
no diferente de algo nuclear
la gente filmaba el fuego a distancia
hasta que la explosión exhaló una rápida nube
y las ventanillas de los autos se consumieron de pronto
como si el mar hubiera estado contenido en una burbuja
estalló en pleno como un globo atravesando la tierra
causando que hasta los más distantes saltaran
o se desmantelaran en busca de refugio mientras escombros
se disparaban como lluvia de balas agujereando
cualquier superficie que alcanzaran
esquirlas por las calles
estados de shock
crisis sobre crisis
tres mil hogares derruidos
techos cayendo sobre pacientes hospitalarios
edificios sacudidos
camiones volcados
llamas atravesando almacenes
el humo abrió una brecha en el atardecer
calles adoquinadas de peligro
los balcones desprenden sus soportes
la cuarentena queda hecha pedazos
todos forzados a escapar
huyendo del vidrio
salvando seres queridos.

En los pabellones hospitalarios en catástrofe y pánico
los padres arrancaban los sueros intravenosos
de sus niños enfermos terminales
una enfermera corre de aquí para allá
con los brazos floreciendo en un rescate de recién nacidos
hacia la ciudad en busca de otras vidas y más ayuda
electricidad cortada, cables despedazados por el pavimento.

Y qué es lo que queda por buscar en el escombro
muy similar a la vida después de un bombardeo relámpago
todo se ha desplomado
como si un cinturón de gravedad hubiera sido perforado
llamando a toda una flota de gente
a cojear hasta los hospitales
donde montones de cadáveres obstruyen las entradas
con vendas improvisadas
rostros ensangrentados que lloran
y niños
ladrillos
polvo y metal
moviéndose en el aire
periodistas que buscan pasaportes
bolígrafos
su aliento y sus zapatos recios
mientras a cientos de millas de allí
en la isla de Chipre
los locales sintieron la explosión
algunos estáticos
otros tambaleándose ligeramente.

¿Qué sucede cuando tu mundo se desploma?

A través de la oscura noche de la kasbah
los nombres de los desaparecidos y los heridos
son proyectados en pantallas
en el trasfondo miembros sepultados
empiezan a sobresalir entre las piedras
mientras duermes, luego no logras dormir
los vivos se sienten afortunados de estar vivos
pero hacia dónde apresurarse ahora
cuando los hogares inhabitables
siguen derrumbándose sobre las posesiones
los más infortunados hermanos y hermanas
están ahí para lamentar y ser testigos
de la destrucción de tu país en cuestión de minutos
mientras los bomberos y los sanadores corrían sobre
aquello que había quedado expuesto sin previo aviso.

El humo llegaba hasta Damasco
mientras el esqueleto de los edificios
disparaba las varillas sísmicas de hierro
y un desorden geométrico
en una pos-erupción
en plano congelado
indicando
más sufrimiento
y una clara sensación
de un desastre
peor que la guerra.

Calamidad en la ciudad capital del Líbano
envío mis condolencias
en plegarias y canciones de curación.

 

El sombrerero loco de la materia del corazón


La debacle de los antiguos egipcios
preservar las vísceras en cuatro jarras canópicas;
estómago, intestino, pulmones e hígado
el corazón es extraído, momificado,
vuelto a colocar en la bóveda del pecho
como un cirio en una linterna movible
manteniendo la llama
protegida contra el viento.

La transgresión de lo oscuro, una flecha entra y penetra;
cada pasión que valga la pena
contiene sulfuro, espera e infinitas vulnerabilidades.

Raras veces, el corazón es clavado armoniosamente a otro
con frecuencia magullado, conquistado, rajado e incluso devorado por un amante:

sí, déjame comer tu corazón horneado
ahora la lujuria carnal gobierna con sus altos méritos
y el amoroso amor se filtra en lo hondo de la conciencia occidental.

El amor no es sólo un concierto literario o un valor del alma, es lo intrínsecamente humano;
toda la vida emocional y el soma del cuerpo.

Toma mi corazón, córtalo limpiamente del costillar
y enciérralo en un arca como las reliquias de los santos.

¿Cuál es el lugar del corazón?
Latiendo todo el tiempo antes de ser desentrañado,
tanteado suavemente por el forense si eres afortunada:
hazlo latir de nuevo, cose la abertura,

no temas y déjalo supurar en mi pecho,
¡sácalo antes de que cause más problemas!

Este mártir venerado, esfinge inoportuna
lo bastante secular como para colgar dentro de una gran torre
badajo dentro de la campana
retumbando sus bordes en el muro con forma de tulipán
recubierto en aleación de bronce y cobre
aguzado para una melodía
dime;
cuál es la canción de mi corazón hoy
al intentar sentir su propia anatomía,
se repara a sí mismo rejuvenece de vuelta a la bonanza
por la muchacha de San Francisco que te encuentra
bajo dos alas etéreas (Narcisismo y Nabokov)
una fanática de tu escritura con bastante encanto forraje y
combustible
para alimentarte, aturdirte, hacerte sonreír,
te remienda sólidamente con sus doradas frases
y el lenguaje de otra al mismo tiempo?

Íntimos atardeceres en New Orleans en las postales
de parejas prohibidas dispersas por todo el Océano Pacífico
doblando el agua en los mapas para imaginar cruces más cercanos
corazones que solo cuentan los cuentos que conocen
sopesados para el juicio con una ramita de romero
soñando con apenas con el entretanto de por medio;
sólo anhelo, telepatía, Eros verdadero y ninguna memoria
cada día trotando a medio paso hacia el sol
como si realmente pudiéramos escribir nuestra verdadera historia
e inventar nuestra propia clase de línea rápida hacia el amor.


Janette Ayachi nació en Londres en 1982. Tiene raíces argelinas y vive en Edimburgo. Fragmentos de su obra han sido publicada en más de sesenta revistas literarias y antologías. Colabora con artistas, y ha presentado su trabajo en BBC radio, así como en eventos en todo el Reino Unido. Es autora de los poemarios Pausas en los pasos de cebra y Un coro de fantasmas, así como de un libro para niños La sirena, la niña y la góndola. Su libro Hand Over Mouth Music (Pavilion) ganó el Premio literario Saltire al Libro de Poesía de 2019.

Última actualización: 27/05/2023