Todos compartimos ese sueño
Por:
Niels Hav
Traductor:
Mario Pera
Especial para Prometeo
Cuando Joe Biden fue investido como Presidente en los E.E.U.U., la poeta Amanda Gorman estaba leyendo en la ceremonia. El poeta debería pues asumir un rol similar en diferentes culturas pero, en la vida cotidiana y la mayor parte del tiempo, el poeta es un outsider. Un ladrón solitario en el desierto. Así pasa en Europa, y en el resto del mundo.
Los escritores somos individualistas. Celebramos las mismas virtudes que los beduinos: perseverancia y generosidad. Algunos poetas, entre nuestros mejores colegas, saben del hambre y la sed, de la pobreza y del anhelo. Existen otros valores más que lo material, y retener ese conocimiento es una de las tareas de la poesía.
Nunca antes en la historia del mundo, hemos tenido tanta gente viviendo en el exilio ―hoy en día, todos somos una especie de nómades. Es una paradoja que el nacionalismo florezca al mismo tiempo. Somos poetas y residimos en la república literaria. Físicamente, estamos en Shanghái, Bogotá, Estambul o Copenhague, pero la poesía es nuestra patria mental y espiritual.
La poesía no es para los cobardes. La tarea consiste en mantener un ojo sobre ese poder y hablar sobre las cosas como son. Si la verdad es suprimida, los poetas son los primeros en ser encarcelados, y eso es lógico. Sin embargo, la poesía es adyacente a la música, y cuando un poema es exitoso, las palabras tienen una resonancia profunda en la mente y el alma. La buena poesía es mágica.
La poesía debería estar comprometida con la belleza de la vida y la grandeza ―y a los problemas de la vida diaria de la gente común. Buscar la verdad es como cazar lagartos en la oscuridad, y no importa cómo doblemos o giremos, el trasero está en la parte de atrás. Debemos ser honestos sobre nuestra confusión. El arte es la búsqueda de una verdad más profunda que las soluciones políticas pero, aun así, la poesía siempre quiere ser una instancia crítica con el deber adicional de decir la verdad acerca de los problemas reales en el mundo real.
Esperemos un nuevo florecimiento del arte y de la poesía en un mundo pacífico. La comunicación internacional es más importante que nunca antes. La poesía puede contribuir positivamente al entendimiento entre los pueblos y culturas del mundo, y puede contribuir al respeto del individuo y de su sueño personal de una vida con felicidad y armonía. Todos compartimos ese sueño.
Niels see crio en una granja al oeste de su país; reside en Copenhague. Sus libros han sido traducidos y publicados en muchos idiomas incluyendo persa, inglés, portugués y turco. Uno de sus libros en inglés es Momentos de felicidad; otros en danés son Las mujeres casadas de Copenhague y Cuando me volví ciego. Sus poemas, cuentos y relatos han aparecido en muchas revistas y antologías; está traducido al inglés, árabe, español, italiano, turco, alemán y chino. Ha publicado siete libros de poesía y tres de relatos. Ha sido galardonado con varios premios del Consejo de las Artes danés. Declara ser un campesino ingenuo, que el destino ha enviado a Asia, África y Europa, así como Norte y Sur de América.