Sara Isabel Gallego, Colombia
Por: Sara Isabel Gallego
Paraíso
Si existe un cielo, llevará tu nombre,
vendrá despacio cada noche,
se sentará a mi lado, y con el resto
de la que fue solícita ternura
quizá me ofrezca compañía.
Cómo negarme a su calor, si es todo cuanto queda.
Tendrá tus mismos ojos,
su claridad sin límites,
y el verde aroma que tu cuerpo exhala
como quien abre puertas en la oscuridad.
Si existe un cielo, el cielo serás tú,
tú, territorio cuya piel transito
mientras la muerte gira alrededor.
Susurro
Soy una esclava.
Me abandona mi cuerpo cuando resido en mi mente,
Llevo por huesos gaitas desafinadas,
resoplan en el pecho y ahogan la consciencia.
Tambores insaciables son las gotas de mi sangre pasando por mis venas,
truenan dentro de mi frente, aturden, duelen.
Soy una esclava.
Cuando todos duermen,
mis ojos son telones abiertos que no atienden al silencio de la noche.
La magia de la alquimia no transmuta el tedio en ágatas,
El oro en medio de la ansiedad, es sólo barro.
En medio de la niebla, sólo encuentro calma en el abrazo,
en la palabra,
en la compañía;
En esos lugares donde el mundo gira más despacio,
En donde el silencio de las manos juntas, ahoga el ruido del alma.
Constructora
Soy una albañil con vergüenza.
Construyo rostros en el aire cada vez que me siento entre las plantas.
Decidí ocultar mi talento para ponerle dulzura a este secreto.
Con el pensamiento manufacturé miles de rostros, todos desconocidos,
unos entre las estrellas y el licor
otros embriagados por la somnolencia matutina.
También construí un espacio a mi lado,
imaginario, claro está,
para que en estas jornadas de invenciones,
tu imagen sea la primera que yo edifique
entre raíces y musgo te encuentro
el palpitar de tus ojos verdes suena entre mis labios
te nombro y te siento,
como siento y nombro a la tierra misma.
Eco
Mi cuerpo se deconstruye,
mi alma conecta con un astro:
Eres tú,
el tejedor de verdades,
el hacedor de milagros:
Conviertes corazones de cristal
en corazones de carne,
vibrantes, palpitantes, reales.
Eres la transmutación.
Como el pájaro que entró en los árboles
y sin saberlo se convirtió en canto;
así tomé yo tu poción, era una mujer
y sin saberlo me convertí en amor.
Poetizas
Cuando leo a una mujer valiente
Y su diáfana lucidez atraviesa esta ventana
Se abren persianas en mi pecho
El lodo mora en toda planta.
Si te leo, a vos, poeta carnívora
De mirada trémula
Y tus ojos se enlazan en mi boca
Y tu pelo discurre entre los brazos
Me atraviesa candoroso tu silencio
Y germina una llave:
La palabra.
Sutileza
No exalten mis labios.
Mi labial es de ceniza,
mi risa son campanas desafinadas,
No admiren mi cabello.
Mis hebras son de tierra,
nutridas en la montaña.
No besen mis manos.
Al estrecharlas tocas comida de gusanos,
yo nunca uso cubiertos.
¿Aún codician la mentira de la carne y la apariencia de la rosa?
La cintura se ancha y la piel se arruga,
la melena se opaca y los senos se caen,
¿Aún me quieres amado?
¿Aún sabiendo que en el cuerpo habita la huella del tiempo?
011
Están cambiando los tiempos,
el vecino es un extraño,
y ya no voy al mercado
ni a la iglesia.
El frenético devenir me agobia,
las bocas me hablan de rutinas
y las miradas sólo contienen silencios,
puntos suspensivos tienen las pieles.
No encuentro un resguardo,
tampoco lo busco.
En este tiempo todo es etéreo,
lo único real son mis gemidos,
no de placer
sino de dolor.
Sara Isabel Gallego nació en Medellín el 8 de septiembre de 1995. Es antropóloga egresada de la Universidad de Antioquia. Es una apasionada por el arte, por las tradiciones de nuestro país a través de la medicina ancestral, la interpela la tecnología y sus usos, la publicidad, el cine, las corporalidades y la comprensión general de las relaciones humanas. Ha participado de múltiples recitales de poesía en la ciudad de Medellín, es activa en espacios de mujeres escritoras y ha realizado talleres de escritura creativa en varias instituciones educativas de la ciudad.
Hizo parte de la antología poética “La jaula se hizo pájaro” y ha tenido publicaciones de sus poemas en medios locales y nacionales; también resaltan sus publicaciones sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad de consumo.
Para la autora la poesía es el lenguaje del corazón y dentro de éste residen todo tipo de emociones y sentimientos, todos ellos tienen cabida en las letras que se esconden tras las metáforas utilizadas, siendo en este caso la naturaleza (de lo humano) el verbo, pero a la vez el sustantivo.