Vera Duarte, Cabo Verde
Por: Vera Duarte
Los niños
A Jorge Barbosa
Sobre estas playas que huelen a maresía y a pez podrido
juegan los niños de la pobreza, del abandono y de la
desesperación. Con mocos en la nariz, pies descalzos y
calzones rotos pasean sus cuerpos esqueléticos, alimentados
de restos y gestos de solidaridad humana.
Y cuando el sol calienta con inclemencia la arena de la
playa, se dejan caer inanimados e inertes a la generosa
sombra de los botes de pesca hasta que un soplo de brisa o la incomodidad
del hambre los conduzca a nuevos vagabundeos.
De noche al relente se dejarán dormir bajo el cadencioso
runrún de las olas, soñarán con tierras distantes,
glorias inexistentes y banquetes fabulosos hasta que
el despuntar del sol y el hambre crónica los arranque
del sosiego cómplice de los botes para un día más de
desesperanzas.
Querría entonces estar a su lado y sin mediar palabra,
entregarles el Lucero del Alba.
A ti
Cerremos las cloacas fétidas de la ciudad y dejemos a
los aires embriagarse de los fragantes perfumes estivales.
Es el precio de la libertad. Palmeras al sol y largas
largas playas de arena mojada que mantienen despierto el hervor anímico
de las pasiones. La voz de la libido. En toda su violencia incontrolable.
Sin embargo sublimar es la consigna del día. Sublimar
aquí y ahora el deseo de la presencia, de la intimidad,
del aislamiento de dos. Mutilar el alma, sacrificar las pasiones en nombre
de las convenciones que nos confieren civilización y grandeza.
Siento en mí, con todo, imperioso y doliente, el deseo
de la tierra mojada, de los cuerpos bellos, el placer
físico de la presencia deseada, del incontenible estremecimiento
ante el ligero rozar de tu mano en la mía.
En nombre de la cultura y de la civilización me sacrifico.
Mi corona de gloria ¿quién me la dará?
Y me pregunto desgarrada si será civilización y grandeza o
mediocres remedos que la miopía colectiva endiosó.
No me atrevo a afrontarlos sin embargo.
Y dentro de mí, censuradas y seductoras, se suceden las
imágenes prohibidas y las sensaciones vedadas.
Sublimar es la consigna del día. El amor y la pasión, la
libido y el placer. En el altar de los valores supremos.
Sublimar aquí y ahora y mantenerse estoica y estúpidamente
Canción de cuerpoamor
a Tony Pina
Mi poema más largo
Te habré dicho alguna vez
hombre de cabellos espesos
y labios de incienso y miel
cómo el aire se enciende
cuando tu presencia
mágicamente me envuelve
y tu hálito fresco
de tamarindos maduros
acremente me embriaga
Te habré dicho alguna vez
hombre de ojos de luna
y cuerpo de animal salvaje
cómo mi deseo crece
cuando subo por tus piernas
de cañaveral sueltas al viento
para deshacerme jadeante
en tu vientre liso y marino
hecho de arenas y desiertos
Te habré dicho alguna vez
hombre de labios de caña
y ojos de brillo lunar
cómo se me enloquece la razón
cuando mis manos se deslizan
ansiosas provocantes maliciosas
por tu cuerpo de hombre
por tus músculos de mar
por tus fuentes de vida
Te habré dicho alguna vez
hombre de tormentas mil
y desasosiegos varios
que tú eres mi hombre
Cuando
desesperada
agito los brazos en las furiosas olas
de tu cerrado universo
you are my man
Cuando
insensata
convoco a dioses y tempestades
para calmar mi furia
tú eres mi hombre
Cuando
en éxtasis
cabalgo por las estepas agrestes
do tu cuerpo perfecto
bô ê nha ôme
Gotas de agua salada
surcan tus planicies
y te siento en olores distantes
de naranjas ácidas rezumantes
te siento en gustos de indias exóticas
misteriosas arabias
áfricas sin fin
y frías europas
Tú eres guinea
y eres berlín
tú eres praia
y eres salamansa
tú eres nicaragua
y eres mi hombre
Quiero tenerte en una pasión
con sabor a maracuyá
que me enloquece los sentidos
Quiero beberte en las cañas
que crecen desordenadas
en mi olvidado paúl
Quiero sentirte en las mangas
tropicales latinoamericanas
de sabores varios y delirantes
Por tu cuerpo de hombre
me hago y rehago
deshago y renazco
Por tus brazos de hombre
me entrelazo y trenzo
me acompaso y enloquezco
Por tu olor de hombre
me doy y me cambio
me vendo y me ofrezco
Tu es mon homme
En ti releo al ardiente Rimbaud
escandalosamente joven y predador
Por ti recreo al insano Buonarotti
precozmente vivo y delirante
Por ti revivo a Biko el africano
intensamente bello e insurrecto
Du bist mein mann
Tu cuerpo es mar tormentoso
donde encallan mis secretos deseos
Tu cuerpo es desierto ardiente
donde se pervierten mis sedientos sentidos
Tu cuerpo es puerto inseguro
donde se masoquiza mi ser
Tu cuerpo es vendaval furioso
donde se angustia mi alma
Tu cuerpo es cuerpo de hombre
donde desagua mi río de mujer
Tu es mon homme
Y en las noches de luna
beberé felina tu sangre
Y en las tardes tranquilas
acariciaré cariñosa tus cabellos
Y en las mañanas luminosas
contemplaré silenciosa tu rostro perfecto
Y en las rojas puestas de sol
–como solo nosotros vimos–
acogeré en mi cuerpo febril
el fruto ardiente de tu cuerpo
que me atraviesa y enciende
me fecunda, sosegada y serena
You are my man
You are my man
y cuando mi cuerpo renacido
sudorosamente repose sobre el tuyo
oiré el sonido distante
de un batuque primitivo
en los latidos de tu corazón
y en tu vientre liso y marino
abriré un claro en el bosque luminoso
donde danzaré
desnuda y voluptuosa
esa danza tan africana
de alegría
de amor
y de júbilo
Bó é nha ómi
Bó é nha ómi
Desagregación de ortodoxias
poema-manifiesto
A Mario Fonseca
Por prevenirme
No morí joven ni poeta
pero no quiero que mi sonrisa se desvanezca
y mi corazón deje de latir
No morí joven ni poeta
pero no quiero que mis ojos dejen de brillar
y mi alma envejezca
No es la juventud del cuerpo
lo que busco
ni el vulgar brillo de la belleza
lo que ansío
La fascinación me viene de lejos
de tan lejos
que olvidé el principio
La fascinación me viene
de todo lo que fue esperanza
desde el inicio de los tiempos
De las guerras que no mataron
de las revoluciones que libertaron
de los hombres y mujeres que dieron
de las utopías que triunfaron
y también las que fallaron
La fascinación me viene
de los momentos iniciáticos
que incendiaron el corazón de los hombres
De las revueltas de los esclavos
de los octubres del diecisiete
de las áfricas del sesenta
de los mayos subversivos
de los abriles
todos los abriles
y de las mujeres que se atrevieron
de las mujeres que hicieron
No morí joven ni poeta
pero no quiero que mi sonrisa se desvanezca
y mi espíritu envejezca
Quiero poder oír
para siempre
las canciones heroicas
que dieron sonido a las revoluciones
cantar los himnos
todos los himnos
de todas las épocas
de todas las gestas libertarias
Quiero poder
poner mis pies
cruzar los aires
cruzar los mares
conocer gentes
visitar pueblos
cantar independencias
y todo lo que huela a libertad
Qué me importa si
–al final–
ella (todavía) no es posible
lo que quiero abrazar
es la idea de tenerla
y poder cantar a abril
y cantar a las independencias
cantar el orgullo de ser Pueblo
cantar la gloria de ser Nación
Cuando todo lo que quedó
fue el rastro cansado de los pasos
en los caminos pedregosos de las montañas
cuando todo lo que quedó
fue el surco profundo de los pies
en las arenas doloridas de las playas
cuando todo lo que quedó
fue el gusto amargo de las desilusiones
por las que metódicamente pasamos
e metódicamente pasamos
No morí joven ni poeta
pero no quiero que mi alma envejezca
y mi corazón deje de latir
Quiero sí
que una rabia sorda me domine
y la tristeza se apodere de mí
a cada estertor de la niñez sin infancia
que solo vivió el dolor y la miseria
Quiero sí
que un odio desmesurado se acumule
y mi corazón lata desacompasado
a cada genocidio causado
por la guerra, por el hambre, por el sida
Quiero sí
que la solidaridad me llame
imperativa
cuando niños y niñas
mancos
tullidos
hambrientos
desharrapados
despojos de guerras sin gloria
obstruyan todos los caminos
Quiero sí
que mi espíritu
en infinita juventud
nunca se canse de creer
Pues todo mudó
pero mi alma permaneció intacta
de antígona por la justicia
de safo por la belleza
de ginga por la bravura
seré siempre
una mujer de octubre
una mujer de octubres
En mis venas
corre sangre misionera
que olvidó la razón de su combate
En octubre se hicieron las revoluciones
octubre es una revolución
soy una mujer de octubres
en un octubre que se perdió
y una revolución que no acabó
En mis venas
corre sangre misionera
en mi sangre
corre una revolución
que no perdió el sentido del ser
En octubre me haré misionera
cuidaré de niños y niñas desamparados
me ocuparé de las mujeres violentadas
calmaré a los ancianos abandonados
y cumpliré
al fin
mi destino peregrino
El ausente
A António Aurélio Gonçalves
Al amanecer la ciudad es invadida por grupos de mujeres
de rostro quemado y espléndidos brazos que cargan
en la cabeza balayos llenos de pescado.
A veces un único atún, enorme, de carne roja y piel brillante
les proporcionará, en gruesas tajadas, el sustento
para los innumerables hijos de padre desconocido.
Ellas invaden la ciudad con su conversación alegre y atropellada,
y la sonrisa cristalina y recia de mujeres
que no le tienen miedo a nada con tal de poder criar a sus hijos.
Invaden la ciudad y la hacen despertar alegre y descarada al son
de sus frescos pregones.
Y si la suerte ayuda, hoy no faltará en casa la sopa
caliente, el cuaderno para el hijo y, quién sabe, aquella
camisa amarilla tanto tiempo deseada, para ofrecer al
padre del próximo hijo… sin padre.
Vera Duarte nació en Mindelo, Cabo Verde, el 2 de octubre de 1952. Es poeta, narradora, ensayista y activista defensora de los derechos humanos. Licenciada en Derecho por la Universidad de Lisboa.
Ha publicado los libros de poesía: Mañana por la mañana, 1993; El archipiélago de la pasión, 2001; Oraciones y súplicas o cánticos de desesperanza, 2005; Ejercicios poéticos, 2010; Reinvención del mar, Antología poética, 2018; De risas y lágrimas, 2018; y Naranjas en el mar (Antología poética bilingüe, 2020). Autora del ensayo Construyendo la utopía, 2007; de La palabra y los días, Crónicas, 2013; de Inquietud y arrullos, microcuentos, 2021, y de las novelas: El candidato, 2003, La matriarca: una historia de mestizaje, 2017, y La Venus criolla, 2021.
Miembro de la Academia de Letras de Cabo Verde, de la Academia de Ciencias de Lisboa, y de la Academia Gloriense de Letras. Fue Ministra de Educación, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos y Ciudadanía, consejera del presidente de la República y Juez consejera de la Corte Suprema de Justicia. Integró organizaciones como Centro Norte-Sur Consejo de Europa, la Comisión Internacional de Juristas, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, la Asociación de Mujeres Juristas y la Federación Internacional de Mujeres Juristas. Fue condecorada por el presidente de la República con la Orden de la Medalla Volcán (2010); por el Gobierno de Cabo Verde con la Medalla al Mérito Cultural (2005); recibió los premios Consejo Norte-Sur de Derechos Humanos de Europa (1995); Tchicaya U Tam'si de poesía africana (2001), el Premio Sonangol de Literatura (2004), el Premio Femina a la Mujer Destacada (2020) y el Premio Literario Guerra Junqueiro, Lusofonias (2021).