Pedagogía para la vida nueva
Por: Damaris Román
En los procesos de creación poética nos hemos dado cuenta que existen dos dimensiones importantísimas para los procesos de transformación, resiliencia y sublimación: la endógena y la exógena.
Podríamos decir que la dimensión endógena es ese proceso del poeta como individuo, un camino íntimo y solitario; místico; sagrado, con una suerte de artesano en una conversación con aquella voz poética de su espíritu que lo lleva a usar sus manos y a tejer la filigrana de sus palabras. Cuando su poesía es honesta, esa tarea de tejer aquellos hilos de oro son un hermoso trabajo que puede ser doloroso, terrible y agotador, aún más cuando el poeta se sale del confort y aborda tópicos dolorosos como la guerra y la miseria, embelleciendo y transformando la fealdad del mundo y su sufrimiento como resultado de un acto liberador.
En la dimensión exógena de la poesía podemos hablar de los procesos colectivos a través de las escuelas, talleres, encuentros y acciones públicas que se relacionan con la poesía. Aquí es importante esa labor artesanal colectiva. Tejer la filigrana de la palabra con otro para los otros y de los otros hacia el individuo a través de flujos internos y externos, movimientos vitales como sístole y diástole en el corazón. Y es aquí cuando podemos pensar en la utopía de la paz total, como ese ritmo vital que se da por esos dos procesos endógenos y exógenos, conscientes de que las acciones del individuo repercuten en su entorno y lo que suceda en el colectivo tiene implicaciones en el individuo, además de la capacidad que tenemos para reconfigurar esas dinámicas. Los poetas y educadores somos artesanos y cultivadores, ese es nuestro papel en la paz y en la pedagogía para la nueva vida: tejer, sembrar y cosechar con otros la semilla del amor por la vida en pro del bien común, a pesar de que la codicia y el odio haya envilecido los corazones de quienes insisten en perpetuar la muerte y la miseria.
El Festival Internacional de Poesía es una gran liturgia poética, un convivio, en el que podemos sentir el resultado de esa palpitación vital endógena y exógena de la tierra; en su trayectoria y trabajo arduo para congregar poetas de diversos países, culturas y razas; integrando también a niños y jóvenes de la escuela de poesía Prometeo, un hermoso programa que ha llegado hasta zonas apartadas y en situación de vulnerabilidad, que ofrece una alternativa de pensamiento reflexivo, creativo y sensible a la violencia; hasta la construcción de un público con una escucha atenta, más un equipo humano y colaboradores que se integran a esta vibración poética.
Es en los encuentros con la otredad donde podemos reconocernos como individuos en relación y construcción con otros, en diálogo de saberes y experiencias, en relaciones de alteridad; empatía; compasión y solidaridad para hacer del mundo un hogar habitable en armonía con la diversidad, en respeto y amor por otras culturas y especies, en respeto y amor por el hogar común de la humanidad: nuestro planeta tierra.
Es por todo lo anterior que es necesario reconocer nuestra sombra, revisar detenidamente nuestro lugar en el mundo, saber que en tiempos difíciles lo único que nos puede salvar son las acciones de amor que ayudan a resistir y a continuar, no la indiferencia y el egoísmo miopes a cerca de las injusticias. Detenernos a pensar de quiénes o de qué somos portavoces, y si la paz es un estado del alma ¿cómo estamos transitando hacia ese estado? O si la paz es un estado de bienestar y armonía ¿qué acciones se están llevando a cabo para lograrlo? Es necesario revisar también cuál es la semilla que han sembrado en nuestros corazones y que estamos plantando en otros o si es necesario limpiar la maleza que impide que se desarrolle libre y amorosamente para que seamos conscientes de que hacemos parte de una gran red de filigranas: el micelio palpitante que el mundo necesita para una la paz duradera.
Damaris Román nació en Medellín en 1978. Es licenciada en artes escénicas y estudió escritura para medios audiovisuales. Es directora artística, actriz, narradora y dramaturga. Cofundadora del colectivo Los Parias de la Palabra. Ha recibido varios estímulos de la secretaría de Cultura de Medellín por sus obras. Ha participado en diversos espacios culturales y en La verbena literaria de la Fiesta del Libro de Medellín. Publicó su libro Subciudad, en 2020, y fue invitada al Festival de poesía La Luna con Gatillo 2020 (Monte Hermoso/Argentina), en 2021 al Encuentro de Escritores y Artistas M.I.E.L y en el Festival Internacional de Poesía Génova/Italia 2022. Sus escritos y poemas han sido publicados en antologías digitales e impresas. Tuvo una mención de honor con uno de sus escritos en la XIV publicación del libro Voces y Silencios 2020, y un reconocimiento al aporte de la cultura en el municipio de Caldas, Antioquia. Ha organizado diversas veladas artísticas y poéticas nacionales y binacionales en Medellín.