Migración desde la muerte a la vida
Por: Fernando Rendón
Comité Coordinador de WPM
No ha sido suficiente el último millón de años de evolución, ni más de 7.000 años de civilización sobre la Tierra, para que los seres humanos comprendamos la naturaleza autodestructiva de las guerras y de la expoliación, y las fatales consecuencias de la miseria material y espiritual. Muchos gobernantes se han opuesto a construir acuerdos necesarios para que nuestra especie, y todas las formas vivientes, podamos sobrevivir a la amenaza que entraña la desavenencia mortal. No son desconocidas para nadie las probabilidades de extinción de toda vida.
Pese a los esfuerzos que se hacen en muchos lugares, el deterioro visible de la naturaleza avanza y el desierto invade lugares poblados por la fresca y brillante vegetación. Especies animales disminuyen en número, y muchas de ellas desaparecen. Es también evidente el deterioro de la vida humana. Las cifras de la pobreza extrema crecen, y también los índices de cobertura insuficiente de los servicios de salud, educación y vivienda. Los presupuestos destinados a la cultura descienden en muchos países. La situación global se ha tornado más grave por los efectos de la reciente pandemia, en un mundo habitado ya por ocho mil millones de personas. Frente a este cúmulo de problemas, originados por el capitalismo, no hay una solución a la vista. Pero debemos intentarlo todo.
Este es un tiempo en el que se reconoce la diversidad de los pueblos y las etnias, de las creencias, de las convicciones y de los géneros, y cuando se visibiliza más la extrema diferencia entre los humanos, es necesario que la humanidad diga basta en su obsesiva carrera hacia la muerte. El mundo está muriendo. La Tierra está reaccionando al caos y lanza una advertencia constante a esta especie que se ve enfrentada al espejo de su propio fin. No hay un dios que pueda salvarnos de nosotros mismos.
No podemos seguir resolviendo las diferencias volviendo pedazos al enemigo.
Es la hora de volver al tiempo de la unidad en las semejanzas esenciales. Debemos regresar a un pensamiento y a una acción profunda en búsqueda de la paz y de la reconciliación, para que la supervivencia de la vida se haga posible sobre el planeta.
Y para esto, será necesario que apelemos al recurso más olvidado: la poesía, el lenguaje y la acción renovadora del amor, que es el recomienzo, el volver a la Tierra originaria, el volver a la raíz y al principio de todo lo viviente, desechando el vano espejismo de la aniquilación.
El Movimiento Poético Mundial -WPM- convoca a su primer Congreso, a realizarse en Medellín y en Caracas, en julio de 2023. Estamos llamando a todos los poetas del mundo a crear comités del Movimiento en cada país, en cada ciudad, en cada municipio, en cada aldea, acercando a los artistas, a los pensadores, a los luchadores por la defensa de la Tierra y de la vida, a los defensores de derechos humanos, a los pacifistas, para unirse y luchar juntos, con amor y con responsabilidad hasta recobrar la vida, para llamar a las energías de la existencia a rodear y abrazar la recuperación del espíritu humano, de su sed de vivir; a la unidad en la solidaridad de la justicia social cumplida, en el hermanamiento de las naciones y de los pueblos, de los hombres y mujeres, hechos todos de diferencias pero también de semejanzas y de hondas identidades.
El Movimiento Poético Mundial desarrollará congresos preparatorios en África en enero, en Asia en febrero, en marzo en Europa y en abril en América Latina. Estos congresos se celebrarán de manera virtual y serán organizados por los comités de coordinación en los diversos continentes.
La unidad de los poetas y los artistas del mundo, de las fuerzas progresistas y humanistas anticapitalistas, las inmensas energías del planetariado, y la lucha amorosa y ardiente de los pueblos harán posible la transformación de esta historia adversa, desde el proceso de desintegración que vivimos, hacia el cambio de la vida, configurando una unidad más elevada de la humanidad, para deshacer de nuevo los pasos, desde la muerte, hacia la vida radiante y liberada.
