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Poesía: maestra para un mundo sin conflictos

Fotografía de Yannick Tsamene

Por: Mpesse Geraldin

El rol de la poesía en la vida del ser humano no es más demostrable. Es un verdadero instrumento de cohesión social, una herramienta de lucha constante contra los males sociales. Desde este punto de vista, se puede convenir con Gabriel Celaya que “La poesía es un arma cargada de futuro”. Pero esta aserción puede parecer impertinente para los que se niegan a conceder a la poesía su mérito de verdadero camino hacia la paz. Si éstos se reservan el derecho de aceptar el carácter transformador social de la poesía, puede ser que en algunos lugares del mundo la presencia de la poesía sea menos perceptible. Significa que en aquellos espacios (continentes, países, pueblos, etc.) ni el poeta ni el pueblo tienen derecho a la palabra. En este caso, la poesía desempeña un rol puramente de evasión. Ahora bien, en otros rincones del mundo, como en América Latina, por ejemplo, con el americanismo literario, se ha notado y se sigue notando la transformación de la sociedad mediante de la palabra.

El poder de la poesía no es tan inmediato como el de los cañones; un poema actúa lentamente en los seres humanos, porque los edifica, esto es, la poesía contribuye en la transformación del pueblo, de la sociedad hoy y mañana. En esta perspectiva, Jairo Guzmán acierta que “un poema no solucionará la crisis de la paz y de la libertad, pero un poema es conductor del espíritu libertario que es necesario mantener vivo, como un fuego funcional y lustral que se esparce en cada ser humano”.

La dicotomía guerra/poesía refleja una oposición tremenda. Es evidente que la primera noción alude a la destrucción y la secunda milita por la construcción. Dicho de otro modo, la guerra separa mientras que la poesía une. Asi, queda claro que la poesía es el lenguaje común de la humanidad. Esta aserción subraya que los que optan por la destrucción no tienen ningún sentido de la vida, a lo mejor trabajan para la industria del caos.

Para la resolución de muchos conflictos en el mundo, incluso los más sangrientos, la poesía y los poetas han desempeñado y siguen jugando un papel preponderante para el restablecimiento de la paz. El caso de Camerún es patente con la crisis anglófona y la era del terrorismo con la facción de Boko Haram. No se puede decir que estos conflictos deben sus aboliciones a la poesía, pero es cierto que la voz de los poetas ha llegado a educar la población para este propósito; de ahí la función pedagógica de la poesía. En tiempo de crisis, el poeta se convierte en un maestro para despertar las conciencias a los hombres en torno a la situación vigente. Durante este periodo tumultuoso, poetas, slamers y cantantes lanzaron varias peticiones, organizaron noches de lecturas, iban a las escuelas a charlar con alumnos, salieron a las calles a leer contra la guerra y el terrorismo, publicaron libros individuales y antologías para la paz. Es en esta perspectiva, que el poeta camerunés Jean-Claude Awono escribió un libro de poesía titulado A la altura de la sangre, el cual se lee y estudia en el ámbito escolar. Estudiando este libro, el niño va integrando que la guerra, como lo estipula Mazouz Hacène, “Es obra de la estupidez humana”.

En realidad, se trata de inculcar la noción de poesía a los estudiantes, dado que son ciudadanos del mundo. Por ello, inculcarles el espíritu poético hará de ellos verdaderos embajadores de la paz. Para hacerlo posible, tenemos, nosotros los poetas, que seguir hablando de la poesía a los más jóvenes. Y esa actitud tiene que llevar a los hombres a alejarse del espíritu de los conflictos armados y del odio. De hecho, no se debe decir más que “Quien quiere la paz se prepara para la guerra”. De antemano, se debe decir que quien quiere paz tiene que cultivar el espíritu de paz, esto es, la tolerancia, la aceptación de su alter ego. Los hay que podrían tomar esos argumentos por falsos, dado que es difícil hablar de paz en un mundo donde los hombres se vuelven cada vez más adictos a la violencia; y las grandes potencias no cesan su loca carrera hacia el armamentismo. La única cosa para salvar el mundo de la guerra es promover la paz, porque los conflictos emergen en el espíritu de los hombres.

Dicho eso, se trata de poner de pie una nueva dinámica para que los alumnos se interesen cada vez más por la poesía y el arte. Se trata de vulgarizar la visión reconciliadora de la poesía en los institutos y las universidades, porque estas instituciones son lugares donde se plasma el espíritu humano, donde se inculcan valores de ciudadanía. A Grosso modo, esta manera de considerar la poesía, es en realidad un acto pedagógico salvador, es decir, un camino hacia la paz total.


Mpesse Geraldin nació en Evodoula, Camerún, el 31 de mayo de 1991. Es poeta, escritor, traductor, docente de español y fundador y director de la revista cultural Lepan África. Obtuvo una licenciatura en lengua y lingüística española por la Universidad de Yaundé. Escribe en francés, en eton y en español. Muchos de sus textos están traducidos al inglés. Autor del libro de poemas El grito de dolor, 2016, sus poemas y relatos han sido publicados en numerosas revistas y antologías literarias en África, Hispanoamérica y Europa.

Es Coordinador de WPM en Camerún. Participó en el taller de escritura organizado por Bakwa en 2019 en colaboración con la Universidad de Bristol. En 2020, fue invitado a la primera edición de la Feria del libro del Lycée Fustel de Coulanges. El mismo año, participó en muchos festivales internacionales de poesía (virtuales): Festival Internacional del Norte Poesía en Tránsito, Festival de poesía de Guyaquil Ileana Espinel Cedeño, Festival Internacional de Poesía Amada Libertad, Festival Internacional de Poesía México, entre otros. Socio de la asociación literaria CLIJEC, desde 2015 es uno de los coordinadores del African Festival of Emerging Writers (FESTAE).

Última actualización: 13/07/2023