Palabra dulce y poéticas ancestrales en la protección de la biodiversidad

Por: Nataly Domicó
Una mirada de los pueblos originarios
Damos gracias a nuestra Madre, la Tierra, pues ella nos ofrece todo lo que es necesario para la vida. Sostiene nuestros pies al caminar. Nos alegramos de que siga cuidando de nosotros, como ha hecho desde el principio de los tiempos. A nuestra Madre le enviamos agradecimiento, amor y respeto. Ahora nuestras mentes son una sola (Kimmerer, R. p.128) (1)
Palabra dulce, así llamamos los pueblos originarios a la poesía, es un principio de vida, que conectado con la observación y el silencio, hacen que el ser humano desarrolle habilidades de comunicación con la naturaleza, posibilitando el aprendizaje de los lenguajes misteriosos de ella. La palabra dulce o poesía, es el arte de comprensión y entendimiento de lo sutil, de lo invisible, de lo indescriptible, que constantemente encontramos en las relaciones con los seres vivos y todos los elementos con los que interactuamos. Esta comunicación está basada en una relación de reciprocidad, en donde el humano es criado por la naturaleza y ésta es cuidada por el humano; al asumirnos como hijos, nuestro accionar está encaminado a protegerla, embellecerla y amarla, se teje así una relación madre-hijo, que al pasar el tiempo crea múltiples interacciones que se expresan a través de los cantos, las danzas, la música y ofrendas literarias, para agradecer cada aliento de vida que nos brinda la madre naturaleza.
Así lo describe el mayor Manuel Quintín Lame, fundador del Movimiento Indígena en Colombia.
¨Aquí se encuentra el pensamiento del hijo de las selvas que lo vieron nacer, se crió y se educó debajo de ellas como se educan las aves para cantar, (...) para hacer uso de la sabiduría que la misma Naturaleza nos ha enseñado, porque ahí en ese bosque solitario se encuentra el Libro de los Amores, el libro de la Filosofía; porque ahí está la verdadera poesía, la verdadera filosofía, la verdadera Literatura (...) (2004:148)¨
La tierra es quien nos ha educado desde el momento de la concepción, nos sustenta para suplir todas las necesidades básicas materiales, pero además nos posibilita el crecimiento espiritual, fundamental para desarrollarnos como seres humanos. De esta manera, la poesía se convierte en la vía para interpretar la sabiduría de nuestra Madre, es la expresión en donde nos permitimos entender los mensajes de las aves, los ríos, los árboles, las flores, y de cada elemento existente. También, los sabios y sabias utilizan la poesía para enseñar las historias de los orígenes que son las bases que sostienen la existencia de nuestros pueblos.
¿Cómo está la relación de los seres humanos con la Madre Tierra?
Nos hemos olvidado de ser buenos hijos, ignoramos esta conexión y ha reinado la visión de ver a la tierra como mercancía. Se explotan sus riquezas, se secan sus ríos, se extrae su sangre (petróleo), se contaminan sus suelos, y al ser destruida la madre, nosotros sus hijos también nos afectamos. Por lo anterior, la poesía ha sido vital para recordarnos esta relación de reciprocidad, en la oralidad que se expresa por medio de la poesía, se resguarda la sabiduría que existe en este vínculo. Cuando un sabedor o sabedora comparte su conocimiento ancestral, lo hace a través de la palabra dulce, rememorando que para mantener la vida de todas las especies debemos volver a conectarnos con lo esencial; ser buenos hijos y cuidar a la madre.
La crisis climática es el resultado del mal comportamiento de los hijos de la tierra, los hermanos menores dicen los Mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta, refiriéndose al hombre blanco o mestizo, cabe resaltar que no es una expresión generalizada, pues sabemos que no todos los hombres blancos están promoviendo este caos ecosistémico, es parte de la población que basa sus principios en el desarrollo capitalista, la que descuidó su responsabilidad con la madre, dicen los mayores de la sierra, que al hermano menor no se le enseñaron los principios del cuidado, al nacer desconectado de su origen, desconocieron que todos tenemos esa madre mayor, que todos somos hermanos.
La labor que han realizado los pueblos originarios desde su conocimiento ancestral ha sido vital para la conservación de la vida, un estudio que realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en el 2018 expone que el 80% de la biodiversidad existente en el mundo se encuentra en los territorios habitados por los pueblos originarios que habitan en cada uno de los continentes, toda esta labor se sustenta en el conocimiento ancestral, que sin ser validado por el conocimiento científico ha mantenido la existencia de la poca diversidad biológica de la que aún podemos gozar. La trasmisión de estos saberes de generación en generación, ha posibilitado que estos conocimientos se mantengan, nuevamente la poesía ha sido el camino para que estas sabidurías sean enseñadas y recordadas, resguardando conocimientos importantes para la armonía y salud de los pueblos y el ambiente.
La transmisión de las prácticas bioculturales, ha sido afectada por una multiplicidad de fragmentaciones, como el desarraigo, el pensamiento hegemónico que se imparte en la educación occidental, la presencia de grupos armados propagando la guerra, los proyectos de desarrollo basados en extracción de recursos minero-energéticos, todos impuestas de manera violenta en los territorios indígenas, ocasionando una pérdida invaluable de las prácticas culturales asociadas a la conservación de la biodiversidad. Lo que está ayudando a reconstruir y sanar estas injusticias es la organización política, el arte, la palabra dulce, entre otras manifestaciones. Hemos entendido que la historia la debemos volver a escribir desde la poética ancestral que aún se encuentra en las medicinas tradicionales y en las memorias bioculturales que todavía conservamos.
La poesía, así ha cumplido un papel fundamental en la custodia de estos saberes, pues el poeta entiende que un árbol tiene memoria, la piedra, la montaña, las medicinas ancestrales, los sabios y sabias, toda la naturaleza nos está compartiendo esas enseñanzas. Es cuestión de aprender a observar, escuchar y luego emerge de manera genuina la palabra dulce.
La poesía nos ha ayudado a sanar las heridas de la guerra. Las violencias no pueden seguir siendo el centro de las narrativas, es hora que a través de la escritura poética promovamos la dignidad, la justicia, la esperanza, construyamos nuevas posibilidades de paz para los territorios, que sea la poesía que nos recuerde ese origen y desde ahí volver con cantos, música y artes a sanar y cuidar a nuestra madre tierra. Seguimos los pueblos aquí, amando la naturaleza, siendo buenos hijos e hijas para dejarle una buena casa a las semillas que vienen germinando.
1. Del libro "Una trenza de hierba sagrada: Saber Indígena, conocimiento científico y las enseñanzas de las plantas".
2. Medico tradicional.
3. Los indígenas guardan el 80 % de la biodiversidad, el resto la hemos exterminado . https://news.un.org/es/audio/2018/04/1432172
Bibliografía:
-Corrales, E (2005) Los pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas. Revista Colombiana de Educación, núm. 48, enero-junio. pp. 204-213.
Kimmerer, R (2015). Del libro¨ Una trenza de hierba sagrada: Saber Indígena, conocimiento científico y las enseñanzas de las plantas¨. Capitán Swing Libro, S.L-Madrid- España.