Mircea Dinescu, Rumania
Por:
Mircea Dinescu
Traductor:
Darie Novaceanu
Subían a la hoguera como si fuera la diligencia del atardecer,
en la primera posta
Dios les esperaba disfrazado de fondista,
todo era gratis: divertimento – la muerte,
los amigos traían montones de enjutos…
Ahora, viajando por el sur de las latas,
con la inquisición en la sangre como un hereje pagado,
curado de la rebeldía por el dulce vaho de la sopa,
todavía tengo esperanza en el empolvado tren provincial
el que decía “personal”, como si fuera mío,
el chamuscado tren que tosía entre las estaciones
por cuyo amor me comería yo mismo los carbones,
entre imaginación y humildad
vacilando, vacilando, vacilando.
A su disposición
La desgracia anda por el barrio en mi camisa anaranjada,
y los amigos la saludan distraídos,
mientras que yo, ordeñador de los zeppelines
extraviados en el cielo de entre las guerras,
les contesto agitando los cubos de lata
encima de la muchedumbre rabiosa
que da voces me señala con el dedo y me insulta:
«este individuo huye de la realidad»
«¿por qué te has encaramado, señor,
qué estás insinuando,
qué más quieres con la leche de zeppelin?»
«un médico seria muy oportuno
para enyesarte la imaginación»
«cabrones»
«fuera»
«¿tienes permiso?»
Al final he tenido que bajarme.
Estaba harto de ser joven.
En el hospital cinco médicos desencajaban los ojos
mirando a través de mi muerte como por una ventana.
Uno de ellos me ha golpeado en el pecho.
Le he invitado entrar aunque hace tiempo
que no vivo dentro de mí.
«Tanto mejor, me ha dicho, podemos alquilarte.»
Heme ahora, a su disposición:
barato, confortable,
ansioso de verles jugar
mi camisa al azar de los dados.
De Antología de la poesía rumana contemporánea (Editorial Elion, Bucarest, 2000).
Monólogo con un ratón
Para llegar al castillo
tomo un coche sucio,
que parece movido por un fuelle de acordeón
en el que sopla la alegría de los gitanos.
En sus miradas
la civilización marginada está decantando
el menosprecio puro:
el cuchillo no pregunta cómo te llamas,
el vino agrio y el olor de boñiga sobre las botas
prestan a las injurias un tono de saludo familiar.
Su pobreza no es estremecedora (prueba de ello
es el vuelo bajo de la cigüeña que busca su nido),
no tienen iglesia porque lo saben todo sobre sí mismos.
Hechizados como conejos,
bajo la luz del crimen,
tienen tiempo para echar sobre la ciudad
un puñado de churumbeles cantaores.
Estoy viviendo en una especie de cocina
de un castillo legítimo,
soy una persona ridicula: llevo metáforas
con la carretilla,
cazo un ratón con la boina para hablarle
pero él se muere de corazón
porque no me aguanta
el amor o el aburrimiento,
la soledad o el canto.
De Antología de la poesía rumana contemporánea (Editorial Elion, Bucarest, 2000).
Mircea Dinescu nació el 11 de noviembre de 1950) es un poeta, periodista y editor rumano. En 1976 entró en la redacción de la revista literaria "Romania Literara". Debutó como poeta a una edad muy temprana, publicando sus primeros versos, Destin de Familie [Destino de una familia] en 1967, a los que siguió, cuatro años más tarde, un libro de poemas titulado Invocatei nimanui [Grito de nadie]. De 1971 a 1989 su producción literaria fue intensa, y ganó tres premios de la Asociación de Escritores Rumanos.
A finales de 1989 publicó una de sus obras más importantes: O betie cu Marx [Un trago con Marx], traducido a varios idiomas. Cofundó la Academia Caţavencu, la revista satírica rumana más famosa. Dinescu fue nombrado Comandante de la Orden de la Estrella de Rumania. En 1991, se convirtió en Miembro Honorario de la Universidad de Augsburgo. nvirtió una parte del dinero que ganó con los libros publicados en agricultura, su patrimonio produce el vino que se vende con el nombre de Vinul Moşierului ("Vino del propietario").