Antonio Carvajal, España
Por: Antonio Carvajal
Madrigal de otro estío
Dudé si compararte
con la nube o la luna:
Agua fugaz para mi sed, caricia
de luz distante en sombra íntima y única.
Ramas cansadas, últimos delirios
esperaron en vano que la antigua
costumbre de los astros me alumbrara;
dádivas de la nunca
previsible constancia de los meses
mi sien tocaran con sus manos húmedas.
Toda mi piel gozó tu piel un día,
toda mi noche se encendió en tu púdica
palabra sin futuro.
Sé que un agua
de juncias densa y claras se me oculta
y me llama y no sé si de mi sed
se burla o, para ser, mis labios busca.
Compararte pudiera a los oasis
-no a la nube inconstante, no a la luna
mudable-, pero sólo oigo mis pasos,
no de tus palmas la envolvente música.
A ti, siempre alegría
Es el pagaros gloria tan subida
que cuanto más os pago, más os debo.
A ti, siempre alegría
si jazmín amanezcas
o canario en la jaula
de mi ventana seas.
Pero más si tu cuerpo
en mi amor se concreta,
de una herencia celeste
suavísimo albacea.
Mucho más cuando carne
de mi carne te entregas
y ante tus labios pálidas
son todas las anémonas,
si luna, porque clara;
si mar, porque serena;
si vegetal, por ser
prisión para la estrella.
Pues te debo alegría
y esperanza y certeza
y ser quien soy sin ti
no puede ser sin mengua,
tómame por rehenes
de mi amorosa deuda
y canario en la jaula
de tu ventana sea.
Y todavía, entonces,
¿cómo no te debiera
el alpiste y el agua
y la lechuga tierna?
Tenme como un jazmín
silvestre que, a tu vera,
se nutra de suspiros,
mi amor, mientras sesteas.
A veces el amor tiene caricias...
A veces el amor tiene caricias
frías, como navajas de barbero.
Cierras los ojos. Das tu cuello entero
a un peligroso filo de delicias.
Otras veces se clava como aguja
irisada de sedas en el raso
del bastidor: raso del lento ocaso
donde un cisne precoz se somorguja.
En general, adopta una manera
belicosa, de horcas y cuchillos,
de lanza en ristre o de falcón en mano.
Pero es lo más frecuente que te hiera
con ojos tan serenos y sencillos
como un arroyo fresco en el verano.
Como carne apretada a nuestros huesos...
Como carne apretada a nuestros huesos
nos envuelve el amor más solo y puro,
que, apartados del mundo y su conjuro,
vivimos un festín de fiebre y besos.
Este recinto prieto, donde presos
unánimes nos damos un seguro.
este campo solar y nido oscuro
abona en gracia vida y embelesos.
Contagiados de mundo, sin embargo,
lucha es la vida con caudal de grito,
y a veces un sollozo y un letargo.
Y es que el dolor destroza nuestro mito
y el dulce amor nos sabe tan amargo
como la sed de un páramo infinito.
Duérmete ahora, sentimiento mío...
Duérmete ahora, sentimiento mío.
Déjame en esta paz que me regalan
la silenciosa habitación, las suaves
luces, las tenues llamas.
Ya sé que ayer fue dura la congoja
y no sé cómo el corazón mañana
soportará romper con estos lazos,
con estas quietas brasas.
Pero no me perturbes esta noche
en que mi terca sangre se acompasa
al fluir de otras vidas más serenas,
al soplo de otra gracia.
Y tú, indiscreto pensamiento mío
pájaro equivocado de sus alas,
duerme también y deja que la noche
me abrigue, limpia, el alma.
De "Miradas sobre el agua"
Ebriedad de sol
Vente conmigo a esta caliente fosa,
al hueco en que un arcángel nunca anida:
es foso de leones o manida
de sangre, no de pétalos de rosa.
Aquí los huesos silban, y qué hermosa
es su canción de besos y de herida.
El relámpago apenas tiene vida
en tanta huesa amante y cavernosa.
Ay, ven conmigo. Duérmete a mi lado.
El gusano no puede con el sueño,
vino es la muerte de metal fundido.
Tierra en la tierra ya, nuestro costado
será un arpa que tañe el Sol -su dueño-
para darle al Amor nuestro sonido.
"Serenata y navaja" 1973
Antonio Carvajal (Albolote, Granada, 1943), poeta y profesor titular de métrica en la Universidad de Granada. Es considerado uno de los poetas mayores de la actual poesía española contemporánea y su obra se inscribe dentro de la llamada Generación del 70. Obra: "Tigres en el jardín" (1968), "Serenata y navaja" (1973), "Casi una fantasía" (1975), "Siesta en el mirador" (1979), "Sitio de Ballesteros" (1981), "Servidumbre de paso" (1981), "Del idilio y sus horas" (1982), "Extravagante jerarquía" (1983), "Después que me miraste" (1984), "Del viento en los jazmines" (1984), "Noticia de septiembre" (1984), "Enero en las ventanas" (1986), "Rapsodia Andaluza" (1994), Madrigales y endechas. Zamora: Lucerna, 2001; Los pasos evocados, Madrid: Hiperión, 2004; Diapasón de Epicuro. Huelva: Fundación el Monte, 2004. Col. "Cuadernos literarios La Placeta"; Una canción más clara. Palencia: Simancas ediciones, 2008. Col. "El Parnasillo"; Cartas a los amigos. Málaga: Publicaciones de la antigua imprenta Sur, 2009. Col. "El castillo del inglés"; equeña Patria Huida. Valladolid, 2009. Col. "Maravillas concretas, n.º1". Dedicado a Jesús García Calderón; Un girasol flotante. Oviedo, 2011entre otros.