Elsa Cross (México)
Por: Elsa Cross
VI
Gravitación
hacia la arena donde habitas
al borde de mis sueños más antiguos,
tras edades que acumularon sus arcillas,
marfiles,
soldaduras de bronce-
todo el desecho de esos pueblos que acampaban
no lejos de las playas.
Los murmullos del mar entre los médanos,
el cielo incandescente con sus cobaltos crudos.
Arenas,
hierbas sin oficio en los declives.
Estrella abierta a la ventura franca de los mares.
Lunas serpentinas en el agua.
Y al cabo de las horas
todo el frescor del mar con sus sales decantadas.
Una ciudad sepultada en la arena,
perdida
bajo la ola inmensa y negra,
como lengua de dragón.
Si allí la noche nos fuera a devorar,
qué tumbo incierto,
qué túmulo de tanto sentimiento,
tanto amor sepultado.
Tanto amor.
Y preguntamos si en vano abrió sus alas,
si en vano quiso hallar en un estanque
su reflejo-
Alzó tras de las nubes un vuelo enloquecido,
rompiendo todo lazo,
desprendiéndose ya de toda tierra
para arder en el aire.
De Poemas escogidos 1965-1999
Amor el más oscuro I
Aquí comienzo a amarte,
en estos muros clarísimos,
en esta ciudad cálida al tiempo de las lluvias.
(¿Dónde estás ahora,
esta primavera tarde que pienso en ti?
¿Dónde estás, ignorándolo todo?)
Aquí te descubro
inalcanzable y triste.
Dime qué pasos te trajeron a estas tierras,
cómo abandonaste tu gracia de elegido,
tu ministerio de humildad;
qué suplicios te agobian desde entonces
que violentan tu rostro
y vierten en tu voz la nostalgia y la ira.
Dime en qué forma eres vulnerable
o ganas la lucidez en un momento.
Qué caminos dejaste,
qué expiación te vence y te despoja,
qué caminos seguiste para llegar aquí,
desconocido y hermoso,
donde yo te amo.
Amor el más oscuro II
Viene la melancolía del principio,
días de incertidumbre y sueño.
Vienen sólo distantes tu risa y tu perfil
y abarcan mi deseo
y me vuelcan a tu rostro,
a tu vehemencia contenida.
Ya siento de algún modo
tus manos previstas de ternura
conduciéndome,
olvidándome,
dejando a medias para siempre mi destino.
Sé que otra vez me cercará la calma,
la soledad llena de amor,
tu nombre.
Quiero pronunciarlo tantas veces
como días tendré después
para perderte en la memoria.
Pero qué lograría apartarme
si muestras la misma angustia que sustento,
la soledad de idéntico linaje,
la imperfecta voluntad de amor.
Para reconocernos
baste la oscura nostalgia socavándonos,
baste nuestra olvidada condición de amantes,
vocación de locura,
celda,
fuego.
Maldigo desde ahora
tu cuerpo cerrándome el abismo.
Sean el tedio y la tristeza,
sea apacible y humana tu mirada.
En este momento te amo para siempre
y van mis pasos hacia ti
para cumplir tu voluntad.
Amor el más oscuro III
A la desventura voy.
Algo en mí cada día te reconstruye
y me devuelve tu imagen.
Algo me lleva al lugar prohibido
en que te encuentras,
sitio que jamás debió tocar mi pensamiento.
Qué maleficio me extravía
y me oscurece todos los caminos.
A la desventura voy
y no quiero virtud que me confunda,
no quiero fortaleza ni mesura
que me aparten de ti.
Sean desoídas mis palabras
y viéndote
me sea dada tu menor ausencia.
De Ultramar
Aparece tu rostro...
Aparece tu rostro.
Se hunde en leche,
como el Cordero bienhallado
en los Misterios.
El fuego se acerca sin tocarnos.
El azul es más intenso
que la ebriedad creciendo hacia las islas.
Tembloroso,
como detrás de humo,
aparece tu rostro.
El caracol mezcla el mar
al propio estupor
en el oído,
oleaje donde navegan
islas de la conciencia,
destellos-
Ultramar.
Movimientos del muslo y la cadera
esbozan al tiento
una danza.
El mar se extiende
en olas que no rompen.
Movimiento-
la última vocal
reverbera en el oído.
El mar se extiende
más allá del tiempo
inamovible.
Temblor,
eco del movimiento--
calla
y nos habla
en su lengua otra,
parecida a ese incendio de adentro,
juega y se difunde
hasta aquietarse en un rayo vertical.
Omnipresente,
lenguaje del tacto sin manos.
De El vino de las cosas
Canciones del Egeo
1. Amorgós
Para Leonora y Pere
La tarde brilla en el vino
y en el mantel mojado
en palabras que sabemos
y no decimos
en el canto ambulante
y las cuerdas que rasga
en el jardín del templo
y la boda que empieza
en el sol que se acuesta
con el agua
2
A la mañana
la huella de tu oreja
ha tatuado en mi hombro
un caracol
Sus trazos paralelos
se separan
hacen de su voluta
un corazón
En su espiral de espuma
se detiene
el eco de tu voz-
ebullición
3
Toma el silencio la forma
de tus manos
La mañana se abre en la terraza
con el tajo del sol.
Extiende su brillo hacia la higuera
y se mece en el aura
de tu olor
Toma el aliento la forma
de tu nombre
Va subiendo sin peso la mañana
va cobrando color
Se enciende como las barcas a lo lejos
bajo el cuidado mínimo
del sol
4
Como las aceitunas
tus ojos
negros
y en cada gota de vino
tu beso
entero
5
Prendida de tu ala
me pierdo de claridad
De la barranca suben buganvilias
como del sueño esas vides moradas
transparencias
Prendida de tu ala
cruzo la o3curidad
Y brillando entre el mar y la montaña
como faros diminutos nos saludan
las luciérnagas
6
Langada
Para Nikos Vasalos
Pasa un rayo de sol
por la copa de vino
y danza en la hoja
donde escribo
Traza notas que van
y vienen
y se detienen
giros que van y vuelven
y se devuelven-
igual que sobre el mar
una gaviota
pequeña mancha blanca
en la página viva
donde ola tras ola
escriben también
y borran
la antigua historia
7
Al pie del promontorio
un ciprés entre olivos
Ropa tendida
tan blanca
como las tumbas a lo lejos
o el fantasma del viento
en los molinos
8
El gran estruendo rompe las palabras
Se dispara el sentido
-sólo queda un vaivén
oleaje de los amantes
un punzar en la vértebra
un esplendor furtivo
La gran marejada nos envuelve
nos anega en su fondo
-sólo queda un latido
México-Grecia, 1995-2000
Elsa Cross nació en ciudad de México el 6 de marzo de 1946. Poeta, traductora y ensayista. Obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Algunos de sus libros de poesía publicados son: La dama de la torre, Canto malabar, Pasaje de fuego, Espejo al sol, El diván de Antar, Jaguar, Moira, Gobierno del Estado, Instituto Chiapaneco de Cultura, (1993); Poemas de la India, (1993); Urracas, Editorial Aldus, (1995); De lejos viene, de lejos va llegando, (1999); Los sueños. Elegías, (2000); Poemas escogidos 1965-1999, (2000); Ultramar (Letras Mexicanas), (2002); Los dos jardines: Mística y erotismo en algunos poetas mexicanos (La centena), (2003); El vino de las cosas: ditirambos, (2004); Escalas, (2012).
Ha recibido los premios: Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1989); Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines (1992); Homenaje Espejo al Sol Treinta años de Poesía en La Casa del Poeta (1996); Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe (2007); Premio Xavier Villaurrutia (2007), compartido con Pura López Colomé; Premio Universidad Nacional (2009); Premio Roger Caillois (2010); Medalla de Bellas Artes en reconocimiento a su trayectoria (2012).