Enrique Noriega (Guatemala)
Por: Enrique Noriega
Martirio de San Lorenzo
José Juárez (1635-60)
En un primer nivel
los que azuzan el fuego
en un segundo una armazón de duras
vigas de fierro y sobre ellas
San Lorenzo
le queman el trasero y él alza
la vista hacia los Angeles hacia
la seráfica blancura de Querubes sobre
los que descansan
los desnudos pies de los Músicos Celestes
hacia una débil luz central
que se supone
es la del Señor
A los lados algunas abigarradas
figuras de Nobles de Guerreros de Comerciantes
-ora orientales ora romanos-
y esforzado Viejo arte quintochento fortaleza de ro-
ble cargando
su buen haz de leña
han dejado algo en la nada
porque lo buscan
con la mirada vacía
Angeles Débil luz central Querubes Viejo arte quinto-
chento y numerosas figurillas más absorbidas
por el fondo del lienzo
Pero el Espíritu Santo
no se ve
se intuye
y él, Sn. L., sigue sufriendo
Más leña más fuego
también le queman los huevos
Inmolación espermática
Traídos por una lluvia
De salivas lubricantes
Caen pechos a mi boca y piernas
Y mejillas y caderas y muslos
Y vulvas y suaves pezones y frases
Dichas para el hambre incontenible
De la carne
El lujurioso Encomendero
Arrasa hembras en su feudal
Dominio de sí mismo
Y hay después
De tan abrupta molicie
Ese enseñoramiento del pecado
Que aclara y vivifica las ideas
Razones sólo para la yesca
de la sangre
Sin ideas
sin ideas nada se hace
no se irrumpe en la alegría
de saberse a sí mismo
no da la mano el amigo
no habría el dinero
no se le superaría
sin ideas nuestro lenguaje
no sería más allá del mugido angustioso
de la res en el rastro
no mallarmé no safo
aún con vida sin ideas
Texto
La fantasía del niño remitida
A una realidad es inagotable
Como un escepticismo
Soy digamos un muñeco (o un zompopo)
Un niño sabe hablar a sus criaturas
Darles de comer curarlos corregirlos
Si hay que hacerlo da golpes de estado
Suspende garantías ametrallando desde
Supersónicos con boca e índices
O simplemente si se aburre
El cesto de los juguetes será suficiente
Mis muñecos soy yo mismo
Puedo también ser el cadáver de un zompopo
Acarreado por otro zompopo
Da lo mismo la muerte prevalece
Ella que desconoce todo de sí
Enrique Noriega (Ciudad de Guatemala, 1949) Ha publicado los libros: Oh banalidad (1975), Post actus (1982 y 1992), La pasión según Judas (1990), Libreta del centauro copulante (1994), El cuerpo que se cansa, 1998; Libro caliente, voz de hielo, 1999; La saga de n, 2006; Épica del ocio, 2007; Sin ideas e Inmolación espérmica. He recibido los premios: Certamen Permanente 15 de Septiembre (1999); Juegos Florales de Quetzaltenango (1999); Premio mesoamericano Luis Cardoza y Aragón (2007). Realizó estudios de Literatura en la USAC de Guatemala y en la UNAM de México.