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José Manuel Arango (Colombia)

José Manuel Arango en el 2º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: José Manuel Arango

La Diosa Negra

 

Todos estos días lo ha acompañado el gesto de la muchacha
El gesto prendado en un rincón del parque
Y se ha demorado en él y se ha nutrido de él

La muchacha quizás sin saber que alguien otro la veía
O tal vez sabiendo y gozándose de ser vista por alguien otro
Se levanta la falda y deja el muslo al descubierto
Y coge la mano de su amigo y la lleva para que palpe

Todos esos días ha sentido en las yemas la piel de un
muslo de muchacha
Y ha visto una y otra vez la bella asechanza de aquel gesto
Y el brillo en los ojos del que la vida toca para usarlo
O para herirlo
Para perderlo

 

CANTIGA DE AMIGO

 

Y tras la incertidumbre de un instante
frente al desconocido
que luego por virtud del gesto recordado
vuelve a ser el amigo que después de la lluvia
llama a la puerta

lo ayudamos a desnudarse
colgamos sus ropas a secar junto al fuego

y oímos el relato de su viaje
reconociéndonos en sus maneras
de náufrago

 

ESCRITURA

 

la noche, como animal
dejó su vaho en mi ventana

por entre las agujas del frío
miro los árboles

y en el empañado cristal
con el índice, escribo
esta efímera palabra

como para cruzar un río
me desnudo junto a su cuerpo

riesgoso
como un río en la noche

 

HÖLDERLIN

 

Quizá la locura
es el castigo

para el que viola un recinto secreto

y mira los ojos de un animal
terrible

la casa que reduce la noche a límites
y la hace llevadera
cuando el ruido de una bestia en el sueño
o las palabras que sin sentido
despiertan con todo ese extraño temor
surgen como restos de una oscura lengua
que desvela el origen y la amenaza

el techo que cubría un fuego manso
arderá

y entonces nada habrá seguro
y será necesario de nuevo cavar
hacer

 

VISITA

 
si en mitad de la noche
nos despierta un olor de incendio

y abrimos la ventana y entre los árboles
hechos de dura sombra está sólo
el aroma de las frutas en sazón 

qué más sino la dolorosa alegría
de que nos hayan visitado una vez
los rojos querubines de fuego.
 

LA FURIOSA ALEGRÍA
 

Con qué furiosa alegría
estalla la rosa,
sola en la punta de su vara
junto al muro,
y amarilla, ¡amarilla!,
rodeada de una penumbra
malva- 

Qué gozo ebrio
hay en el paso de la desconocida
que cruza el puente
con el viento en la cara
el pelo en el viento,
y la sonrisa delicadamente
feroz-

 

ELLA

 
De qué manera silenciosa
trabaja.
Sin dejarse oír,
como si fuera
-lo mismo que una bailarina-
en puntas de pies.
sin dejarse ver,
como si no fuera. 

Ella,
la que poco a poco lo ensordece,
la que imperceptiblemente lo ciega,
la que, delicadamente,
le tuerce los huesos.
 

REGALO
 

1
Aquel que esperaba y esperaba
pero no sabía lo que esperaba
y era la muerte
 

2
Porque en fin viene el tiempo con un palo
y le muele los huesos.
A saber: con el tiempo y un palito,
con el tiempo y un palo llegará
a saber,
a saber.

 
3
Un escorpión en lugar de un huevo:
También, a su modo,
un regalo apreciable.


José Manuel Arango  (El Carmen de Viboral, 5 de octubre de 1937 - Medellín, 5 de abril de 2002) fue un poeta, traductor, filósofo y ensayista. Publicó los libros: Este lugar de la noche (1973); Signos (1978); Cantiga (1987); Poemas escogidos (Colección Autores Antioqueños, 1988); Poemas (1991); Tres poetas norteamericanos (Traducciones de Whitman, Dickinson, Williams, 1993); En mi flor me he escondido (Traducciones de Emily Dickinson, 1994); Montañas (1995); Poemas reunidos (Editorial Norma, 1997); La sombra de la mano en el muro (antología personal, con prólogo del propio autor, col. Palimpsesto, Carmona-Sevilla, 2002); En la tierra de nadie del sueño (Poemas póstumos, Ediciones DesHora, Medellín, 2002); Poesía completa (edición y prólogo de Francisco José Cruz, Biblioteca Sibila-Fundación BBVA, Sevilla, 2009).

Última actualización: 12/11/2021