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J. Arturo Sánchez (Colombia)

20º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: J. Arturo Sánchez

MELODÍA DE LA CIUDAD ROTA

 

Girando en la eterna primavera de sus flores enfermas
villa oxidada en tacita de plata;
lúcida,
lasciva,
turbulenta,
agnóstica.

En el fondo frío de tu alma escondes una máscara
guarida de hierba mala desde siempre.
Ciudad rota.

Con el índice diestro y torcido disparas
blasfemias al cielo carbonizado de tus leyendas y mitos,
brindas alabanzas a las medusas del odio
que delinquen y estercolan en las calzadas de todas estas ferias;
y con tus manos de mágicos metales
también repartes fango rojo o negro.

Solo tu disfrutas los días sin nombre
viendo pasar el cadáver descalzo de los marginados
bajo la lluvia ácida,
reciclando el aliento arrugado de las mujeres
que consumieron su último amante
y escuchando inmutable los ayes y vivas
de camaradas marcados
que llegan o parten a todas las guerras.

Entonces retozas en suburbios y pedestales
mientras amamantas con propinas de judas
a perros y sapos rabiosos
que han comido carne humana y molida debajo de los puentes
o en las ratoneras estiradas de tus obeliscos.

Y vas poniendo a prueba de cadalso
a quienes se atreven y te arrancan en cada cambalache
pequeños mundos irradiantes de poesía,
de pólvora mística
y de estrellas.

Eres la ciudad rota
la mentirosa meretriz con su canción de bandoneones prestados .

La que no teme a los relámpagos,
la cazadora desnuda despedazando y devorando
almas malditas de cuerpos sin cerebro,
que divagan fingiendo penitencias.

Súbditos y esclavas
embalsamados en la morgue de las iglesias
arrinconadas en el anfiteatro de la ley.

Esta ciudad
rota como sus hermanas de todos los espacios y tiempos
se divierte porque sabe
que hace miles de años destilamos odios
en templos interiores de bárbaros
para extraer en la guerra
el elixir embriagante y primitivo que cocina nuestra podredumbre.

Esta ciudad rota
se ha erguido sepultando escoria encima de los siglos
sedas, charreteras, fetiches, sombreros sin fondo.

Riendo o leyendo aventuras en la biblioteca del desvelo a interés
y levantando banderas cubiertas con nuestra sangre.

Su mirada escarlata
salida de un rayo de luz nocturna
es un basilisco vigilante
insomne
que va petrificando en la estación del metro
a forasteros y transeúntes del diario por igual.

Y sus calles escurren en cada milímetro y segundo
a multitud de parias que no lo saben.

Seguramente esta ciudad no escupiría a quien se encuentre en llamas
no extendería su mano con pulseras de costoso azogue
a quien sin tener una sola moneda,
implore ingenuamente de rodillas
otra copa de pasión.

Tus callejuelas ciudad rota;
hordas perpetuas del más incestuoso y estéril desorden
hordas cosidas con agujas infestadas sobre cuero caliente y tierno:

Son el falso talismán
donde mis ojos se inundaron de piedras preciosas
y mi corazón de cenizas.

 

Llave

Yo lo reconozco
por el nombre de Mishima
él ha dado vuelta a la llave
en una fiesta de inútiles palabras.

Una daga
su amigo de honor con la espada brillante...

el propio corte
la única posibilidad del solitario

 

Pabellones

Me fueron dadas estas manos para modelar armonías y con ellas lo retuerzo todo. He jugado el honor entre gusanos y larvas sin arrepentirme. Y alucinado he metido mi dura cabeza en los charcos donde croan las dificultades y se acrisola el desorden. Por un choque del aliento el olfato distingue los olores que conspiran. También tengo ojos cansados de la pobre claridad en estos oscuros pabellones de ciegos y locas.

 

Atacama

Soy sartén
soy incendio
soy caliente.

Prendí mi tienda
al medio día
en primavera
por los desiertos
de Atacama.

 

Agujas en la mano

 

Recuerda la cosecha de agujas en la mano
te floreció la sal
desierto sin oasis.

Una a una bailaste las sales del hospicio
reja tras reja sonatas en la cárcel.

Después llegó la sed de las trepanaciones

Ya no besaron tu frente los primeros rayos
se había fugado la bestia al laberinto.

Las única morada fue fiesta entre ti mismo
temprano saludaste una hora en tu ventana.

 

La pesadilla

Interrumpí mis sueños.
Entré
en la pesadilla
de afuera.

Palmeras
recién nacidas
agitaron sus brazos
para saludarme.

La arena movediza
y negra
se petrificó
para que pasara.

Una abubilla
me prestó sus alas
iridiscentes
para cruzar
el vórtice.

Interrumpí mi sueño
de bolas de cristal.

Bebí y fumé
mientras volaba.

Enero 17/99


J. Arturo Sánchez Trujillo. (Medellín 1954). Poeta, narrador, sociólogo. Fue director de la Casa de la Cultura en Caucasia, coordinador de la escuela y talleres literarios de la casa de cultura del municipio de Copacabana, Cofundador del Festival de poesía de Medellín. Coordinador del premio juvenil metropolitano de poesía en Medellín. Ha publicado los poemarios Ágata (1994), Baile en el bosque del extravio (1996), Makela Bantú (1998), Con las flores en el fogón 2008. Sus poemas han sido publicados en revistas, suplementos Literarios del país y diversas páginas y blogs de la red. Recibió el Premio Radio Habana Cuba. 1975 y "Poesía Capital" de la Casa de Poesía Silva 1998. Libros Inéditos. Cuentos por Cobrar, Novela 2003. Los tres cuchillos del tiempo. Poesia 2005. Pócimas en décimas, para niños y niñas 2007. HAIKU 2009.

Última actualización: 23/11/2021