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Mazisi Kunene (Suráfrica)

Photo by Kunene Foundation

Por: Mazisi Kunene
Traductor: Clemencia Sánchez

EMPERADOR SHAKA EL GRANDE (Fragmentos)

 

¿Has visto las estrellas durante la noche clara
Como mágicas llamas blancas suspendidas del firmamento?
¿Has visto su luz espléndida viajando
Silenciosamente hacia nuestra tierra?
¿Has escuchado alguna vez los lejanos ruidos de la noche?
Perros gigantes con voz de leones, extrañas criaturas llamándose unas a otras
Y haciendo de la tierra un enorme cuenco sonoro.
¿Has sentido alguna vez el movimiento de la noche meciendo a las hojas,
Primero deslizándose suavemente desde la distancia, después acercándose más y más
Hasta quebrar las ramas de las plantas más cercanas
Hasta que todo a su alrededor es como una alfombra de invisibles presencias?
Fue una noche como esa, mientras dormían,
Cuando la luz brillante de la luna cayó sobre ellos.
Enormes cuerpos de hombre balanceándose de lado a lado.
El guardián del rey patullaba sus terrenos como una amenazadora sombra
Cuando el lucero del alba comenzaba a despertar.
Se acercó el rey ansioso por comunicarle su mensaje
Temiendo la antigua maldición y mandato:
¿Quién sea portador de malas noticias, perderá su voz para siempre”.
Porque, de hecho, hombres insignificantes sirven, con frecuencia,
Como desahogo de las desventuras de los soberanos.
Se armó de valor al saludar al rey:
“¡Yo te saludo, Jama, hijo de Ndaba, de Malandela!
Traigo noticias que anuncian el mal sobre nuestros ejércitos
La alta estrella ha dejado al descubierto la firmeza del lecho del río”.
Mientras hablaba, Shaka estaba estirando sus músculos y enderezando su cuerpo,
No se había dormido profundamente.
Hablando fuera de sí, dijo Mgobhozu, el de la montaña:
“Espero que hayas oído lo que dice el mensajero,
El día ha llegado para que nuestros héroes hagan una celebración”.

Cuando Mgobhozu escuchó estas palabras se quedó sorprendido
Saltó por su arma y dijo:
“Mi señor, he esperado demasiado este día”.

 

*  *  *

 

Shaka dijo: “Mkhize, tus palabras hablan al interior del alma.
Como dicen nuestros antepasados:
“El gran doctor es aquel que sabe escuchar,
Aquel que oye las apremiantes palabras que salen de las heridas de los demás.
Todo hombre está oprimido por temores
Contra los que libra constantemente sus propias batallas.
Ningún hombre vive exclusivamente según las leyes del saber
Y quien pretenda saberlo todo es un mentiroso”.
Zihlandio escuchó, fascinado por estas palabras,
Preguntándose lo que realmente pasaba por la mente de Shaka,
Y pensó: “¡Qué extraños son los que detentan el poder!
¿No era Shaka a quien todos escuchan con temor y admiración?
¿No era él mismo el hombre,
Que por su coraje se mantuvo firme en su sitio
Mientras otros temblaban de miedo como durante un eclipse de sol?
¿No está exponiendo ahora sus temores infantiles?
Zihlandio regresó a su casa maravillado por estas cosas,
Ponderaba las múltiples facetas de la personalidad de Shaka
Y comentó con su asistente, como si de una sentencia final se tratase:
“La mente del rey es como una enfermedad incurable”.

*  *  *

 

Durante mucho tiempo hubo rumores sobre la llegada de los hombres calabaza.
A decir verdad, el relator de historias nos cuenta
que fue el gran rey Sobhuza quien presintió, en sueños, estos hechos.


Habló solemnemente a sus consejeros en la asamblea:
"He visto en sueños a naciones surgiendo del océano,
se parecen a nosotros, pero el color de su piel
es como el puré de las calabazas.
Hablan una lengua no muy diferente a la de los pájaros en el
nido, ágiles y sonoros stacattos como animales salvajes.
Groseros en sus maneras y sin gracia ni refinamiento.
Llevan consigo el gran palo de fuego,
con él matan y roban a muchas naciones.
A veces se llevan incluso a niños a sus grandes hornos marinos.
¡Una verdadera raza de ladrones y caníbales!

 

EL HIJO DE LAS BELLAS, EL BAILARÍN

 

Yo, el hijo del hijo del sol,
Yo, el bailarín del sur, discípulo de las sombras de la montaña.

Yo, el bello, hijo de las tribus inconquistables,
Yo, hijo del hijo del sol,
Bello.
Entro en los pasillos atestados, hacia los susurros del miedo
Miro a mi alrededor para reconocer la tierra
Para decirle a Nomkhubulwane, la diosa, que he llegado.
Este pequeño hombre que se adula con dedos nudosos
¿Es su mensajero?
‘Márchate entonces pequeño, dile a la tribu de ella
Que el bailarín ha llegado.

Pronto la escucha, el siervo obediente
Ella se acerca con suaves pasos de lluvia
Viene con una cesta de granos de la nueva cosecha
Sus ojos mojados en lágrimas, y lava mis pies.
Trata de hablar pero sólo la mitad de las sílabas brota.
La tomo de sus hombros
Miro la primavera de sus ojos.
¡La locura se apodera de mí, un remolino!
Me envuelvo en el movimiento del viento del este
Me envuelvo en el movimiento de la nube
Me envuelvo en el movimiento del viento del sur
Me envuelvo en el movimiento del océano
Soy todos los movimientos, soy el gusano
Soy los cuernos torcidos del animal sagrado
Soy el sonido del éxtasis que regresa
Soy la bandada de cigüeñas blancas en vuelo
Nuestras sombras se disuelven en el espacio
Y salen de nuevo como humos bullentes en círculos
Así bailamos en los límites del universo…

 

ESPERANZA DE LIBERACIÓN

 

Solo entonces, enalteceré sus palabras
Cuando sus mentes hayan tocado el sol
Y su fuego haya envuelto su sueño;
Puesto que la madurez está en todas las cosas que crecen
Y la perfección aborda la última verdad
Todas las cosas que se mueven traen realización.
No para mí atiendo esta fiesta
Estoy con los de mi tribu de ojos oscuros.
Quién ha entrado en el centro de la cueva
Quién se ha sentado conmigo a esperar la mañana.
Dejad el ancla de su visión sobre los pilares del amanecer
Dejadlo dirigirse de nuevo a sus hijos:
‘No debemos abandonar a aquellos que son débiles
¡No nosotros! No debemos entrar a ninguna fiesta de hombres crueles
Debemos mirar al espejo del agua
Para discernir cuál camino de la vida está abierto a nosotros.
Ya que allí están las voces de aquellos que son viejos
Y han escogido morir
Antes de rendirse al deseo del tirano.
Ellos han sido honrados en el túmulo de la montaña
Ellos han cumplido el sueño de la tierra’.

 

UN MENSAJE A UNA FORMA SILENCIOSA

EN EL BORDE DE UN ACANTILADO

 

Como una roca contemplando en el espacio
Como los cielos asomados en el horizonte
Como una cadena de montañas custodiada por un grupo de toros negros
Como una selva lamentando la eternidad
Como puertas de pueblos en ruinas
Como un rostro con ojos cerrados para siempre
Como un polo cubierto de setas venenosas
Como un desierto herido por el viento
Como un lago en medio de una noche amarga
Como una cueva de gigante habitada por una bandada de golondrinas
Así estás en silencio
Grabado en una piedra por tiempo y noches sin fin
Esperado por las estrellas del sur y ríos que corren
Inmóvil, ciego, la boca a punto de hablar.
Nada conduce a tus tierras sagradas
Ni siquiera las amables tribus de babuinos pueden despertarte
Tampoco los niños pueden jugar en la arena blanca
Ni siquiera los extraños que son inocentes.
Eres como Nohemm el asesino
¡Como él tienes el rostro de hierro!

 


 

Mazisi Kunene (Durbán, Suráfrica, 12 de mayo de 1930 – 11 de agosto de 2006). Poeta e historiador, es el más destacado exponente de la poesía zulú. En 1993 recibió el premio continental de poesía Tchicaya U Tam' si en Marruecos. Su obra se compone de Zulu Poems (1970), Die Grossfamilie (1971), Emperor Shaka the Great : Zulu Epic (1979), Apartheid - Proza en Poezie (1980), Anthem of the Decades (1981), The Ancestors ante the Sacred Mountain (1982), The Dream of Yimama (1983), Poetry of Commitment in South Africa (1984), African Aphorisms (1992) y Original Axioms (1992).

Última actualización: 08/09/2023