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Marilyn Bobes (Cuba)

Fotografía tomada de El siglo de torreón

Por: Marilyn Bobes

Memorias del magnífico

Cuando tú eras magnífico
cuando tú tenías los ojos brillantes
(Vicente Aleixandre)

Cuando tú eras magnífico
cientos de naves venían a estrellarse
en los desfiladeros de mi sombra.
Yo miraba en tus sueños
con la inquietud del náufrago
y jugaba a nombrarte monarca de las islas
mensajero del aire.
Cuando tú eras espléndido
mi cuerpo el cantil que frecuentabas
y yo una especie perseguida en vano
escuchaba en el viento encantadoras
músicas
levantaba mareas

  y subía por la furia homicida de tus olas.
  Sólo la claridad nos inundaba.
  Ah, cuando tú eras magnífico.

 

 

Donde se cuenta hasta que apareciste


               
Por delicadeza,
permití que los pájaros helados
calentaran sus picos en mi lumbre,
horadaran los leños de la noche
e hirieran con sus cantos mi silencio.
Ellos mancharon con sus plumas
mis sábanas
y picoteando sobre la pureza
me volvieron ceniza,
por delicadeza.
Por delicadeza,
consentí ser la amante de los héroes.
Alimenté mentiras y carencias
en hoteles de paso;
amordacé mi corazón de niña
y fui mujer fatal
para que nunca parecieran culpables.
Ellos se fueron
con mis mejores máscaras
y sus esposas, muertas de tristeza,
me dieron mala fama,
por delicadeza.
Por delicadeza,
pude resucitar en mis papeles
aquellos pájaros helados.
A mis tristes y efímeros amantes
con sus tibias y frívolas esposas
los transformé en metáforas.
Esparcí mis cenizas.
Hice versos
sólo para conjurar mi mala fama.
Y hoy que no creo en la delicadeza
te me apareces tú
que eres más que la delicadeza.
Estoy enferma de delicadeza
y no perderé mi vida por delicadeza
conmigo misma.
Por delicadeza. 

 

Parte de guerra
 

               
No se puede matar a una muchacha
y acomodarse luego en los abismos de la vida ordenada
para vivir impune frente al vértigo de su último aroma,
de una cita larga, obstinadamente imaginada.
Aunque su muerte diera la alegría a los seres perfectos
y, al pie de su recuerdo, el homicida
los más turbios secretos recabara:
no se puede matar a una muchacha
que florece en los sitios despoblados de una última tregua
y en deuda con su luz
fomenta el caos
abierto el corazón. Como aguardando.

 

Los amores cobardes
 

               
Ah los amores 
                    cobardes
Son
      como las canciones finlandesas:
deben tener su encanto.
Amables
             instruidos
a veces hasta conversan.
Reciben los miércoles
                                de 7 a 10
y descansan
                 los fines de semana.
Guardianes de la cordura
piensan que hacen el bien 
                                      y son inteligentes
porque son incapaces.
Ah los amores
                     cobardes
con su carga de bienes gananciales
y esposas indefensas.
Se asoman a los balcones de la vida
ven pasar a los locos y no saben.
Ah los amores
                     cobardes
que no llegan
                   a amores
que se quedan 
que se quedan
                      definitivamente
                                            allí.


Marilyn Bobes (La Habana, 1955) es una periodista, poeta, crítica y narradora. Ha publicado los libros de poemas: La aguja en el pajar (1979), premio David de Poesía en su país, y Hallar el modo (1989), Revi(c)itaciones y homenajes, 1998. Los libros de prosa: Alguien tiene que llorar, 1996; Alguien tiene que llorar otra vez, 1999; Impresiones y Comentarios, 2003; Mujer perjura (novela); Fiebre de invierno (novela), 2005.

Última actualización: 05/11/2021