Jesús Munárriz, España
Por: Jesús Munárriz
Instrumento
El pobre ése que limosna pide
desde el suelo exhibiendo
agresivo un muñón
que es un trallazo
a los viandantes cándidos
usa su amputación como instrumento
de producción, sin duda,
-otro no tiene-
pero también igual que el virtuoso
que en la selva se interna
en solitario
Y a las fieras se enfrenta
flauta en ristre.
Cuando el viento abalanza sus mastines...
Cuando el viento abalanza sus mastines
por las encrucijadas del olvido
y levanta las hojas del recuerdo
que cubrían las huellas del camino,
se ve un paisaje desolado y yerto,
la sombra de los días que se han ido,
borrando con su paso la esperanza
de algún inencontrable paraíso,
cuando el viento abalanza sus mastines
por las encrucijadas del olvido.
Cuando la noche trae su misterio
y se mira a los ojos al destino,
cuando la soledad se precipita
por nuestra confusión y sus abismos,
de no se sabe dónde, la tristeza
aparece de pronto con su frío
dejando un esqueleto de verdades
olvidado a la puerta del vacío,
cuando la noche trae su misterio
y se mira a los ojos al destino.
Cuando la nada crece en las macetas
y se esconde en el fondo del pasillo,
cuando nos despertamos con su cuerpo
pegado a nuestro nombre y apellido,
olas de sal golpean las paredes,
se arremolinan ante el precipicio
y nos va arrebatando su blancura
hasta el último sueño del sentido,
cuando la nada crece en las macetas
y se esconde en el fondo del pasillo.
"Esos tus ojos" 1981
De poeta a poeta
Sabes -y sueles- hacer el amor
como el poeta construye sus versos:
con acordada mezcla
de pasión y sistema
(y no digo artificio),
de música, entusiasmo,
intuición y saber.
Precisas emociones
las transformas en ri tmo
y melodiosa fantasía
enriquece tus gestos;
sabrosa perversión
los enloquece.
Cuando estás inspirada, que es bastante a menudo,
me transportas a límites nunca antes alcanzados.
De poeta a poeta:
enhorabuena.
¿Cómo podría hacerme
con tus obras completas?
"Esos tus ojos" 1981
El deseo
Si algo ha marcado el rumbo de mi vida
es, sin duda, el deseo,
esa imposible búsqueda de todo
lo que está más allá
a la que debo cuanto de valioso,
hermoso o placentero
encontré más acá
-¡oh cuerpos memorables, volved a mis sentidos!
Mi obediencia ha tenido cuanto al placer me lleva,
aunque cierta mesura
sabe imponerme la sabiduría
-no echar al fuego toda la madera,
que hay que construir mesas y sillas,
y escaleras.
Un cerdo de la piara de Epicuro
supongo que habré sido,
-cosa que, por supuesto, me parece estupenda,
porque creo que somos
una larga pandilla de implicados
los que hemos preferido el amor al poder,
al robo o a la guerra
a lo largo del tiempo,
y que no lo hemos hecho nada mal, francamente.
"Esos tus ojos" 1981
Fugaz retorno
Volver a la ciudad lejana de la infancia,
par entre pares otra vez,
recobrar aquel puesto hace tiempo perdido,
ámbito acogedor en días fríos,
tejido de costumbres y de complicidades.
Rememorar rincones olvidados,
rostros desdibujados, calles, nombres,
maneras y expresiones.
Borrar tanta distancia en unas horas
de feliz reencuentro.
Pasear por aceras familiares
y jardines que siguen
alzando aquellos árboles
que la memoria guarda en dulces entresijos.
Ser otra vez aquel que fue, que fuiste,
página ya pasada de una historia
que te trajo hasta aquí,
hasta este día,
niño por unas horas
en tu vieja ciudad,
en el fondo la misma, pero tan diferente,
y partir, partir pronto,
recobrar los quehaceres de otro mundo
lejos de estos paisajes que evidencian
con su presencia brusca
su diario desgaste, el paso de los años,
al tiempo que tu propio deterioro.
"Esos tus ojos" 1981
Manifiesto
En defensa del cardo y de la ortiga,
en defensa del burro y su rebuzno
y de su condición intrascendente,
a favor de los bosques y su antiguo
modo de ser, a favor de la piedra
que el invierno cubrió de oscuro musgo,
para que vivan peces en las aguas,
pájaros en el aire, rododendros
en los jardines, luces en la noche,
y los hombres se olviden de la prisa
con que van a la nada y no se enteran,
víctimas de un progreso establecido,
para que todo cobre otro sentido
una vez asumido el sinsentido
que es todo, y concentrados en su paso
veamos sin dolor pasar el tiempo
y vivamos minutos, horas, días,
bocanadas de ser, riqueza única,
para que todo vuelva a ser sí mismo,
lo que pasó, lo que es, lo que perdura,
lo que no deja huella de su paso,
para que no dé miedo tener hijos
ni dejar de tenerlos, y el amor
vuelva a ser verdadero, a ser inmenso,
para poder tomar el sol y el aire
y sentarse en la hierba con la gente
y ponerse a charlar largo y tendido,
a favor del cansancio y del descanso,
a favor de los ciclos naturales
y de la rebeldía ante los ciclos,
por los colores y por los sonidos,
por los gustos, los tactos, los olores,
por el juego y el sueño, y los amigos,
en defensa de lo que se ha perdido,
de la paz verdadera, del sosiego,
de la palabra limpia y del silencio.
"Esos tus ojos" 1981
Jesús Munárriz es poeta, traductor y ensayista, nacido en San Sebastián, en 1940. Dirige la Editorial Hiperión en Madrid. Ha publicado Viajes y estancias (1975), De aquel amor me quedan estos versos (1975), Cuarentena (1977), Esos tus ojos (1981), Camino de la voz (1988), Otros labios me sueñan (1992), Rojo fuego nocturno, (Madrid, Hiperión, 2009); Va por ustedes, (Segovia, La Palma, 2009); Museo secreto, (Caracas, Monte Ávila, 2012); Nos han robado un ángel, (Granada, Entorno Gráfico, colección O gato que ri, 2013); Los ritmos rojos del siglo en que nací. Un cuento triste, (Madrid, Hiperión, 2017); Y de pronto Rimbaud (Sevilla, Editorial Renacimiento, Colección Calle del Aire, 2019)..