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Osvaldo Sauma, Costa Rica

Osvaldo Sauma en el Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Osvaldo Sauma

Raíces

"La poesía es el oro de los árabes"
(G. Virgil Georghiu)

Mis detractores ignoran
que la memoria espía
el itinerario de los abuelos
no advierten
que el esplendor de los desiertos
impide que me arrebaten
el oro de los versos
y la fuerza de la sangre

inútiles resultarán
sus maledicencias
esta raíz ancestral
me entrelaza
a la legendaria feria de Ukaz
en el tiempo de la Tregua de Dios
donde los poemas victoriosos
se transcribían en seda negra
y un año duraban
proclamando entre los vientos
la tesitura del más noble de los árabes :
el que bajaba la hija del ojo al corazón
o esculpía una flor entre los labios

 

Una mujer baila

una mujer baila
amparada a la noche
despliega sus brazos
como decir sus alas
desde el centro del aire
hacia las afueras del aire
en diagonal a los espacios de la luz
entre los costados de la sombra

una mujer gira
como un astro
y sobre sí misma
esboza
la ruta del azar y sus conjugaciones
gira
baila
alza un tiempo magnético
como quien alza un pájaro
desde la tierra que lo atrapa
y traza con un carbón encendido
el lenguaje bermejo de las cavernas
baila
y con ello sacude
los miedos de la infancia
que aterrados todavía
nos llaman desde su adentro

una mujer baila
sobre el corazón de la madera
para enardecer
el latido ciego de la vida
baila sobre mis heridas
para recrudecerme
el camino del remordimiento

una mujer baila
sola contra la adversidad
baila sobre el planeta errante
sobre un contratiempo de la memoria
y se fuga en esa fuga de la música
y vuelve sobre sí misma
para revelarnos
un deseo desterrado del Paraíso terrenal

 

Mirándola dormir

todo hombre es su propio sol
en la media noche del hastío
cuando los grillos chillan
como fuego endemoniado
y las estrellas
están más distantes que nunca

bajo la luz del aguardiente
todo hombre
apaga
la lumbre interior de la nada
mientras mira dormir
a la mujer que le cedió el destino
no la que le inventó la ilusión
todo hombre
que como yo se emborracha
junto a la mujer
que nos huye en sueños

evade la necesidad del otro
hace de su fracaso
un tintineo abstracto
y se bebe en silencio su perdición

 

Equidad

que nadie se vaya impune de esta fiesta
ni escape nadie por la puerta trasera
como si no fuese artífice de su negligencia
que no olvide la cuota de horror que se merece
ni diga
no sabía/ yo pensaba/ tengo el alma noble

que nadie huya
de esta fiesta de los taladros
con licencia de ángel obeso
que prohíban la venta de bulas papales

que nadie abandone el barco
como las ratas
ni cabe túneles
como los topos

que no se salve nadie si no nos salvamos todos

Poemas Revista Prometeo # 74-75


Osvaldo Sauma es poeta y antologista de poesía, ha publicado en este género, los libros: Las huellas del desencanto, 1983; Retrato en familia, Premio Latinoamericano EDUCA, 1985; ASABIS, 1993; Madre nuestra fértil tierra, 1997; Bitácora del iluso, 2000; El libro del adiós, 2006; Elegía tempranaLa Canción del oficio, 2013. También ha realizado las antologías: Poesía infantil del Conservatorio Castella, 1986; Antología del Conservatorio Castella, 1990; Los signos vigilantes, antología de poesía ecológica, 1992; Tierra de nadie, antología de nueve poetas latinoamericanos, 1994; La sangre iluminada, antología de seis poetas latinoamericanos, 1998; y Martes de poesía en el Cuartel de la Boca del Monte, 1998.

Al decir de Raúl Zurita: «El desgarrador acento lúcido y devastado que atraviesa cada una de sus líneas donde «Homero y Ulises vuelven a quemar las naves», como se nos dice en el impresionante verso que finaliza Bitácora del iluso, nos evidencia la tristeza de un mundo y de un tiempo que, como ha sucedido tantas veces antes, tampoco ahora llegó a ser. Así, su poema «Recuento», por ejemplo, que recuerda la conmocionada voz de un Ungaretti escribiendo desde las trincheras de la primera guerra, se alza como el verdadero manifiesto de una derrota generalizada. De un descalabro que pareciera inscrito en el corazón de este fin y comienzo de milenio y que cada vez más se presenta, en medio de la estridente fanfarria del mercado, bajo las formas del vacío y del desencuentro. La poesía de Osvaldo Sauma toca ese desencuentro como pocas veces he podido percibirlo. La tristeza implacable, demoledora de sus poemas, como la del mismo Ungaretti, de Kavafis o de Ciorán, es en suma la nuestra, y si ella se alza finalmente como una radical crítica al mundo, a la existencia, a la realidad tal como la hemos venido experimentando, es porque los poemas que la retratan, directos, concretos, tangibles, alcanzan la maestría»

Última actualización: 20/09/2022