Abdullah Sidran, Bosnia y Herzegovina
Por:
Abdullah Sidran
Traductor:
Pablo Montoya para Prometeo
¿Por qué zozobra Venecia?
Contemplo el cielo de Venecia. En lo alto, como en todas partes,
Dios. El Unico. Quien creó el universo y los siete
millares de mundos que gravitan con su multitud
de lenguas y pueblos. En cada mundo una Venecia.
Sobre un continente llamado Europa, entre la tribu
de los Eslavos del Sur, un pequeño pueblo.
Por él pasa una frontera.
Bosnia, Bosnia, Bosnia. Allá se reúnen y se enfrentan
la cruz de Occidente y la de oriente. Ambas hijas de la misma cruz.
El pueblo bosnio es bueno. Es por ello que ha sido tocado
por la gracia del Dios Unico que jamás nació ni dio la vida,
Dios que reina sobre los mundos y preside el último juicio.
Contemplo el cielo de Venecia. Los señores
de la tierra decidieron que el pueblo de Bosnia no exista.
Venecia zozobra. Europa zozobra. Zozobra la cuna
con su niño de pecho. Zozobran los continentes. Zozobra la rosa
en el vaso de cristal de Murano. Zozobra Murano.
La alcoba del hotel zozobra.
¿Por qué el pueblo bosnio debe desaparecer del mundo?
¿Por qué, entre tantos colores, tiene que haber uno menos?
¿Por qué un perfume menos? ¿Por qué debe desaparecer esta Venecia?
¿Entre tantas maravillas por qué una manos?
Contemplo el cielo de Venecia. Describiendo una larga trayectoria,
una estrella cae en el abismo.
Se diría que ha caído en medio del Gran Canal.
Este bajo mundo, uno de los siete millares que componen el universo,
quiere empobrecer a un pueblo entero. Tal es la voluntad
de los señores de la tierra. Un astro se extingue entonces,
Venecia zozobra.
Sarajevo dice:
soy una isla en el corazón del mundo
Inmenso es el mundo, los continentes están a la deriva
y la desdicha reina por todas partes, pero aquí las cosas
son diferentes: en el norte como en el sur,
el bosque perfuma de igual modo y esta fragancia
no se parece a nada que se haya oído, visto o tocado.
En vano se dilata la nariz (¿para el embrión,
El vientre de su madre no tendría este olor precioso?
Olor a nada, que con la misma voz llora y canta
pues el amor y la desdicha tienen aquí el mismo rostro,
todo es parecido. En las puertas de la ciudad,
centinelas espantados, centinelas
que duermen de pie (suspendidos sobre un ala invisible),
pero una voz, siempre la misma, los sobresalta:
¡Sarajevo, los rayos te aniquilan! De nuevo
alguien me pide auxilio.
¡El desesperado o el sabio, el niño, el aventurero o el canana
reconciliados delante de mí! Todo es uno, todo vuelve a lo mismo.
Soy una isla en el corazón del mundo.
Nada me alcanza salvo su sangre lánguida, salvo
el miedo que sobrevuela sobre nosotros.
El silencio, y nada alrededor.
Nebulosa de vacío
Aguza el oído:
¿No escuchas encanecer la cabellera de la tierra cansada?
El Mundo da vueltas en una nebulosa de vacío
Esta isla, espacio descubierto, está oscureciéndose.
Cuando nuestras cabezas se entierren en el suelo,
Serán por mucho tiempo arrulladas
Por el pesado soplo de un viento subterráneo.
Sólo las palabras sobrevivirán
-las que no hemos pronunciado nunca-
Preservando por siempre, oh prodigio,
El recuerdo de nuestra permanencia aquí abajo.
Aguza el oído:
¿No escuchas encanecer la cabellera de la Tierra cansada?
El Mundo se hunde en una nebulosa de vacío.
Ningún rastro tuyo
De ti no quedará ningún rastro.
Tus brazos recaerán cuando los eleves hacia el cielo;
Fulminados, tus dedos se entumecen y se inflaman.
No sabes nada de ti mismo.
No eres más que una mirada vacía, nada,
separado de todo, más allá del desespero.
Y mientras yaces convulso bajo un pino
Sólo te distinguirán de una bestia muerta
Las palmas, húmedas, de tu madre.
De ti no quedará ningún rastro.
Mujer
Caían los obuses
las bombas caían
una de ellas llegó a nuestra pieza
él no me estrechó contra su cuerpo
la guerra es una calamidad que avanza sin reparos
entra en tu casa, se instala en tu alma
te toma la una y la otra.
Yo hubiera querido solamente
que en sus brazos él me estrechara
disimulé mis lágrimas
disimulé mi odio
escondí a los niños
mi necesidad de amor
si solamente me hubiera estrechado una vez contra su cuerpo
la guerra no habría existido para mí
No hubiera existido
este horror que avanza ineluctable, tomándose
tu tierra, tu ciudad, tu casa
desgarrándote el alma
Trescientos días de guerra
y él no me ha recompensado con una mirada
trescientos días y trescientas noches
la guerra no tiene alma ni ojos
desde hace tiempo vivimos juntos
y sé que el amor se deshace
se desprecia igual que el dinero, se borra como los recuerdos
pero alrededor
los obuses caían
Yo hubiera querido solamente
que en sus brazos él me estrechara
Abdulah Sidran nació en octubre 2 de 1944, es conocido por su apodo hipocorístico Avdo, es uno de los poetas más importantes de la actual Bosnia-Herzegovina, también es guionista. Entre sus libros sobresalen Šahbaza, Bone and Meat (La carne y los huesos) (1976) y Un féretro para Sarajevo (1993). También ha publicado: Sarajevski Tabut y los guiones de When Father Was Away on Business y Do You Remember Dolly Bell? dirigida por Emir Kusturica. Sus principales obras incluyen Why is Venice Sinking ( Zašto tone Venecija ), varios libros de poesía y guiones de películas de la ex Yugoslavia, como Cuando el padre estaba de viaje de negocios y Kuduz, dirigida por Ademir Kenović.