Reconstrucción del espíritu humano
Por: Jairo Guzmán
Ponencia de la Revista Prometeo para el Encuentro Mundial de Directores de Festivales Internacionales de Poesía en Medellín
1
La gran esperanza, la aspiración suprema del espíritu en libertad ligado a la flotación, a la ensoñación pura. Hermosa quimera que se experimenta de manera efímera y su permanencia es el gran deseo ante una historia asfixiada en sus lagos de sangre. Anhelada paz ante la ley del ser histórico, determinado por la guerra.
Como expresara Henri Michaux: “¡La guerra! El hombre, siempre él, el hombre de la cabeza llena de números y de cálculos sintiendo sin salida la bóveda de su vida de adulto y que necesita un poco de aire, que quiere dar un poco de vida a sus estrechos movimientos y queriendo abrirse paso más se enclava”.
Un grupo de antropólogos dice que fueron las armas lo que nos hizo humanos. Al empuñar las herramientas de piedra nos desprendimos de la inocencia animal y empezamos a enfrentarnos a la naturaleza armados con la ayuda de la primera tecnología. Entramos con fuerza en un nivel tecnológico nuevo y todo lo que íbamos dejando atrás era lo primitivo. De esta manera la tecnología creó y determinó la cultura humana. Y la tecnología más básica de todas es el arma. Es una concepción temeraria porque nos indica que la guerra está en nuestra médula protohistórica y es parte de nuestra esencia humana. Esto no puede justificarnos como especie que dice ser altamente civilizada, eje de la cultura y constructora de mundos.
A la altura de la segunda década del siglo XXI ya los factores atávicos que justifican la guerra son un capítulo exótico en este nuevo momento de especialización tecnológica y guerra computarizada. Envueltos en una llamarada mediática, en una nebulosa paranoica de poderes en pugna por el hipercontrol globalizado, la guerra es un fantasma cada vez más opresivo y sólo el impacto mediático de sus devastaciones ha generado preocupación en una población mundial asustada por una amenaza que se instala a nivel global, que prolifera en pequeñas guerras a nivel de las localidades periféricas del mundo, donde siempre habrá guerras que justifiquen el tráfico de armas ,relativo a una industria de guerra bastante demoledora, cuyas ganancias se sustentan en la matanza de miles de personas.
Sabemos que un poema no detendrá la matanza masiva en las guerras del siglo XXI . Sabemos que las acciones poéticas para detener la carrera armamentista se pueden definir de manera clara y eficaz utilizando los recursos de la comunicación y tomándose los estrados donde sea escuchada la posición de los poetas como patrimonio espiritual que lucha por auto-conservarse y preservar así a la especie humana, mediante la incidencia de sus acciones constructivas. Este sentido de auto-conservación de la especie, esta dignidad que la poesía ha reclamado bajo el sol, esta batalla espiritual que los poetas han mantenido a lo largo de siglos, se cristaliza en realizaciones congregacionales, en intervenciones a nivel global de impacto mediático, haciendo uso de las tecnologías de punta a disposición en una economía globalizada de regiones planetarias interconectadas por las redes electrónicas de la internet y por los sistemas de cobertura global a nivel satelital. Sabemos que ante las arremetidas de la barbarie los poetas tienen y tendrán recursos espirituales para la resistencia mediante operaciones que incidan en la conciencia genera, a través de alianzas y emprendimientos que intervengan el espacio urbano de congregación para la puesta en escena de los poderes simbólicos, verbales, artísticos y poéticos encaminados a transformar las condiciones históricas que anquilosan el espíritu y la lucidez mental para avanzar ante las contingencias. Cuando todos los paradigmas de la modernidad se han roto y se abre paso a un momento de re-acomodación del capitalismo implementándose, paso a paso el Capitalismo Mundial Integrado (CMI) y que ahora se llama Globalización, es pertinente observar la situación de la experiencia poética a nivel mundial y cuáles serán las acciones poéticas para la globalización de la poesía, como una manera de contrarrestar los efectos demoledores de la globalización de la economía, a través de los diversos medios de proliferación y control mundial.
Si la brecha entre lo humano y lo animal se establece fundamentalmente en el interior del hombre, lo que debe plantearse de un modo nuevo es la propia cuestión del hombre, y del “humanismo”. En nuestra cultura, el hombre ha sido pensado siempre como la articulación y la conjunción de un cuerpo y de un alma, de un viviente y de un logos, de un elemento natural (o animal) y de un elemento sobrenatural, social o divino. Ahora tenemos que aprender a pensar, muy de otro modo, al hombre como lo que resulta de la desconexión de esos dos elementos, e indagar no el misterio metafísico de la conjunción, sino el misterio práctico y político de la separación. ¿Qué es el hombre, si es siempre el lugar – y a la vez, el resultado – de fragmentaciones y brechas incesantes?
Trabajar sobre estas divisiones, preguntarse de qué modo – en él mismo- el hombre ha sido separado del no-hombre y el animal de lo humano, es tan urgente como asumir una nueva actitud ante los grandes interrogantes, sobre los llamados valores y derechos humanos.
Como afirma Alexandre Kojéve: “La desaparición del Hombre al final de la Historia no es, pues, una catástrofe cósmica: el Mundo natural sigue siendo lo que es desde la eternidad. Y tampoco es una catástrofe biológica: el Hombre permanece en vida como animal que está en acuerdo con la Naturaleza o con el Ser dado. Lo que desaparece es el Hombre propiamente dicho, es decir, la acción negadora de lo dado y del Error o, en general, el Sujeto opuesto al Objeto. De hecho, el final del Tiempo humano o de la Historia, es decir, la aniquilación definitiva del hombre propiamente dicho o del individuo libre e histórico, significa sencillamente la cesación de la Acción en el sentido fuerte del término. Lo que quiere decir prácticamente: la desaparición de la guerra y de las revoluciones sangrientas. Y además la desaparición de la Filosofía; porque cuando el Hombre mismo no cambia ya esencialmente, ya no hay razón para cambiar los principios (verdaderos) que están en la base de su conocimiento del Mundo y de sí. Pero todo el resto puede mantenerse indefinidamente; el arte, el amor, el juego, etc., y, en definitiva, todo lo que hace al hombre feliz”.
2
Entrelazamiento y recuperación de la naturaleza/
La poesía ha sido el motor de las transformaciones humanas. La historia es un capítulo breve pero incisivo y artero, en nuestra existencia, ante el cual la poesía rebasa sus contenidos y epopeyas. La ecosofía se nos plantea como una solución al desequilibrio ecológico, generado por las transformaciones técnicas, tecnológicas y científicas, que se ha convertido en una amenaza a la vida en el corto plazo.
En este tiempo nebuloso lo único claro es que estamos ante el delicado problema de la inacción de los ámbitos ejecutivos mundiales que aun no han emprendido acciones para afrontar la problemática en su conjunto. Es evidente ante el mundo que las soluciones que se han planteado por parte de la tecnocracia han sido parciales e insuficientes. Como expresara Eduardo Galeano: “La salud del mundo está hecha un asco. ‘Somos todos responsables’, claman las voces de la alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie lo es. Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más alta del mundo: los expertos generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el tema en el papel celofán de la ambigüedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones al “sacrificio de todos” en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple”.
La solución que plantea la ecosofía es una articulación ético-política entre las tres ecologías: Ecología ambiental, ecología social y ecología del individuo (o mental). Sabemos que la respuesta a la crisis ecológica se tiene que dar a escala planetaria mediante profundas transformaciones políticas, sociales y culturales. En el ámbito de las economías en pugna, y que contribuyen enormemente a la devastación, es perentoria la implementación de nuevas pautas que contribuyan radicalmente en la re-orientación de los propósitos que presuponen la producción de bienes materiales e inmateriales.
También se requieren importantes aportes con el fin de construir nuevos ámbitos de la sensibilidad y el deseo. Sabemos que hay un cerco de diversos modos dominantes de valoración entre los que se destaca el imperio de un mercado mundial que impone equivalencias entre los bienes materiales, culturales y naturales; las relaciones sociales e internacionales están dominadas por sofisticados entes globales tanto policiales como militares; los estados nacionales están al servicio de los intereses de los mercados transnacionales y de los complejos de industrias militares; y de los aspectos más graves, el aumento de vastas zonas de miseria, hambre y muerte como sistema de estimulación del capital transnacional.
Todo lo anterior nos lleva a experimentar lo que se ha llamado “la paradoja del presente” la cual consiste en que el desarrollo continuo de nuevos medios tecno-científicos, potencialmente capaces de resolver los problemas ecológicos y re-equilibrar las actividades socialmente útiles en el planeta, está en contra-vía de la incapacidad de las fuerzas sociales organizadas de apoyarse en esos medios y tornarlos eficaces.
Respecto a este asunto tan crucial y que sirve de punto de partida para comprender nuestra situación actual de emergencia climática, ecológica, social, espiritual y ética, es pertinente tener presente que ya las oposiciones dualistas tradicionales y las circunstancias geopolíticas que guiaron el pensamiento social están caducas, que las situaciones conflictivas continúan pero inscritas en ámbitos incompatibles con adhesiones ideológicas maniqueístas; además, la oposición entre tercer mundo y mundo desarrollado ya no existe porque han surgido nuevas potencias industriales que han inducido la tercermundización de países desarrollados, se da una creciente inmigración asociada a un creciente racismo y así vemos un nuevo mapa de las condiciones humanas inscritas en una economía globalizada, en un panorama mundial bastante complejo respecto a la permanencia de la especie humana en el planeta. De la poesía podemos derivar las tres ecologías y de hecho esa práctica se ha realizado y se realiza en culturas guiadas por un sentido de la vida menos traumático como el occidental. Ante este panorama planteamos la poecosofía profunda y consiste en articular a las prácticas ecosóficas las prácticas o acciones poéticas ante el mundo globalizado. Se plantea una revaloración radical de todo lo existente hasta el momento. Se trata de partir de cero. Se trata, en últimas, de recuperarnos a nosotros mismos ya que todo es resultado de nuestra fragmentación.
3
Unidad del espíritu humano y diversidad cultural de los pueblos
Un mismo ímpetu espiritual marca la vida de los seres humanos en la tierra. Que el espíritu humano se consolide en lucidez, visión y emancipación de las fuerzas alienantes y opresivas ha sido tarea de la poesía, ha sido su acción silenciosa emblema de la resistencia. Resistencia al oprobio de la barbarie, irradiando una luz conjurante, congregadora de los poderes del espíritu mediante el conocimiento del mundo y el desarrollo de la autoconciencia.
Ahora, más que nunca, los poetas están convocados a las grandes transformaciones. Su mente se ha ido preparando desde hace mucho, desde que fueron expulsados de la república. Al poeta le ha llegado la hora de intervenir, de hacer valer la voz que representa al gran número, la voz de la tribu diciendo las grandes verdades y haciéndose escuchar por los representantes de los poderes que conducen de manera nefasta una economía atroz, devastadora y genocida.
El poeta empezará a ser el ecólogo profundo, el que divulgará la nueva conciencia al que se ha abierto como anticipación a un nuevo festejo sobre la tierra después de superar una oscura era de dos mil años de plegarias muertas. Divulgará la urgente necesidad de cambiarlo todo radicalmente. Situar en entredicho todo lo que está asociado a la decadencia de la tecnocracia, la sobreexplotación y tortura de la naturaleza.
Es el tiempo propicio para promover la plena conciencia de nuestra condición en transito. Como expresara Friedrich Nietzsche: “la grandeza del hombre está en saberse un puente y no una meta; lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso”.
Estamos ante un panorama en el que la convergencia de representantes de diversas culturas, grupos sociales y étnicos se hace posible gracias al poder convocante de la poesía como factor de cohesión espiritual entre la diversidad cultural, idiomática y racial.
Con estas prácticas congregacionales, en las que existe un claro propósito de transformación urgente de nuestra manera de relacionarnos con lo viviente, se está dirigiendo el espíritu a zonas de una nueva exigencia. La exigencia de re-definirlo todo con los ojos de una nueva conciencia.
De ahí que la conjunción de voces modulan un espíritu común, un ritmo de la especie humana representada en una urdimbre de culturas. El espíritu de la poesía rompe los cercos del multiculturalismo. La poesía es la ecología de los ecosistemas simbólicos y su capacidad unitiva entre la diversidad, permite la gestación de las grandes conjunciones.
4
Indigencia material y riqueza espiritual/
Indigencia material.
No soy yo quien grita: es la tierra que ruge./¡Cuidado! ¡Cuidado! ¡El diablo ha enloquecido!/Escóndete en el fondo limpio de los manantiales,/ fúndete al cristal de la ventana,/ocúltate tras los fuegos de los diamantes,/bajo las piedras, entre los insectos,/escóndete en el pan recién salido del horno,/oh, tú, pobre, mi pobre. Atila Joszef
Una de las situaciones más lamentables de nuestro tiempo es el fetichismo por unos valores impostados que esconden un trasfondo perverso de asepsia . Unas concepciones que hablan mucho de quienes promueven tal fraseología y propósitos de redención, como aquel de eliminar la pobreza. Luchar contra la pobreza, guerra a la pobreza. Es decir: eliminemos el cuerpo del delito. Eliminemos el espejo donde se ve el rostro de nuestro crimen. ¿El asunto de eliminar la pobreza se supone que nos hará prósperos y dignos como especie y mejores como humanos? En realidad se trata de eliminar la pobreza de espíritu de quienes manipulan el devenir de las supra economías globalizadas. El mensaje que envían esas campañas neoliberales de acabar con algo inherente a la riqueza y que se llama pobreza es que la riqueza es la gran virtud moral y la pobreza el peor de los defectos morales. Así, la gran masa globalizada en sus tics arribistas sufre de pobreza vergonzante. Se siente culpable de un crimen en el que es la víctima. El victimario es el gran virtuoso en esta nueva moral de devastación y de exterminio de la vida y de las adquisiciones éticas. La sostenibilidad de la pobreza es la garantía de la permanencia de la riqueza de los grandes monopolios, de las grandes multinacionales que dictaminan el nuevo orden global, conduciendo a la población mundial a un nuevo rol inscrito en el totalitarismo teledirigido, teletransportado, televisado y atrapado en la red de redes del control global. Toda la panoplia de la tecnología digital al servicio del nuevo esclavo, un sujeto con apariencia de autonomía en su burbuja tecnológica que lo monitorea conectado al “gran hermano”, una entidad tiránica pero invisible, que todo lo ve y controla. Un total de 1.020 millones de personas pasaron hambre en 2009, lo que supone una cifra récord, según informó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) basados en los análisis del departamento de Agricultura de Estados Unidos. Este organismo atribuye ese aumento a la crisis económica mundial, que ha originado una disminución de los ingresos y un incremento del desempleo, lo que ha conllevado una reducción en el acceso a los alimentos por parte de los más desfavorecidos. Según la FAO, la mayor parte de la población desnutrida del planeta vive en países en vías de desarrollo. En Asia y el Pacífico se calcula que unos 642 millones de personas sufren hambre crónica, 265 millones en África subsahariana, 53 millones en Latinoamérica y el Caribe, 42 millones en África del norte y Oriente medio y 15 millones en los países desarrollados.
Hambre crónica: he ahí la nuez del asunto. En un determinado plazo de tiempo es concebible que la progresión de las técnicas agroalimentarias permita modificar los supuestos teóricos del drama del hambre en el mundo. Pero, entretanto, sobre el terreno, sería completamente ilusorio pensar que la ayuda internacional, tal como se concibe y se presta en la actualidad, consiga resolver de forma duradera algún problema. La instauración a largo plazo de inmensas zonas de miseria, de hambre y de muerte parece desde ahora formar parte integrante del monstruoso sistema de «estimulación» del Capitalismo Mundial Integrado. La pobreza digna y auténtica es un lujo de los grandes y verdaderos humanos: “que viva la pequeña pobreza” decía Nietzsche, pero Hambre crónica es peor que cualquier devastación. Verdadera crisis ecológica de exterminio del animal humano. Verdadera catástrofe que no sentimos, que no percibimos debido a la narcosis de la sobreabundancia de distractivos mediáticos en nuestra vida en las ciudades. Ante esa fatalidad es preciso que la poesía eleve sus cantos y los poetas se pronuncien de manera lúcida y consecuente y su voz sea escuchada y atendida. La poesía se regodea en su hambre y sed de infinito pero se solidariza y lucha ante el hambre que diezma calamitosamente a más de mil millones de personas en el mundo.
Riqueza espiritual
La riqueza espiritual es grande, es el legado que hemos recibido de milenios de luchas de la especie humana por permanecer hasta alcanzar la danza, el símbolo, el artilugio, el conjuro, la visión, la revelación, el conocimiento, la magia y los saberes científicos o no. La gran aventura humana es un poema escrito con sus “excéntricas proposiciones”.
Hasta el devenir errático en el que estamos inmersos tiene su grandeza espiritual y ya sería muy trasnochado volver a culpar al ser humano y decirle narciso irredento. Todo el constructo simbólico de la especie humana es un tesoro invaluable que será la luz de nuestro camino en la oscura noche del ser. Una decantación de todo lo heredado será una de las tareas del espíritu humano por renovarse en su visión y proyección hacia los tiempos venideros con su carga de incertidumbre y conciencia hiperdesarrollada del desastre.
La sola decantación de lo esencial en la aventura poética es asunto en el que los poetas tienen mucho que aportar y mediante su ojo visionario construir las bases de un campo de acción de la poesía como factor transformador de la consciencia y del espíritu. La mente del poeta hace mucho que se adelantó en la dislocación necesaria para asumir las transformaciones urgentes a nivel de nuestra noción de todo lo humano y lo divino. Partir de cero. Dar vuelta a la página de dos mil años de una era que nos sumergió en las mazmorras de una ciencia del dolor.
Ante la muerte de la era que afrentó al cuerpo inoculando atrozmente una falsa noción del espíritu, asistimos al nacimiento de un nuevo tiempo de redefinición de todo lo que marcó el equívoco que nos distanció demasiado de la gran sabiduría que dialoga con la naturaleza y marcha junto a ella en lugar de someterla y torturarla.
Este es el tiempo de la poesía, el tiempo de la visión comunicable, el tiempo de los grandes retos del espíritu en este tránsito hacia una nueva versión de lo humano.
5
Acciones por la globalización de la poesía
La primera globalización de la poesía de la que se ha obtenido noticia es la globalización de la especie humana a través de la diáspora con origen en África hace 35000 años. Cuántas onomatopeyas, cuántos cantos de solaz y conjuro llegaron como revelaciones poéticas a esos hombres en permanente movimiento, siempre insaciable su sed de infinito y conocimiento.
Verdadera poética del animal humano cuyo devenir le ha propiciado un aparato de herramientas y utensilios hasta llegar a esta nueva globalización donde los adelantos tecno-científicos permiten convertir el planeta en una burbuja de interconexiones, instantáneas, translocales y transnacionales, como parte de una nueva fase del capitalismo que se auto-ensambla para implementar un nuevo modo de producción denominado Globalización como resultado del Capitalismo Mundial Integrado.
Son muchas las expectativas ante esta nueva fase de la vida humana en el planeta. Después de este recorrido, de este trasegar por los milenios nos hemos estacionado en la ciudades y hemos plantado la flor de nuestro delirio: un caos de ruido y chatarra, de humos letales y gases venenosos son el coctel cotidiano al que se suma el caos social generado por el caos económico y por la delirante sobre explotación y alienación. Hay mucho por realizar en favor de una reorganización de lo social a partir de una nueva forma de plantear las relaciones interpersonales que fructifiquen en auténtica coexistencia movida por la creación, la imaginación y la mirada poética sobre las cosas del mundo. A este respecto, en el ensayo Prácticas ecosóficas, se propone : “Reconquistar la mirada de la infancia y de la poesía en sustitución de la óptica seca y ciega al sentido de la vida del experto y el tecnócrata. No se trata de oponer la utopía de una nueva “Jerusalén celeste” como la del Apocalipsis, a las duras necesidades de nuestra época, sino de instaurar una “ciudad subjetiva” en el corazón mismo de estas necesidades, reorientando las finalidades tecnológicas, científicas y económicas, las relaciones internacionales (particularmente entre el Norte y el Sur) y la gran maquinaria de los medios de comunicación de masas. Deshacerse, pues, de un nomadismo falso que, de hecho, nos deja allí donde estábamos, en el vacío de una modernidad exangüe, para acceder a las líneas de fuga del deseo... Crear las condiciones para que emerja, con motivo de una re-apropiación de los resortes de nuestro mundo, un nomadismo existencial tan intenso como el de los indios de la América precolombina o el de los aborígenes australianos” Esta propuesta es una bella invitación libertaria, poética y llena de bastante lucidez. Es la invitación a asumir nuestras prácticas de re-orientación y de re-evaluación en torno al concepto de cultura, arte , sociedad y geopolitica de una manera vitalista y con un espiritu de renovación permanente. La globalización de las acciones poéticas es una estrategia de los poetas organizados en una red transcontinental de proyectos de incidencia transformadora en los países que más requieran de los diversos aportes que los poetas pueden proponer en el panorama del mundo globalizado o como se expresa actualmente del mundo glocalizado (lo glocal es local sincronizado a lo global ). En esa perspectiva tenemos las acciones poéticas locales como parte activa de las acciones poéticas globales. La experiencia local es algo que con los ajustes pertinentes sirve de complemento o de implemento para las acciones poéticas de otras zonas del planeta diferentes a la localidad de origen. Esa transconectividad de los proyectos poéticos a nivel global marcará la pauta de futuras transformaciones en diversos campos desde el antropológico pasando por el pedagógico e incluso realizando profundas transformaciones en lo poético, teniendo como fundamento la transformación social a partir de una ecosofía mental desde la experiencia poética. Se hace necesario realizar la proliferación concomitante de información efectiva que logre una penetración profunda en los pliegues sociales y a la vez obtenga una cobertura en la superficie de los medios de comunicación más importantes del mundo. Para esa proliferación se hace necesario realizar las transconexiones, antes insospechadas, con grupos sociales de poetas que no se percibían en el panorama convencional de las culturas locales. Esta revolución transpoética marcará el inicio de la urdimbre de una red digital de importantes logros a nivel global.
Todos los resultados de esas alianzas de los proyectos poéticos a nivel mundial servirán de maya amortiguadora, confrontadora y protectora de los embates del capitalismo mundial integrado y cuyo sostenimiento y promoción a nivel transcultural incide de manera negativa, dadas las politicas culturales que promueve donde se desvirtúa el verdadero sentido de lo cultural y se adapta a una maquinaria de industrias culturales que nada tienen que ver con la poesía, que es voz de la tribu global. La época de la globalización de las comunicaciones, de la economía, de la policía, del militarismo, de la devastación, del hambre y la pobreza, marcará un nuevo momento para los poetas del planeta ya que ahora realizarán lo que antes no les permitían los poderes celosos de su ascendiente en el ser humano. La globalización de las acciones poéticas presuponen un plan acorde a la dinámica actual de esta fase del capitalismo mundial integrado. Los poetas saben la dimensión de este compromiso que marcará un punto de partida hacia una conciencia renovada que marque su ascenso desde la transformación espiritual.
Se trata de realizar intervenciones a escala planetaria, en el sentido de contribuir de manera efectiva a librar las batallas contra los grandes monstruos de la transmodernidad (o tóxica posmodernidad) y a saber resistir la furia de los monstruos climáticos, los gélidos monstruos del neoliberalismo y los monstruos mediáticos; entonces estaríamos en algo verdadero y edificante desde la globalización de las acciones poéticas de las cuales muchas están en marcha, de manera permanente. Se hace necesario hacer tangibles muchas más acciones poéticas, a muchos niveles, que vayan marcando un nuevo panorama en el que los poetas, ahora sí, actúen, porque es en los escombros donde el poeta mejor trabaja para modelar la vida, acorde al sueño de la poesía y ya nunca más acorde a la pesadilla de la razón. El poeta fue expulsado de la República y tal asunto le ha servido para armarse de nuevas herramientas que lo convierten en el gran transformador.
* Miembro del Comité de Dirección del Festival Internacional de Poesía de Medellín
Julio 1º de 2011