English

Día con la Poesía: 1º Festival de Poesía de Medellín

1991: eran tiempos aciagos... Inevitable nombrar la guerra, que continúa, en una nueva fase. Muchos fueron los asesinados por el hecho de ser adolescentes, otros por hacer evidentes las fisuras a través de sus luchas sociales, otros por razones muy oscuras. Crímenes políticos selectivos. Cruce de fuegos. Narcobombas. Sicariato. Masacres indiscriminadas en lugares públicos. Escuadrones de la muerte sembraban la desolación en la ciudad. Había una alta tensión en la atmósfera anímica de la población y el lenguaje cotidiano entró en un lamentable deterioro, irradiando violencia y malestar. Imperaba el miedo. Miedo a ser silenciado, es decir, aniquilado.

Sabemos que en los tiempos más difíciles, en los tiempos en que más se atenta contra la vida y la sensibilidad, es cuando brotan con más fuerza las manifestaciones del espíritu. Es en los tiempos aciagos cuando la poesía eleva su mirada a las cumbres donde se capta la luz.

Ya desde la década de los ochenta se manifestaron signos que anunciaban ese momento de nuestra historia, relatando el estado precario de la condición humana, y a la par con esas circunstancias surgieron revistas de poesía (Prometeo, Punto Seguido, Interregno) aunque divulgaban el trabajo de poetas locales y eran editadas con escasos recursos. Muchas tuvieron una vida fugaz y muy pocas lograron permanecer. Se realizaron las ediciones antológicas de poetas colombianos Poetas en Abril y los primeros encuentros bajo el slogan La Poesía tiene la palabra, convocados por la Casa de Poesía Silva. Este era, a rasgos generales, el ambiente que se caldeaba en 1991, año de fundación del Festival Internacional de Poesía de Medellín.

La revista de poesía Prometeo desarrollaba desde 1982 una permanente labor de divulgación. Se divulgaban obras de autores fundamentales en la poesía universal. También poemas de poetas locales y de otras latitudes. Son muchos los autores y movimientos de la poesía que han contribuido a formar un espíritu nuevo. Sus visiones, sus obras poéticas y sus luchas por cambiar la vida han influido para alimentar el sueño de transformación espiritual que las circunstancias exigen.

Su trabajo persistente llevó a los poetas que constituían el Consejo Editorial de la revista Prometeo desde 1987, a crear la Corporación de Arte y Poesía Prometeo, que haría posible en sus orígenes la existencia del Festival Internacional de Poesía de Medellín, con el trabajo voluntario de los poetas fundadores Ángela García, Gabriel Jaime Franco, Javier Naranjo, Carlos Enrique Ortiz, Alberto Vélez, Gabriel Jaime Caro, Jota Arturo Sánchez, Sarah Beatriz Posada, Jairo Guzmán y Fernando Rendón, como director del proyecto.

Todo ese legado espiritual de una poesía viva, en constante movimiento, al calor de los hechos históricos y en su actitud crítica y preservadora de la dignidad humana, influyó de manera fundamental para que la revista Prometeo, con el apoyo de la administración del Cerro Nutibara de la ciudad, convocara a la ciudad al Festival Internacional de Poesía de Medellín (llamado en sus inicios Un Día con la Poesía), en dicho lugar, el 28 de abril de 1991.

 

 

Participaron dieciseis poetas colombianos: Raúl Henao, Jorge Mario Echeverry, Fernando Linero, Gabriel Jaime Franco, Javier Naranjo, Gabriel Jaime Caro, Carlos Vázquez, Fernando Rendón, Jairo Guzmán, Sarah Beatriz Posada, Carlos Enrique Ortiz, Álberto Vélez, Jorge Iván Grisales, J. Arturo Sánchez, Angela García y Jorge Iván Grisales.

Hubo una presencia de 1500 personas. Era la manera como los poetas podían responder al constante deterioro del espíritu en la ciudad y a la oscuridad reinante. Lecturas de poemas (en el transcurso del día), montajes de poemas a través de la danza y el teatro y los monólogos teatrales, videos sobre la vida y obra de algunos poetas colombianos y talleres de creación poética, fueron los sucesos que posibilitaron el desencadenamiento de nuevos símbolos, una dimensión más habitable y un imaginario colectivo poblado de las visiones que la sensibilidad poética despierta.

 

Fue una colectiva vital, una intervención del espacio social , con la palabra poética como medio conductor de un ánimo vivificante, justo cuando muchos perdían la vida absurdamente, entre el horror de la matanza. Un fragmento de la declaración del comité organizador, leído en aquella ocasión, expresaba :

"Sucede en la ciudad el vigoroso crecimiento de la expresión poética, desde el anonimato hasta el identificado por el corazón, una instancia colectiva que vuelve certidumbre el llamado de Saint-John Perse : Que el poeta diga a todos claramente, el gusto de vivir este tiempo fuerte. Nuestra convocatoria se formula en la señal que nos enlaza y se erige rito y festejo" .

Se observó que el público convocado se identificaba entrañablemente con la poesía. Se percibió su operación catártica e insinuó la posibilidad de revivir al ser litúrgico que pervive en nuestra existencia más interior. Toda la ciudad, en sus diversos estamentos, se percató de lo trascendental de este acto y desde entonces es parte de su vida espiritual y cultural.

Última actualización: 29/04/2020