English

Julio Mitjans recibe el Premio de Poesía de la Revista Gaceta de Cuba

El joven poeta cubano Julio Mitjans ha sido declarado ganador del premio anual de poesía que convoca la Revista Gaceta de Cuba, y por tanto tomará parte como poeta invitado al XXI Festival Internacional de Poesía de Medellín. Mitjans es miembro de la Unión Nacional de escritores y Artistas de Cuba y ha publicado los libros de poemasVenía diciendo una fábula(1994), Sed de Belleza, “Alejándose del resto” (2001, Casa editora Abril), habiendo obtenido los premios Calendario y Dador. Julio Mitjans Cabrera es un poeta y ensayista villaclareño, nació en Santa Clara en 1965. Es fundador de la editorial Sed de Belleza. Ha sido colaborador habitual de publicaciones periódicas dentro y fuera de su país.

Sobre su cuaderno Alejándose del resto escribió Caridad Atencio:

Hurgar en la raíz de los encuentros, o pegarse a su carne vegetal que sueña roja: el instante en que se salva la fatalidad; el azar y el misterio que intentan contemplarse a fondo, el suceso, la secuencia, la sucesión -cazados en el aire terso-; los límites que nacen del encuentro y al revés; el placer como fuga interior, el placer como un muro; el paisaje imposible que el poeta experimenta, al que pertenece y atestigua con hierros de nostalgia en una mezcla de contención expresiva y ambigüedad propia de la verdadera poesía, son las coordenadas de este menudo cuaderno de Julio Mitjans.Incluimos en esta edición algunos de sus poemas.

 

Alejandose del resto


También tenía un puerto, un esclavo del agua,
un ídolo,
una flor siempre escurridiza.

Quiso quedarse, decían los dos.

Van ofreciéndose vivos misterios
como quien viene a sagitar el propio corazón
no la vida que acecha.

Sobre la roca indiferente toman las bridas
uno del otro. Sin saberlo, él se detuvo,
a merced del tráfico dijo algo…
Volvieron a besarse:
- Armando.

Era el valle de carbones apagados
Donde un perro ladra en torno al rudo mantel.

Quiso quedarse escuchando aquella melodía
hasta encontrar la sajadura de los antepasados,
la serena expiación, la dicha.

Dejaron que el resto se alejara, un ciclista
pudo ver la sombra, los demás
creyeron que era la noche.




Memoria del otro
Para Luis

-Todo parece real –dices-
y ruedas por mi cuerpo
agua insomne sin llegar a la noche.
No tuvimos lenguaje de mudos, era una llama
igual al frío de un sable, que no se espera
y termina refugiándose en uno.
Dos cuerpos abandonados en los escombros,
rápidos los días, premuras de la concordia,
vidas que casi hilvanan la confianza.
Tras otro aire fuimos a repasar las calles de ayer,
las distancias que aún nos quedan,
la frágil edad del reencuentro, la encrucijada
y como en el cinematógrafo
vamos en la memoria del otro, que nos acusa
diciendo:
-Parece real.



Noches que aún me debo


Secretos paisajes del ochenta y ocho, amigos,
no he podido renunciar al dolor, la confianza
o el abismo
entre un peregrino y mi cuerpo.

Lares de ayer merecidos por la desesperación,
allí perdí la palabra que puede
salvarme de la felicidad.
En un río de jóvenes me sumerjo una y otra vez,
al regreso no soy el mismo.
Sólo voy aliviando, arquero, tu sed
con mi sed errante
y no encuentro destinos más inciertos que mi corazón.

Amigo, peregrino,
noches que aún me debo:
puertas semiabiertas,
solares yermos, vidas
por las que echamos a rodar una pregunta
sin más respuesta que la víspera siempre.
 

Después de escuchar a Salvador


Desnudos el pecho y la huella del amor propio
aún no sé si el pasado es el fin
o la belleza una tempestad.

Ya no deja el silencio del agua
su continuo abandono,
las tías siguen a hurtadillas los sobresaltos
que entre los muebles viejos rompían la tarde,
no ha vuelto a invadirme la dicha
de poseer la rama más alta del valle.

Dios, a dónde va la vida dañada, sus palabras.
Este hombre
niega sus ojos con la certidumbre
de que el viento traiciona al que dice, al que escucha.



La tregua


Ya fuimos mucho tiempo estremecidos
por el canto de los padres.
Ahora somos tránsito
río perdiéndose a sí mismo, camino de ser la noria.

Demasiado tiempo estremecidos por nuestro propio canto.




Dime si te sobrepones

parasigfredoariel

 


La belleza como las aguas del río
Deja cansado a quien sigue el torrente.

Mira ese rostro, esa fragilidad antigua
y dime si te sobrepones.
Nadie puede evocar su esplendor como nosotros,
sin embargo fluye, de aluvión en aluvión
no nos pertenece…
Es un secreto ante el cual dejamos de ser
para convertirnos en su lente.

Sólo me queda la inercia
y la cascada de ese rostro, también sereno
desde el dolor que provoca en mí.

Cómo es posible tanto dominio.
He asistido al retraimiento de los manantiales,
a la premura de estos versos
en los que un día solo hallarás el encanto
que ahora los rinde.

Un pájaro planea sobre nuestras cabezas,
gira y es la rosa náutica, es mi vértigo
ave que lanza un acertijo y se va.

-Busca dentro de ti:
el sendero cuando tu pecho era una sombra,
por primera vez una manigua,
recuerda
la palabra del amigo abriéndose como un refugio,
sigue hacia los espacios donde aún te reclama
algo más que una pena,
busca en los nombres que a veces dejamos
al cuidado de un árbol, busca
hasta que puedas decir: -no lo he vivido.

Tal vez ese bosque era tuyo.

 

Abril 25, 2011

Última actualización: 31/07/2021