He soñado que has muerto... (Brane Mozetic, Eslovenia)
He soñado que has muerto...
(Brane Mozetic, Eslovenia) - 1 min. 12 seg.-
Memoria del Festival Internacional de Poesía de Medellín
Brane Mozetic nació en Ljubljana, Eslovenia, en 1958. Poeta, narrador y traductor. Ha publicado los poemarios Blancanieves es siete enanitos, 1976; Soledades, 1987; Lo azul del contacto, 1986; Conjuros, 1987; Red, 1989; Obsesión, 1991; Poemas por los sueños muertos, 1995; Mariposas, 2001; Banalidades, 2003; Más banalidades, 2005 y Todavía más, 2007. Es también autor de prosa breve Pasión, 1993 y de las novelas Ángeles, 1997 y Una historia perdida, 2002. Ha traducido al esloveno autores como Arthur Rimbaud, Jean Genet y Michael Foucault. Es editor de las colecciones Aleph y Lambda de la editorial Škuc de Ljubljana y director del Centro para la promoción exterior de la literatura eslovena. La poesía de Brane Mozetič (1958) dibuja una "historia" de las fascinaciones sensibles, en mayor parte homoeróticas, en las que el lenguaje de los sentidos se amalgama con el lenguaje del cuerpo. Se destacó con una poesía que es consecuente y estrictamente lenguaje del cuerpo, una especie de diccionario de la sensualidad insaciada que en los ritmos alegres de la danza, en el viaje frenético de un cuerpo al otro, ansía salvarse del círculo vicioso de lo mismo. La corriente de asociaciones poéticas, que mucho les debe a los poetas malditos, procura dar forma a la obsesión y a la simultánea impotencia del voluptuoso juego sexual. La fascinación con el amar peligroso, embriagadoramente bello y extático no puede revocar y borrar el desencanto ante la imagen del mundo como vacío sin sentido, como pura nada. La fatigosa corriente de actos amorosos y entregas se desenlaza irremediablemente en sentimientos de angustia, dolor y miedo. A causa de la insistente repetición, la ceremonia amorosa obtiene las características de un rito, en el que los amantes se convierten, en el círculo de conjuros sensuales, en sacerdotes de una divinidad nueva, joven. El mecanismo ansioso y enajenado de seducciones y enlaces, de fascinaciones y desilusiones continúa, a pesar de todo, su marcha sin sentido en el juego de una especie de relación amorosa. La liberación instantánea del deseo y el olvido momentáneo de sí mismo son seguidos por la duplicidad de los dos amantes, cada uno de ellos queda "solo, reseco en el vibrar del vacío", si tomamos prestadas las palabras del poeta. La red de la lengua y del estilo de las alocuciones eróticas de Mozetič y de las fórmulas de conjuros está entretejida con respiraciones jadeantes, largas, que a menudo se prolongan al verso siguiente. La repetición frecuente de palabras expresa con elegancia un erotismo apasionado e irredimible.