English

Efrasio Guzmán (Colombia)

Memoria Fotográfica del Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Efrasio Guzmán

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 88-89. Julio de 2011.

AGNUS DEI

                   Para Marta Cecilia y su madre

Lo busco en los rincones
y no lo veo
parece caer en el solar
con la forma del mango
salgo finalmente a buscarlo
en la calle
en el ojo nublado del moribundo
lo encuentro de bastón
agradeciendo que lo busque
me besa la mano
y me concede nuevos dones
como si yo fuera un rey
de bastos y arena, digo yo
pero vuelve a ser, juega
ordena la casa, la eleva
es la telaraña, el moho
la humedad y su invasión amarilla
la gotera que no cesa
lagartija al sol
plantas diminutas que deshacen la piedra
los gritos de los niños
la mirada cruel y tierna
la repetición de un gesto elemental
que nos gobierna.

 

 

LA CASA SOMOS NOSOTROS

La casa somos nosotros
y la respiración el cuento
el agua va en el corazón
y lame la piedra
la piedra sale con la voz
y se vuelve arena.
Cuando el árbol la toca
crece hacia adentro
ramos, hojas, matorral
arena ardiendo.
Nosotros somos la alegría
el bullicio, el silencio
el habla de los rincones
y el patio abierto.
Me lo confirma tu vientre
y la emanación íntima de los cuartos
en la mañana aún calientes.

 

EL ORIENTE DE TU LUZ

El oriente de tu luz
en el sabor de tu destino
borojó, tamarindo, ciruela
negra mía, canela, esparto
palabra que dice monte
selva, árbol manando
resinas que para ti enciendo
agua dulce de caña extraigo
la tengo en tu sonrisa
en tu si, en tu no, quizás mañana.
Nos saludamos despidiéndonos
el arte supremo de la brisa
dicta el curso del encanto
astromelias sobre la mesa
no hay reproche en la espiga
reúne nuestras voces
para un silencio acordado
febril algarabía, mercado
¿Dónde compro un pez de plata?
¿Dónde encuentro un ojo de agua?

 

ESPEJO

Yo ya no sé
ni tampoco le pregunto
al espejo helado
un manso animal extraviado
diría él
no sabe tampoco
es el rostro de la labor
cinceles tallan la piel
no vale detenerse en los rasgos
parece cansado
es solo la brega
de un milenio
toda la eternidad
buscando, esperando
una señal, el signo
sin saber:
era el mar de su luz
el cielo de agua
el fuego de viento
mordiendo el costado
el gesto impenetrable.
Saber ver cuando
se es mirando, mirando
desde dentro
del vientre de un animal herido
y blando.

 

VOLVERTE ESTATUA

Sin entrar te fuiste silenciosa
sin llegar partiste oscura
mudo me quedé en el andén
quise, por un minuto, detenerte
esperando, inútil, como siempre.
Al fin hice invocaciones:
venga el agua en ciclones
parta el rayo la piedra
y entregue su molusco interior
una quimera, el propio centro
blando, rosado, húmedo
sediento de nuevo sol y arena
aguas de limo para renacer rodando
como estatua olvidada
al otro lado de la acera.
Nada, nos sirvió:
ahí te sigo llevando
como una cicatriz vieja
cuyo origen no recuerdo.

 

INCONSTANCIA

Esta esplendida inconstancia
este empezar el día sin escamas
sin pelos, sin dientes
sólo cuerpo maleable abierto
al rayo, a la piedra, al sendero
pasos iluminados, dientes rotos
no son, sólo accidentes
alambrada de púas
antes de emprender el vuelo
¿Qué muere en ti cada mañana
cada instante incandescente y álgido?
No es esta luz que se acentúa
no es esta agua inquieta
ni la tierra de tu respiración
algo se va y me llama
debo acudir, después hablamos

 

MUJERES DE ANTIOQUIA


Para Margarita Zapata

Las mujeres de mi tierra
persistentes, fuertes
sólo sueltan las riendas
para que los niños jueguen.
El horror de la muerte
no las doblega
ni la ulcera dilatada
las excede
ayudan en sus propios partos
saben guardar el grano
el arcabuz o la moneda
que los hombres tiramos al suelo
cada que sea necesario.
hacen fuego con madera húmeda
o leña verde
cuando casi morimos
con una sonrisa o con la mano
nos dan la vida nuevamente
a cada instante, vigilan
el acantilado, la selva
para sacarle piedra fresca
hierba desconocida que sana
no hay dudas
saben para donde vamos
si no las interrumpimos
harán verde el desierto
los niños estarán a salvo
y seremos menos malos

 

COMIENZO


Para Jaime Jaramillo Escobar

Mi vida en la escritura
empezó temprano
antes de nacer
en la encarnación
vereda de Urrao o Anzá
no se, si me interesa
ya casi lo olvidé
ese es mi triángulo perfecto.

Mi madre era una niña
al caserío llegó un circo
ella se preparó
tomó colorante de papel de seda
lo mezcló con saliva
jugo de hojas, savia de penca
y el barniz aplicó
sobre las uñas.
Quería salir, viajar, cantar
entonar oraciones inéditas
responsos del fogón
corales de madreselva
solos del cilantro
la flor de la batatilla
cantándolo todo con timbre sideral
luz en trompeta
delicado el blanco
siempre con su tema
lánguido y mortal
en su sencillez siniestra
dice con hambre vegetal
la voz es una sola alberca
báñate, naufraga, sueña
y  el canto llegará
a  Niberengo
y  en harinas
a  la carrera  ochenta.

 

EPIFANIA EN MISA

Para Luis Fernando Rendón

Los culos, señor, que aquí desfilan
las tetas variadas, en repisa
cabellos sueltos
rostros sonrientes, distraídos
manos fuertes y suaves
se estrechan y se juntan las carnes
son mi plegaria
señor de los ejércitos
rey de la inmundicia
violenta y cruel
de  su creación amada
mi oración y mi pecado
tanta soberbia vuelta nada
tanta miseria gloriosa
te saluda para decirte
con estas palabras sencillas
regreso en silencio
sin remordimiento y sin aviso
vuelto hilachas de gloria
de orgullo delirante en la palabra
de sangre derramada esperándote
de fe loca y ciega iluminada
que ahora comprende
como naces en este pesebre
humilde de mi alma
cuando vibra bulliciosa la carne.

 

EL TIEMPO EN OLAS

Para Fabio Mejía

No temer a la muerte ni a la nada
hemos tomado vida y sol hasta los huesos
al alba y el atardecer, siempre despiertos
vigilando las horas, los signos, las derrotas
amargas, dulces, pueriles
ya no importan
ni el triunfo, ni el recuerdo de los cuerpos
siempre podremos partir con sólo un gesto
así oleadas de memoria nos inunden
así seamos olvido final, sin música, ni acierto

Tejemos los manteles hacia el centro
llevamos la ceniza hasta la piedra
nadie sabrá si dudamos o reímos
sólo leve dolor al despedirnos como brisa.

Dejar toda esta luz no nos agobia
ni mirar el basalto de la sombra
entramos en llama
y dejamos el candil para las sobras

No hay que temer ya más, no valen nada
la cascada, la risa
los cantos de los pájaros
los gritos de los niños en la alberca
ninguna palabra, ni canción, ni frase rota
sólo una pregunta quedará en el aire
seguir como luz
o volverse arena.

 

Poemas inéditos para PROMETEO

Receta

Para aclarar nuestras vidas...

Limpiar la conciencia de sí
saberse esperpento, lince o alce
luego
limpiando el jardín
vuelves a encontrar
la antigua oruga
que te sorprendió sin sobresaltos
ahora como ayer
cuando el sol de los venados
te anunció que ya empezaba la tarde
y era el momento propicio
ya
para encontrarte, para regresar a tí
y poder recordar dulcemente
aquella canción que te eleva
del pantano y el turbión a una forma

Al final en medio del día
de la última entrega del silencio
salida de la planta del corazón
encontrarás la calma total
bajo la forma de un agrio reclamo.
No se nos olvide brindar por ello.
Si no ha comprendido retorne al origen.

 

Una voz en la algarabía

 

La humanidad, según algunos
se eleva como un árbol
pero casi siempre se pierde
en el sordo rumor
de la vegetación y la carne
creciendo, devorándose
permaneciendo en la algarabía
horizontal, subterránea.

El ángel contenido en nuestro cuerpo
asciende en fugaces instantes
en la torre que nos lleva
del corazón al cielo
pero termina
casi todos sus días
cansado, aturdido, expectante.

Y sólo basta una voz
en medio del bullicio
para romper el imperio del grito
abrir una tregua
para decirle de nuevo al espíritu
habla, te escucho
un hilo de agua, un eco palpitante
me ha llegado
¿Dónde están tus palabras?

Dios
-Hermes-

Luz de luz
suavidad del aire
ligereza del viento
tu maravilla se dejó entrever
como unión profunda
relación pura
abstracta, total
entre todas las cosas.
Indefinible, inefable
te buscamos
en la sonrisa del gato
inexistente
playa y acantilado
en medio de la tormenta
puerto, faro, señal
con las fauces a la espalda
resguardo
tu luz, tu voz, débil
pero precisa
me decía; adelante
en la flor del agua
que todo lo disuelve
serás tierra del río
roca del aire
cristal de fuego
testimonio mío.

 


Eufrasio Guzmán nació en Tuluá,  Colombia, en 1951. Poeta, escritor e investigador de literatura y poesía. Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana, desde 1981 ha sido profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia y actualmente es su director.  Ha escrito ensayos sobre algunos de los poetas colombianos contemporáneos y sobre temas de antropología y etología humana. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas  De la navegación; Respiración de la casa. También publicó Del patio y el velamen, ensayos sobre la obra de Lezama Lima. A propósito de la poesía, expresa: “Yo creo que la mejor definición de la poesía desde hace muchas décadas, la más vital, se ajusta a la idea de que ella es una religión natural. Una respuesta de la especie a la ausencia de sentido. Por la palabra le doy vida hasta a los muertos y los pongo a hablar. Le damos la voz a los rincones, ponemos a hablar los muros y a la tierra como lo hace un poema muy querido de Fernando Paz

Última actualización: 06/11/2021