English

Rafael Cadenas (Venezuela)

Rafael Cadenas en el Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Rafael Cadenas

 

De Memorial (1977)

Nuevo mundo

1

He quemado las fórmulas. Dejé de hacer exorcismos. Lejos, lejos queda el antiguo poder, mi legado. Hálito de fogata en mis narices, mi idioma desintegrado, la sombra todavía húmeda de un sortilegio. Como vena de agua en la oscuridad otra vida avanza. Todo el arrasamiento ha sido para desplazarme, para vivir en otra articulación.

2

Papeles del amanecer. Siempre hablan de la patria adoptiva, la que me ha dado. Hojas amontonadas como para una ceremonia.
Sacrificio a un dios de ébano.

3

Esas escrituras invariables.

Siempre regreso al mismo idioma. Un cuero embrujado de animal. Inatrapable, pero presente como la vida de un antepasado.

Tejido sobre el tejido, la lengua muerta del amor, fuego que me ha hecho adicto a un culto insinuante.

4

El amanecer no me devuelve el amuleto perdido. Desde una playa un anciano hace señales. Trato de regresar a los pozos, pero no sé el camino.

5

Entra mi sombra.
Trae una serpiente, un búfalo, una mujer, una casa,
un muelle.
Intoxicación de cobres salvajes.
Avanza, avanza.
Droga.
Se apodera de lo que miro.
Va marcando aquí y allá, todo.
Luego huye para unirse a un animal.

Se pierde entre las hojas como un ave.

6

Memoria que sale a buscar cosas huidizas. Posesiones que pertenecen menos a su dueño que al aire. Eso que un cofre de madera quiere proteger no nació para las palabras. Sólo yo me empeño en quitárselo a los ojos.

¿Qué lengua traerá los tesoros sin tocarlos?
Al fondo un rey enfermo me ve partir.
Yo le entrego un estuche con un rubí ansioso.

7

Voy, abriéndome paso por entre la aspereza, al lugar donde está guardado mi retrato futuro.

8

Un fuego remoto me sostiene. De su aura roja tomo mis préstamos.
Pasadizo hacia la incandescencia, no admites plazos.

9

Orgía vegetal.
Una mujer desnuda se acuesta bajo la lluvia.

Texturas donde una ausencia se mira.

Caverna olorosa, condúceme.

10

Légamos jamás recuperados.

De repente un roce. El universo de la piel. El hilo extraviado en el viaje.
Estoy bañado por lo que vive, por lo que muere.
Cada día es el primer día, cada noche la primera noche,
y yo, yo también soy el primer habitante.

 

Derrota

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas mucho más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. Es muy quedado, avíspese, despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada en cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la brisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.

 

Fracaso

Cuanto he tomado por victoria es sólo humo.

Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente, difícil de entreleer es tu letra.

Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el mensaje que traías, más precioso que todos los triunfos.
Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para salvarme.
Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste fáciles éxitos, me has quitado salidas.
Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.
De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas noches me ha hecho hablar afiebrado a una ausente.
Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho que una mujer prefiera a alguien más resuelto, me desplazaste de oficios suicidas.

Tú siempre has venido al quite.

Sí, tu cuerpo llagado, escupido, odioso, me ha recibido en mi más pura forma para entregarme a la nitidez del desierto.
Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé contra ti.

Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.

¡Cuánto te debo!
Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja áspera, lanzándome a mi verdadero campo de batalla, cediéndome las armas que el triunfo abandona.
Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja.
Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel, mantenerme a la fuerza en un escalón, trepar con esfuerzo propios, reñir por jerarquías, inflamarme hasta reventar.
Me has hecho humilde, silencioso, rebelde.
Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado ser. Por no darme otra vida. Por haberme ceñido.

Me has brindado sólo desnudez.

Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú mismo traías el cauterio!, pero también me diste la alegría de no temerte.

Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra gruesa.

Gracias a ti que me has privado de hinchazones.
Gracias por la riqueza a que me has obligado.
Gracias por construir con barro mi mrada.
Gracias por apartarme.

Gracias.

 

Ars poética

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Somos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa. Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.

 

Las paces

Lleguemos a un acuerdo, poema.
Ya no te forzaré a decir lo que no quieres
ni tú te resistirás tanto a lo que deseo.
Hemos forcejeado mucho.
¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen
Cuando sabes cosas que no sospecho?
Líbrate ya de mí.
Huye sin mirar atrás.
Sálvate antes de que sea tarde.
Pues siempre me rebasas,
sabes decir lo que te impulsa
y yo no,
porque eres más que tú mismo
y yo solo soy el que trata de reconocerse en ti.
Tengo la extensión de mi deseo
y tú no tienes ninguno,
sólo avanzas hacia donde te diriges
sin mirar la mano que mueves
y te cree suyo cuando te siente brotar de ella
como una sustancia
que se erige.
Imponle tu curso al que escribe, él
sólo sabe ocultarse,
cubrir la novedad,
empobrecerse.
Lo que muestra es una reiteración
cansada.
Poema,
apártame de ti.


Rafael Cadenas nació en Barquisimeto, Venezuela, 1930. Uno de los más lúcidos poetas y ensayistas venezolanos y latinoamericanos de nuestro siglo, incluido sin falta en las selecciones de poesía del continente. En poesía ha publicado, entre otros, los libros: Cantos iniciales (1946); Una isla (1958); Los cuadernos del destierro (1960, 2001); Derrota (1963) [poema publicado el 31 de mayo en Clarín del viernes; compilado en 1970, junto con Los cuadernos del destierro y Falsas maniobras; Falsas maniobras (1966); Intemperie (1977); Memorial (1977) Edición bilingüe (Español-Inglés), publicada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (2007); Amante (1983); Dichos (1992); Gestiones (1992), Premio Internacional Juan Antonio Pérez Bonalde; Antología (1958-1993) (1996), (1999); Amante (bid & co. editor, 2002) [livre d'artiste con 58 grabados de Norma Morales); Poemas selectos (bid & co. editor, 2004, 2006, 2009). Premio Nacional de Literatura en su país en 1985. Como bien señaló la Editorial Monte Avila en su momento, "Cadenas ha perseguido con persistencia cierta liberación ontológica que pretende una despersonalización que se abre, por paradoja, a la plenitud de la existencia".

Última actualización: 20/11/2021