Jairo Guzmán, Colombia
Por: Jairo Guzmán
Los adivinos en la asamblea del aire
los adivinos en la asamblea del aire
se van con las canciones
que rebotan en hombros de mármol o en platos de bronce
donde reposa la estatua de una uva o el piélago de vino
la rada de sangre de una virgen
que dejara sus menstruos
en el cuenco de un sabio
muerto desde días inmemoriales
en posición de escultura
a punto de ser confinada a un hueco
por el que se cae no se sabe a dónde
y por el que se accede quien sabe a qué
después de la algarabía en los palacios
rebuznan los asnos del tedio
bosteza una lápida
los muertos arrastran sus canastas de odio
sin importarles el tintineo o el garbo de la dama
que camina bailando con la gracia de su copete
rodeado en espiral
por una cinta azul
así representaríamos a Melancolía
en una plazoleta de pueblo
regresa de una jornada de toros
por no decir cornada
con vestuario en múltiples tonos del rojo
hasta desfallecer en un ceferino
jaspeado de sangre de adolescente
sacrificado en las carnestolendas
7 cuerpos para una fragmentación de la sombra
¿Qué haremos con los muertos
como coágulos en los estanques del sol?
Para saltar el disco del sol
nos quitamos la piel
y hacemos un tapiz para uso de los pájaros
La música se acumula en el lugar más luminoso
de la fruta abandonada a la quietud de la casa
Por la enredadera de nervios
se mueven los mensajes de la sangre
Con hilillos de sangre
la tejedora
borda el sudario
del hijo asesinado
Las imágenes se destrozan
al paso de la luz
Silencio
mueca de payaso
en el teatro
de una carcajada
Un hombre entre dos fuegos
mis ojos brotados
inyectados de fiebre
corrí desesperado
entre dos fuegos
la pierna de un maniquí
tendida sobre la calle
su rodilla carbonizada
quise yacer a la sombra de esa pierna
perseguir tu olor
a través del muslo
el escupitajo del sol en mi nuca
la pierna retorcida
algo de hollín en el talón
una anciana grita asfixiándose
sentía horror la anciana
mirando desde la balaustrada
cómo ya no corría si no que me arrastraba
desencajada
arrancada mi pierna
eran muchos
invadieron la calle
todo lo pateaban y destrozaban
yo no pensé que perdería mi pierna
abrazado a la pierna del maniquí
no lo creí
cuanto sufro por no yacer a la sombra
de tus piernas
amada
acaricia lo que de mi pierna
queda en tu memoria.
Gestos de carbón
Con pasión sólo fusionarme a la roca.
Incrustaciones de estalactita en los nervios.
Ademanes de cuarzo, camino adentro, de las venas.
Encuentro parajes
donde todo es turbadoramente bello.
En la ausencia de lenguaje
mis gestos de carbón dibujan al niño que fuí.
Para Paul Celan, in memoriam.
Yo sacudía los pájaros de tu pelo
yo soy el hospital
la ducha averiada
también soy
un inquilinato
la sopa de arañas
pregúntale a Judith
la que en mi ombligo vive
pregúntale a Vicente
mi hijo pródigo
( Jahel la francesita de Bretaña
tenía 17 años )
brújulas cuelgan
de mamposterías
como chuletas en la esquina noroeste
de la avenida La Playa
con la Oriental
cuentan que Orión
es una algarabía de estrellas
las Camias
en la calle del colegio de los salesianos
-junto al parque de Boston-
son 18 árboles de perfume
proceden de Arabia
no me busques
se me diluye el cuerpo
en la opalescencia
yo sacudía
los pájaros
de tu pelo
para mirar
mejor
la colina
de tus hombros
yo soy
un bisturí
de viento
con el que
las ninfeas
abren ojales
al manto
de mimosas púdicas
Boticelli
no me creería
la descripción
de las tetas de Roselli
un rosado imposible
le retrasaría
el gozo
de
la
s
p i e l e s
y
si
como prueba
de mi visita al mar
en sueños
despertará Moby Dick
junto a mí
¡ Ay !
¿y entonces qué?
Coleridge
no tiene
cólico
en este
instante
ninguna
amiga
se llama Margarita
¡ Ay !
¿pero qué del Girasol?
La rosa
Angel de alas
concéntricas
que son párpados
extendidos
al delirio de la nube
que hacia ti avanza
para cubrirte
con su alfabeto tornasol
de briznas de agua
Desde el cenit
te ves flotando
Frente a ti
apareces atado a la tierra
con un cordón de espinas
La tierra quiere detenerte
y tu delirio es el sol
Flotación y Gravedad
te disputan
por los dones de tu milagro
porque eres un enigma
con forma de torbellino en reposo
a cuya aparición
le anteceden las manos
que domaron a los monstruos de Arborescencia
Esas manos acariciaron la espina
y de esas nupcias
brotaste
pleno de mensajes
cifrados en tu silencio
Tu actitud
es la de quien escucha
las lisonjas del sol
el cíclope pelirrojo
Los himnos a tu fragilidad de umbela de éter
serán entonados
con acordes de rocío
cuando tus alas se desprendan
y ya no esté el altar de tu figura
Ozono
Arcángel protector
de la pradera
donde crece
el sagrado Stropharia
Por ti
a lo lejos
la montaña
se ve azul
Gema de éter
emanado
de la pedrería celeste
Uno
en la trinidad
del oxígeno
El espejo negro
Atraído por la visión de un árbol, camino por la sabana, hasta extraviarme en su paisaje. Su tallo, abrazable por ocho hombres en círculo. Tan alto que aves migratorias se desvían de su ruta, allá lejos, imantadas por su presencia.
Palacio para pájaros. Bajo su fronda me acuesto hasta entrar en el trance del intersueño. Mi visión se desplaza como si otro llevara en su rostro mis ojos. Avanza. Una pradera. Hongos, gigantes, de un material calcáreo. Corro. Me acompañan vientos corporeizados o cuerpos huracanados. Luego, una arboleda de robles. Una pequeña laguna.
Los vientos me abandonan en la parte trasera de una casa, construida con maderas que exhalan aromas. Hay recámaras, amplísimas, de techos altos. Hay cervatillos, grabados sobre pieles; miran, perplejos, un remolino de aves. Emblemas de oro, plata y piedras pulidas.
En el espejo de ónix se ve la entrada a un recinto donde se realiza un diálogo, sin palabras, entre muchas personas. Leves corrientes de un viento atémporo ondulan, benévolamente, en el cielo de este recinto semi-elipsoidal.
Proceden de remotos parajes o tal vez siempre han estado atrapados en el espejo negro. Al atravesar ese velo, se siente que nos esperaban. Todos dicen, con mucha clarividencia, mensajes fundamentales. Es un habla que no puede ser expresada sino como un coro de briznas flotantes. Al regresar de allí se siente que esas voces, como viento que roza las espigas, nunca más nos abandonarán.
Los ojos regresan al cuerpo.
ENALBIS
I.
Te hablo desde un lugar sin nombre
Donde tu rostro aparece entre olas de oro
La esmeralda de los cielos es tu atuendo
Y tus brazos son ramajes de rubí etéreo
En las moradas donde se escucha tu voz
Hay un misterio transformado en canción
Tu cuerpo es tu danza y tu danza el reino
Del delirio por el que un dios resucita
II.
Vuelves a mi sueño en mi velar te veo
Avanzas entre bosques ramas de agua lianas
Espigas de trigo estelar nacen de tu canto
En torbellino de placeres ascienden los deseos
Las praderas donde late el sol ante ti se extienden
Vienes con la alegría de una fuente de pájaros
De tus bosques íntimos me llegan los sonidos del mar
Por la gracia de tu rostro me desvanezco en tu boca
III.
Con las bendiciones del azar canto en tu regazo
En los hilos de oro de tu voz se posa un pájaro lunar
Mientras los acordes celestes dan inicio a la noche
De tu figura brota una niña que cabalga un esplendor
Los volcanes del corazón deliran con tus amores
De los vértigos solares brotan los árboles que te arrullan
Te veo en un lago te veo entre la bruma te veo azul
Tú eres un relámpago un súbito de cuarzo la marea del enigma
De Voces del entresueño
Una visión
Dedicado a la juventud hidropónica de Antioquia, la antigua
Veo una ciudad
La ciudad de Medellín
Les juro que de lejos parece un santuario
Un cúmulo de ruinas blancas con su atuendo de moho
La Avenida Oriental tapizada de zanahorias
Arracachas hidropónicas en procesión hacia lo que fuera
una fuente
le llamaban el round point de la fuente de
la Bachué
Donde estuviera la escultura es ahora un cuenco informe
El edificio coltejer rebosante de habichuelas
Un rictus de invernadero paraliza a los azulejos
Goteante la realidad adviene con el pasaje Junin
convertido
Durmientes
No olviden a la Dama Cilantro
Dicen que en sueños nos pone a bailar
flamencos
Rábanos en los antiguos depósitos de valores
Bajo la luz conducida por fibra óptica
Cavernas en las oficinas de mesaninis
como gavetas de escritorios
son un principado de pepinos
paraíso transmitido vía mangueritas para desiertos
sólo el sonido de una gota es obsesión en esta errancia
Medellín a cuentagotas
petrificada
saturada de repollos en tus autopistas de escape
hacia
montañas
desde donde arriban los lisiados del monopatín
a tomar su sopa de legumbres
En espiral de anís
en espiral de anís
tu cabellera se eleva
en tus ojos de ave de paso
aparecen venados
miran fijamente
a la primogénita
entre sombras de cipreses
lleva un gorro de otras latitudes
columpios de dientes de león
y un riachuelo
ESTE CARNAVAL
Este carnaval
ganó la batalla
esparció espigas
del oro del trigo intangible
que reluce entre lo que no se ve
¿Qué no se ve?
El fotógrafo
Digamos que no se ve
el sonido del verde
excepto si percibes su olor
El óleo verde huele a trementina
y el verde ¿a qué huele?
Si vamos por las rutas del verde
volvemos al carnaval
Eso es posible por la incesante necesidad
que el verde tiene del rojo
En este carnaval
el sacrificio consiste en derramar
la leche del misterio
en los pechos de los niños asesinados
A este carnaval
sólo asisten las huestes
de los Libertinos del Rayo
danzantes al ritmo
de la palabra no dicha
sólo aprehensible
por el eros de los objetos
Y la música todo lo conecta
a partir de abismos de silencio
que todo lo pueblan
para que el ruido dance
y sea el sonido
de lo que se desvanece por fricción
pero que resucita en roce universal
En este carnaval la música es médula
y el alcohol una doncellita de oro
a quien no la salpica la sangre
de los masacrados
sino el polvo solar del delirio
Para este carnaval
sus nociones son dadas
viviendo en las moradas del relámpago
donde canta la espiga del oro imposible
Serás guerrero cuando veas fluir el oro
de las lágrimas
De Voces del entresueño
LLEGAN LAS MUJERES
Llegan las mujeres
a servir copas de lágrimas
para que mi bestia de luz
libe
para que el humor
haga estallar de risa
el océano negro de sus angustias
Sufren por los hombres
-sus hijos
es decir
sus novios
que rompen cítaras
en su amor-
y flotan con la mujer
que de mi sustraen
buscando la muñeca de su infancia
Carcajean cuando les digo
que no soy una muñeca
sino un burrito en el pesebre
de la niña velazqueña
También les digo que serán mis hijas
cuando logren que una rana cabalgue un cuervo
con placer inaudito
Si eso hicieran se convertirían
en niñas azules
Veo el oro fluir de sus lágrimas
Veo un prisma violeta
entre brumas azul de Prusia
Veo un punto blanco
donde el oscuro se diluye
Veo caballos en establos de éter
Son rayos
De Voces del entresueño
UN PEZ MUERTO EN LA PLAYA
Pareces un monje budista
escuchando el gong de las galaxias
¿Será que alguna vez fuiste terrestre
y el delirio de boscaje de tus ancestros
te hizo desmayar en este paraje?
¿Acaso fuiste gacela?
¿Qué rayo te fulminará cuando seas ave?
Estabas ebrio de sol
y ya se me hacía absurdo
un pez bronceándose en la playa
Cuando seas un pájaro
grande y azulenco como el pájaro de la soledad
te escucharé la salmodia a la alegría
ante el esplendor que sirve
en la crátera del pelícano
el vino del rayo blanco
Pájaro de las aguas
tu sed de madreselvas y dientes de león florecidos
no fue saciada
Cuando seas ave
en el ramaje de un guayacán
concédeme la clave de los vientos
De Voces del entresueño
ORACIÓN
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Sé que nada te importo
Sé que no te percatas de mi divinidad
Aún así no te he abandonado
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Te veo como una niña de éter
en columpio de diente de león
entrelazada a un esplendor
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Agradezco tu compañía
durante mi errancia
por los caminos abruptos
También te doy gracias
por revelarme
que el infierno está vacío
y me puebla
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Deberías cuidarte un poco más de mí
De La letra y su crimen
LA MUERTE
La muerte es un espectro
que no tiene ojos
ni oídos
Es una cosa sin rostro
experta en relaciones
públicas
No se baña
pero canta en las lagunas
y usa tu nombre
Se sabe de memoria
todos los números
de teléfono
y le ordena a las momias
que nos den un besito
La muerte
antes de existir
no sabía que iría al cine
y a ti se parece
cuando te miras
en un espejo de sangre
cuando te quedas
sin brazos
y se te cae la cara
La muerte
es una autosugestión
crónica
es un problema psicológico
La muerte
es una alucinación colectiva
que se convirtió
en un suceso tan real
como un mordisco
La muerte
debería cambiar de oficio
debería volver
a su burdel de sombras
y que por favor
no me moleste
De La letra y su crímen
NUESTRO LECHO ES UNA RIBERA DE MALEFICIO Y RÁFAGA
Los muertos reclaman su voz
A través de ésta palabra por la que
El girasol de huesos
Se mueve a ritmo de
Colibrí disolviéndose en
Cielo de ácido
Somos un dragón
que serpea los caminos
Borrachos de insomnio
arrastramos tiestos
y harapos
Vida que se atasca
entre esqueletos
de niños y perros
*
Esas tempestades
relámpagos que alumbran
los campos arrasados
Noche de las torturas
se nos revela
con sus rictus mortis
¿Qué mano negra
desmiembra a nuestros
hijos?
*
Y esos hombres
totalmente deformados
en sus gesticulaciones
cuando nos golpean
hasta reventarnos los ojos
Cuando nos colocan la soga
y van tensando lentamente
hasta ahorcarnos
Esos mercenarios
eran nuestros vecinos
Jugaban cuando niños
con nuestros hermanos
y hasta comían en nuestro propio plato
¡Míralos cómo nos masacran!
De Trashumancia de las tumbas
ojos rábanos música
la pañoleta marrón
de seda
con dibujitos casi imperceptibles
por efecto de la noche que cubre los tapices y fruteros
yacentes
en el rincón donde se adivina un desierto
invadidos por la luz mortecina que se difumina
en el vacío de una casa
construida en un témpano
nos morimos nos asfixiamos no hay fuego
la luz nos abandona como si fuera una bestia enferma
la luz tiene sus bestias atascadas en lodazales del cálculo
aplicado a un muslo
sometido a la auscultación clínica
-los tendones con rábanos no saben tan mal-
grietas
precipicios por donde se caen todas las trompadas
el jab de izquierda
el delirio
alcohol :
"albur ganado
canto de cisne del azar"
-las viudas abandonan a sus rivales, las quinceañeras hijas-
tus amígdalas
risitas de puticas escuchas
cuando las bestias de la luz te arrancan los ojos
con sus uñas de relámpagos
brincas con las gacelas del sonido
para luego caer rendido
ante las solicitudes de una estrella
no mueres no yaces no te precipitas
no te retuerces no te diluyes
los visitantes olvidaron sus aspirinas
se quejaron
mostraron sus heridas
las ancianas dejaron de fabricar galletas
el sol no era tal sino un bombillo en el trasero de un asno
se arquean los sauces más llorones que de costumbre
el cielo está más frío que el círculo polar gástrico
de un paciente nefrítico
en el pabellón de urgencias
*
raPAZ
Paz hecha a semejanza del rayo
En la noche circundada de gritos
Junto al estuario de los niños asesinados
Guerra sin tregua la paz del ahorcado
La paz de los perros sin huesos
La paz a la medida del colapso
La paz en remolinos del río de las decapitaciones
Dame la tormenta dame el vértigo
Dame la guadaña dame el tambor
Dame la danza dame la voz
Dame los nervios dame la lengua del sol
Paz de tendones rotos coronada de luto
El aura de tus ejércitos es una llama negra
Paz rostro de mosquita muerta
En tus lodazales se retuercen los torsos del suplicio
En tu sosiego se atascan cadáveres como moscas en la miel
Tráeme, oh paz, tu collar de dientes de perra alegre
Tráeme, oh paz, la espada de un arcángel
Tráeme, oh paz, el cáliz de los futuros osarios
Un girasol y una vaca ametrallados
Paz Paz Paz
Te muerde el cuello una fiera rapaz
JAIRO GUZMAN Nació en Medellín, Colombia, en 1961. Ha publicado los libros de poesía Coro de Ahorcados y Todo paisaje es la elegancia del ojo. Ha sido coorganizador del Festival Internacional de Poesía en Medellín y director de la Escuela de Poesía de Medellín. Bajo el título de El ombligo del pez, Parte de su obra poética ha sido incluida en internet en el link: http://elombligodelpez.blogspot.com/. Egresado de Matemáticas puras de la Universidad Nacional de Colombia.