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Boualem Abdoun (1950)

Boualem Abdoun (1950)

El año de la ruina

El hombre huye con espanto
la casa se derrumba
de todas partes gritan
ya.
Te traigo esta mañana –incluso si no hubiera más mañanas-
mi corazón reseco en un sandwich
la vía láctea en un tazón
y un dedo de chocolate.
No, nada digas:
el todo perfuma, desgarra y se calla.
El viento se traba en los agujeros
y el tiempo se deshace en el umbral.
Te traeré mi mañana
el horizonte arrollado a mi cuello
y un poco de silencio y un poco de odio
para sobrevivir.

No, nada digas, tú no tienes nada qué decir.
Deja al cosmos llorar nuestra inmortalidad.
Y las fronteras se aproximan.
Las fronteras se aproximan.
Los suburbios de tus ojos no ven nada
ya, ni siquiera me han visto a mí.
A pesar de todo te traeré
una placa de un mármol virgen de Paros
y dos ramas de naranjo, florecidas
-si aún queda.
La última espuma de las plañideras se crispa
en el fango.
No llores, tú no tienes qué llorar.
No precipites las cosas.
¿Esta muerte?
Tendremos la promesa de esta muerte.
Allí estamos para esperar
y tú no esperas nada todavía.
Tus ojos son ladrones de astros.
Y las fronteras se aproximan.
Vamos a degradarnos, niño mío.

Última actualización: 28/06/2018