Henri Krea (1933)
Henri Krea (1933)
Memorial
I
Ante la vida entera y su profusión yo soy como
ese río que se desborda por doquier Para siempre.
que no se sabe hacia donde precipitar la violencia de su flujo
pero que se abalanza más abajo hacia donde le aguarda su ancho estuario
y el océano de confianza le espera en su vastedad y en su selva de mástiles
fantasmas
porque las islas que flotan río arriba son siempre accidentes
como esos remolinos que envuelven lo verdadero en groseras volutas de arena
arrebatada a la tierra plena
o bien ese pez solitario frente a ese río abrumador
en lucha contra la corriente inmóvil para dirigirse hacia la fuente
o bien este hombre frente al simún que le inmoviliza esta vez
acribillado por la sal de las altas mesetas
o bien este otro hombre, su hermano de sangre, que intenta
forzar la cerradura de la terrorífica máquina social
o bien todos aquellos que han captado el acontecimiento y
fornican con él a su pesar
o bien, más aún, este adolescente aprisionado por sus hábitos
esclavos de formas establecidas desde el nacimiento del mundo
o bien ese río primero que enseña la continuidad y la permanencia
pasado por el tamiz del día reunido con la noche
en su lecho, en fin, que acarrea el diamante tan pronto como
me doy cuenta de que
abandonando el limón a la orilla que él inundó, majestuoso
el río consiente anegar una pradera
la hierba la retama las gráciles sombrillas
la espuma que engendra (toma velocidad) la aldea blanca bombardeada
por la cándida noción del sol
metamorfoseado en torrente por en medio del conducto aéreo
que le precipita hacia el océano por las tierras abandonadas
esta carrera terrorífica sus pulmones silbantes
y las selvas que atraviesa con todo el vigor de su sexo tumultuoso
son un vientre de mujer tan bello como el firmamento limpio de tinieblas.
Te amo planeta lluvioso en ocasiones y en ocasiones caluroso.
Y permanezco vertical como el árbol y
ancho como el río en crecida.
Apasionadamente.