Dorothy Porter, Australia
Por: Dorothy Porter
Tomado de Crete
Cita cálida
(Fragmento)
Los árboles de pino
vienen la mayoría vivos
goteando resina
en una fogata
Yo tengo una cita cálida
con la Muerte
¿será ella
mi hirviente Celta?
¿retará conmigo
a los Caballos Blancos?
virginalmente juntas
La Muerte y yo
cálido mar azul
¿o será La Muerte
mi curvado saca corchos
Judío?
"Soy tú
Soy tú"
gime ella
derribándome al suelo
en un viejo hotel de alcurnia
robándome el aliento
¡Oh Muerte!
Nunca te ví
con un vestido
y zapatos de tacón
Sólo la fusión
de tus pechos
el nudo
de tu lengua
No puedo traer a casa
a un demonio
para que conozca a mi madre
pero no llamaré
un taxi
No me iré
hasta que me hables
acerca de ti
hablemos, Muerte
¿podríamos acaso ser amigas?
¿todo tiene que ser
sexo
contigo?
¿te gusta el cricket?
¿te gusta el tenis?
¿Cómo te pareció
el Festival de Cine de este año?
Bebe tu larga oscuridad
lentamente, Muerte,
Quiero conocerte
¿quieres
ser mi prima segunda
mi prima lejana?
Celta o Judía.
Nunca serás inglesa, Muerte
Dije Adiós a Todo eso
con mi última Comunión
Anglicana
No puedo recordar
la hostia
No pude embriagarme
con el vino
Celta o Judío.
Aliento o rocío.
Tú nunca serás confiable.
Yo nunca seré verdadera.
Porque, Muerte,
simplemente Yo no soy
ni tú tampoco.
Muerte
I
Curar la piel de la muerte
hasta que huela como el cuero
y se sienta como la gamuza.
Llevarla puesta este invierno.
Simplemente
no dejes que el cadáver
se levante
y te vista.
II
Ya tienes cuarenta y cinco años.
¿Cuándo vas a aprender
discreción?
Por una vez
cuida tu lengua.
No te apresures
a contárselo todo
a la muerte.
III
Los cráneos de tus compañeros
brillan bajo la luz de la vela
brillan rebosantes
mientras brindan
ha sido una buena noche 2
mucho trago
muchas drogas
mucho sexo
(o se ha hablado de ello)
Pero es muy tarde
para ti
Hace rato pasó la hora confusa
de ir a dormir.
IV
Pasando el umbral
de una vieja fotografía
desprecias
rostros muertos
Quieres arañar
el papel
hasta que algo
chille.
V
¿Muere también la envidia?
¿La envidia postmortem
se infla con su propio gas
y putrefacción?
3
¿O acaso la envidia
sobrevive a todo
y resplandece
como una cucaracha
después del holocausto
llena de un horripilante bienestar?
VI
Todo momento
es antesala de la muerte
puedes pescar
por un momento
en el río de diamantes astillados
como un pelícano
pero el momento puede moverse
inexorablemente
hasta llegar a otro
donde tú aguardas,
como Lorca
despojado de poesía
en un cuarto silencioso,
con orines en las entrañas
esperando
a que un hombre
todo nariz y todo garras
te llame para entrar.
VII
No puedes dormir profundamente
con ésta última arveja en tu plato
que puede lanzarse sobre tu pecho
y crecer
yaces rígido
y tu respiración se apaga
a medida que te aproximas
al reino confuso
de palacios vacíos
donde todo sabe
a otoño.
Dulces sueños.
Escucha tu propia sangre
como al mar.
Y cómete esa arveja.
VIII
Para Emma
Y al final
quizás
habrá un olor
disperso
un olor
de verano con
los ojos húmedos
un olor
zumbador 5
a lo largo del azulado sendero
un último truco
un último salto
de rosas.
La leopardo esmeralda
Estás perdido si maniobras.
¿Cómo llegaste aquí?
Leopardo, ese aroma en el aire.
Leopardo, ese rastro a tus pies.
Tus nudos se desataron en un velamen
y viraste a un color verde
intenso.
La leopardo tose desde el
horizonte
tú miras su garganta.
Es hermosa.
Un rugido de mar, un rugido de piel
puedes mirarla
lo puedes mirar todo.
Un latigazo de cola
mientras te mira.
Tan peligrosa es ella;
inmensa,
calcula tu temblor
sus ojos humean
tus ojos se cierran
quieres su caricia
sueñas
con su peso sobre tu pecho.
No se mueve.
Un silencio exuberante
se extiende desde su mirada fija.
Su aliento en tu cara.
como aguda luz
ella te da forma.
No te desvaneces.
Las montañas del lado de la ventana
Es mescalina
en el silencioso
pero constante hervor
en alguna parte
en la densa y húmeda batería
de mi córtex?
Es un gene visionario
de Fay la ojiazul
mi abuela
que se habría despabilado
en el asiento trasero de un carro
encantada con el color
del mar
mientras coronábamos la colina
hacia el valle Mona?
En medio
de mi rechinar de dientes
bizqueo de un yo
hay un ojo en trance de
asombro
que no se apresura nunca
por completo
en el cuerpo ligeramente
negligente de la diosa
quien mira el pecho rojo
de un loro
en un árbol desnudo pero lleno de rebrotes
como si mi propia sangre reluciente
fuera exhibida
sin traumatismos
vida, vida, vida
el tronco blanco
de un arbusto gomífero
en el frío atardecer
la amatista del vino
bebido demasiado pronto
por Ella Fitzgerald
mientras la ventana se nubla
con mi aliento de fisgón
permanecer en la luz
recogiendo
las últimas flores del ciruelo
es volverme yo misma el lujurioso atardecer
el síncope de mis venas
el brillo de mis manos
un lento disolverse intoxicado
desde el rojo hasta el azul
Dorothy Porter nació en Sydney, Australia, el 16 de marzo de 1954, Murió el 10 de diciembre de 2008, en Melbourne. Publicó varios libros de poemas, entre ellos: Bisonte (1979); El loro nocturno (1984); Conducir demasiado rápido (1989); Akenatón (1992), Creta (1996); Otros mundos: Poemas 1997-2001 (2001); Poemas de enero a agosto de 2004 (2004); The Bee Hut (2009, póstumo); Poemas de amor (2010, póstumo).. Publicó también la novela La máscara del mono, 1994, con la que obtuvo diversos premios. Fue incluida en la Antología de Poesía Contemporánea de Australia, editada por Trilce Editores, Bogotá, 1997. Recibió el premio Christopher Brennan por su trayectoria en poesía.