Jairo Guzmán (Colombia)
Por: Jairo Guzmán
Poemas inéditos
La rosa
Angel de alas
concéntricas
que son párpados
extendidos
al delirio de la nube
que hacia ti avanza
para cubrirte
con su alfabeto tornasol
de briznas de agua
Desde el cenit
te ves flotando
Frente a ti
apareces atado a la tierra
con un cordón de espinas
La tierra quiere detenerte
y tu delirio es el sol
Flotación y Gravedad
te disputan
por los dones de tu milagro
porque eres un enigma
con forma de torbellino en reposo
a cuya aparición
le anteceden las manos
que domaron a los monstruos de Arborescencia
Esas manos acariciaron la espina
y de esas nupcias
brotaste
pleno de mensajes
cifrados en tu silencio
Tu actitud
es la de quien escucha
las lisonjas del sol
el cíclope pelirrojo
Los himnos a tu fragilidad de umbela de éter
serán entonados
con acordes de rocío
cuando tus alas se desprendan
y ya no esté el altar de tu figura
Ozono
Arcángel protector
de la pradera
donde crece
el sagrado Stropharia
Por ti
a lo lejos
la montaña
se ve azul
Gema de éter
emanado
de la pedrería celeste
Uno
en la trinidad
del oxígeno
El espejo negro
Atraído por la visión de un árbol, camino por la sabana, hasta extraviarme en su paisaje. Su tallo, abrazable por ocho hombres en círculo. Tan alto que aves migratorias se desvían de su ruta, allá lejos, imantadas por su presencia.
Palacio para pájaros. Bajo su fronda me acuesto hasta entrar en el trance del intersueño. Mi visión se desplaza como si otro llevara en su rostro mis ojos. Avanza. Una pradera. Hongos, gigantes, de un material calcáreo. Corro. Me acompañan vientos corporeizados o cuerpos huracanados. Luego, una arboleda de robles. Una pequeña laguna.
Los vientos me abandonan en la parte trasera de una casa, construida con maderas que exhalan aromas. Hay recámaras, amplísimas, de techos altos. Hay cervatillos, grabados sobre pieles; miran, perplejos, un remolino de aves. Emblemas de oro, plata y piedras pulidas.
En el espejo de ónix se ve la entrada a un recinto donde se realiza un diálogo, sin palabras, entre muchas personas. Leves corrientes de un viento atémporo ondulan, benévolamente, en el cielo de este recinto semi-elipsoidal.
Proceden de remotos parajes o tal vez siempre han estado atrapados en el espejo negro. Al atravesar ese velo, se siente que nos esperaban. Todos dicen, con mucha clarividencia, mensajes fundamentales. Es un habla que no puede ser expresada sino como un coro de briznas flotantes. Al regresar de allí se siente que esas voces, como viento que roza las espigas, nunca más nos abandonarán.
Los ojos regresan al cuerpo.
ENALBIS
I.
Te hablo desde un lugar sin nombre
Donde tu rostro aparece entre olas de oro
La esmeralda de los cielos es tu atuendo
Y tus brazos son ramajes de rubí etéreo
En las moradas donde se escucha tu voz
Hay un misterio transformado en canción
Tu cuerpo es tu danza y tu danza el reino
Del delirio por el que un dios resucita
II.
Vuelves a mi sueño en mi velar te veo
Avanzas entre bosques ramas de agua lianas
Espigas de trigo estelar nacen de tu canto
En torbellino de placeres ascienden los deseos
Las praderas donde late el sol ante ti se extienden
Vienes con la alegría de una fuente de pájaros
De tus bosques íntimos me llegan los sonidos del mar
Por la gracia de tu rostro me desvanezco en tu boca
III.
Con las bendiciones del azar canto en tu regazo
En los hilos de oro de tu voz se posa un pájaro lunar
Mientras los acordes celestes dan inicio a la noche
De tu figura brota una niña que cabalga un esplendor
Los volcanes del corazón deliran con tus amores
De los vértigos solares brotan los árboles que te arrullan
Te veo en un lago te veo entre la bruma te veo azul
Tú eres un relámpago un súbito de cuarzo la marea del enigma
De Voces del entresueño
ESTE CARNAVAL
Este carnaval
ganó la batalla
esparció espigas
del oro del trigo intangible
que reluce entre lo que no se ve
¿Qué no se ve?
El fotógrafo
Digamos que no se ve
el sonido del verde
excepto si percibes su olor
El óleo verde huele a trementina
y el verde ¿a qué huele?
Si vamos por las rutas del verde
volvemos al carnaval
Eso es posible por la incesante necesidad
que el verde tiene del rojo
En este carnaval
el sacrificio consiste en derramar
la leche del misterio
en los pechos de los niños asesinados
A este carnaval
sólo asisten las huestes
de los Libertinos del Rayo
danzantes al ritmo
de la palabra no dicha
sólo aprehensible
por el eros de los objetos
Y la música todo lo conecta
a partir de abismos de silencio
que todo lo pueblan
para que el ruido dance
y sea el sonido
de lo que se desvanece por fricción
pero que resucita en roce universal
En este carnaval la música es médula
y el alcohol una doncellita de oro
a quien no la salpica la sangre
de los masacrados
sino el polvo solar del delirio
Para este carnaval
sus nociones son dadas
viviendo en las moradas del relámpago
donde canta la espiga del oro imposible
Serás guerrero cuando veas fluir el oro
de las lágrimas
De Voces del entresueño
LLEGAN LAS MUJERES
Llegan las mujeres
a servir copas de lágrimas
para que mi bestia de luz
libe
para que el humor
haga estallar de risa
el océano negro de sus angustias
Sufren por los hombres
-sus hijos
es decir
sus novios
que rompen cítaras
en su amor-
y flotan con la mujer
que de mi sustraen
buscando la muñeca de su infancia
Carcajean cuando les digo
que no soy una muñeca
sino un burrito en el pesebre
de la niña velazqueña
También les digo que serán mis hijas
cuando logren que una rana cabalgue un cuervo
con placer inaudito
Si eso hicieran se convertirían
en niñas azules
Veo el oro fluir de sus lágrimas
Veo un prisma violeta
entre brumas azul de Prusia
Veo un punto blanco
donde el oscuro se diluye
Veo caballos en establos de éter
Son rayos
De Voces del entresueño
UN PEZ MUERTO EN LA PLAYA
Pareces un monje budista
escuchando el gong de las galaxias
¿Será que alguna vez fuiste terrestre
y el delirio de boscaje de tus ancestros
te hizo desmayar en este paraje?
¿Acaso fuiste gacela?
¿Qué rayo te fulminará cuando seas ave?
Estabas ebrio de sol
y ya se me hacía absurdo
un pez bronceándose en la playa
Cuando seas un pájaro
grande y azulenco como el pájaro de la soledad
te escucharé la salmodia a la alegría
ante el esplendor que sirve
en la crátera del pelícano
el vino del rayo blanco
Pájaro de las aguas
tu sed de madreselvas y dientes de león florecidos
no fue saciada
Cuando seas ave
en el ramaje de un guayacán
concédeme la clave de los vientos
De Voces del entresueño
ORACIÓN
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Sé que nada te importo
Sé que no te percatas de mi divinidad
Aún así no te he abandonado
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Te veo como una niña de éter
en columpio de diente de león
entrelazada a un esplendor
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Agradezco tu compañía
durante mi errancia
por los caminos abruptos
También te doy gracias
por revelarme
que el infierno está vacío
y me puebla
¡Dios mío! ¡Doncellita de oro!
Deberías cuidarte un poco más de mí
De La letra y su crimen
LA MUERTE
La muerte es un espectro
que no tiene ojos
ni oídos
Es una cosa sin rostro
experta en relaciones
públicas
No se baña
pero canta en las lagunas
y usa tu nombre
Se sabe de memoria
todos los números
de teléfono
y le ordena a las momias
que nos den un besito
La muerte
antes de existir
no sabía que iría al cine
y a ti se parece
cuando te miras
en un espejo de sangre
cuando te quedas
sin brazos
y se te cae la cara
La muerte
es una autosugestión
crónica
es un problema psicológico
La muerte
es una alucinación colectiva
que se convirtió
en un suceso tan real
como un mordisco
La muerte
debería cambiar de oficio
debería volver
a su burdel de sombras
y que por favor
no me moleste
De La letra y su crímen
NUESTRO LECHO ES UNA RIBERA DE MALEFICIO Y RÁFAGA
Los muertos reclaman su voz
A través de ésta palabra por la que
El girasol de huesos
Se mueve a ritmo de
Colibrí disolviéndose en
Cielo de ácido
Somos un dragón
que serpea los caminos
Borrachos de insomnio
arrastramos tiestos
y harapos
Vida que se atasca
entre esqueletos
de niños y perros
Esas tempestades
relámpagos que alumbran
los campos arrasados
Noche de las torturas
se nos revela
con sus rictus mortis
¿Qué mano negra
desmiembra a nuestros
hijos?
Y esos hombres
totalmente deformados
en sus gesticulaciones
cuando nos golpean
hasta reventarnos los ojos
Cuando nos colocan la soga
y van tensando lentamente
hasta ahorcarnos
Esos mercenarios
eran nuestros vecinos
Jugaban cuando niños
con nuestros hermanos
y hasta comían en nuestro propio plato
¡Míralos cómo nos masacran!
De Trashumancia de las tumbas
Jairo Guzmán. Medellín, 1961. Graduado en Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín). Ha publicado el libro de poemas Coro de ahorcados (1995) y el opúsculo Todo paisaje es la elegancia del ojo (1997). Co-fundador del Festival Internacional de Poesía de Medellín. En 1995 visitó la República popular China, invitado por la sociedad de escritores de ese país para realizar lecturas de poemas e intercambio con poetas de esa región. También ha participado en otros encuentros, a nivel internacional, como la Feria Interamericana del Libro en Curitiba, Brasil, 1997, El encuentro de artistas por la paz (Helsinki, Finlandia, 2001), el Festival Eskéletra de Poesía (Quito, Ecuador, 2000). Sus poemas han sido publicados en diversas revistas, tanto locales como internacionales. También ha publicado en diversas páginas web del mundo. Actualmente edita el blog de poesía Meridiano 75 (http://meridiano75.blogspot.com). Los poemas aquí publicados aparecen en el blog , con su poesía inédita, El ombligo del pez (http://elombligodelpez.blogspot.com).