Miriam Montoya
Miriam Montoya
Tomo tu pulso con blandas yemas
Vienen en tu pálpito días de penuria
Me llegan de tu sangre
*
Tus pulsaciones anuncian
*
Vengo de la noche
del rugido de fieras
Vengo del fuego
Vengo de los cánticos
Del culto de los muertos
De los niños ocultos
Vengo sola
Vengo de la noche que al fin
Vengo sola
*
La palabra de la noche se eleva
La palabra de la noche
Los labios de la noche
La palabra de la noche
*
Tenemos la certeza
*
Nubes que corren y nos repiten
Los abrazos llevados los besos
Siluetas y sombras repitiéndonos
El roto eslabón
Los abrazos llevados los besos
Hojas caducas
Gong repetido
cuento milenios de gestación
la errancia de los continentes
gota repitiéndose
abriendo paso a la memoria
caudal de imágenes del animal que al erguirse
mirando al horizonte lanza la jabalina
y escucha el eco de su grito
incesantes partos poblando el mundo
años puntuales de migraciones y olvidos
trote de recuas
ríos salidos de madre
la aprehensión de estampidas
el fuego y la clepsidra
raptos e incestos de lejanas teogonías
ascensos por escarpados riscos
hambre y sed bajo la canícula
la pleamar anunciando noches de naufragios
roncos tambores
imperios construidos sobre el lomo esclavo
preludios de guerra y muerte
cascos herrados y crines relucientes
heraldos del dios de la venganza
yunques y martillos
engranajes y poleas
que no paran de multiplicarse
ráfagas de batallas
respiración de sobrevivientes
descuento retrospectivo del fin
el sonido
el silencio
multitudes amándose en el riesgo último
la mudanza de los cuerpos
buscando el acorde
el pasadizo al infinito.
acechantes
de la huida por mil puertas
de la oscuridad
de los latidos del corazón
del sueño
entre los arbustos del crepúsculo
agitando ramos
invocando rayos de luz
arroja sus lenguas fosforescentes
cruzando la línea del tiempo
con el aleteo vibrante
de mi hermano en el espacio.
sobre paredes de árboles y ventanas
sobre el canto de los pájaros
sobre el bullicio de la muchedumbre
se hunde tras los montes
sellan con besos el cansancio
la muerte transitoria
el dolor palpitante en las sienes
enmudece las ciudades
silencia los trenes
aquieta las cosas
En los labios de la noche
silban monzones
se empinan las olas
se escuchan voces mayores.
De llegar a Upah
Los silos estarán colmados
Las eras en retoño
Las aguas dulces represas
Una acequia mueve la noria
El molino tritura la semilla
Las flores de algodón
Son un rebaño presto a esquilar
En las curtimbres
Hierven tinturas
Con fuego
Alimentado de carbón
El montículo de piedra
Ha esperado para ser muralla
La gravilla para ser calzada
La montaña ya es cantera
Los hijos tienen padres
Un símbolo y una palabra
Lleva en la memoria
Quien se aleja
La procesión de siglos
Encontrará una tierra
Que asciende bajo sus pies.
Viento que empuja repitiéndonos
Agua que fluye y nos repite
Rumor de nuestras voces repetidas
Un paso que nos pierde
Suspendidos en el tumulto
Máscaras caídas nos repiten
Fotos congeladas plana repetición
Prensado milenios abajo
Bajo el asfalto
Un paso que nos pierde
Suspendiéndonos en el tumulto
Que al árbol desnudan
Descendiendo seducidas
Por el sepulcro común.