Jean-Marc Desgent (Canadá)
Por: Jean-Marc Desgent
De Lo que soy ante nadie
1
Las cosas temporalmente se multiplican y nos poseen: si no ¿por
qué se mantendrían tan cerca de nosotros? Nuestra piel, nuestros huesos se convierten en la conjunción particular de sus almas: son nuestra milagrosa identidad. Al amanecer, podemos verlas respirar y aspirar el paisaje. Habito su territorio. El amor no existe sin su presencia. |
5
La soledad me vuelve visible y me da un olor. La lluvia no
pasa como el hambre o la guerra. La noche se obstina. La muerte habla. Las palabras regresan al vacío. Ruego a las nubes, escucho el cuerpo lleno de las tristes cosas humanas: sus calmas, sus lluvias, sus lechos. |
El corazón se encierra. El corazón nunca se acostumbra. El
corazón parce una palabra sin espacio ni frase. Entonces, |
la barbarie me escoge.
9
Una bicicleta pasa sin prestar atención. Se voltea y la rueda
delantera, enloquecida, indefensa, gira rápido bajo el resplandor del sol. La levanto como si estuviera herida. Tomo, de una banca del parque, un periódico lleno de olor a tinta, admiro un dibujo hecho con gris malva sobre la acera, amo ya una pistola azul que me hace soñar, que me lleva con ella; mi vida secreta bien apretada, bien guardada en su funda de cuero. Los objetos se presentan como experiencias ebrias. |
10
Las personas que aman, sólo aman los detalles. Por eso entro
en materia: dar una camisa o traducir lo real como si no existiera. |
Pertenezco a la unión del cielo y de la tierra, los dos comple-
tamente heridos, heridos y absolutos. Nada digo que perdone, nada digo al aire libre, sino al pie de un muro. |
Alguien se aproxima... ¿Quién aborda a quién? ¿Quién
absorbe a quién? Le hablo de maravillas, encuentros, tragedias. Le lanzo en voz baja: "Hoy es la guerra... Buenas noches". |
CRECER LA FE MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES
Amor amor amiga infra la nieve amiga supra la tierra,
las máquinas dentro me desmienten,
mi espíritu es una catástrofe:
tengo el pensamiento herido amoratado bandera,
tengo la trascendencia muchacha misterio el invierno.
•
Yo soy sí no eso cae rodando con la vida,
sí no el hombre inclinado el hombre elevado,
el misterio no es más que la cabeza,
no temo más que a mi fiebre-tiniebla,
no respiro suficiente,
estoy sentado atrincherado como tantos otros,
es la luna la hipnosis del cielo,
abro un océano arriba.
Y HABRÁ TANTA DESTRUCCIÓN
Vengo aquí celeste,
mi corazón saquea tu corazón,
se escucha cantar el desierto,
se ve el polvo se ven las ideas secas,
soy la suma de cuchicheos en el cráneo.
•
Me expondrá al cabo de una indirecta;
es lo extraño de mi madre que decía eso
ella me quería completamente exhibido:
músculos órganos las cosas,
ella me quería el universo desnudo,
yo existiré en tanto seré la imagen
manteniéndose en medio de un campo de hielo;
ya está llorado tal vez,
mamá parásito mamá mamífero,
está ya reflexionado mamá monasterio,
yo me vuelvo la carne sombría de los seres.
Traducciones de Silvia Eugenia Castillero
Jean-Marc Desgent nació en Montreal en 1951. Es poeta, novelista y crítico. Fue miembro del Comité de Redacción de Éditions Cul-Q de 1975 a 1977 y colaborador regular de Hobo-Québec. En 1994, Jean-Marc Desgent fue laureado con el Grand Prix del Festival International de Poésie con su libro Ce que je suis devant personne. En el 2000, recibió el premio Rina-Lasnier por su libro de poemas Les Paysages de l'extase. Es miembro de la Unión de Escritores Quebequenses. Ha publicado : Scrap-Book : D´la Chick à Nick (1974), Frankestein fracturé (1975), Jardín Comestible (1978), Aux traces même de la panique (1981), Faillite Sauvage (1981), Transfigurations (1982), O comme agresión (1983), Malgré la mort du monde (1985), Deux amants au revolver (1987), L´état de grâce (1989), On croit trop que rien ne (1992), Ce que je suis devant (1994), Les quatre états du soleil (1994), y Les paisajes de L´extase (1997).