Anne Ranasinghe (Sri Lanka, 1926)
Anne Ranasinghe (Sri Lanka, 1926)
(Inéditos en español)
Bueno, lo siento
Bueno, lo siento
No tengo luz en mis ojos. Fue obscurecida
No existe el pasado. Es una ilusión
¿El futuro?Yo parada en una estación del tren
Sin seguridad ni refugioEl oro fluctúa
Y la tortura, la picota, la vara de hierro
Sus símbolos de puntas endurecidas chorrean de sangre-
Y el cuervo que no escuchaste antes
De una vieja Fotografía
Tú, Padre
Tú, Padre, erguido en tu pesado abrigo oscuro
El sol tras de mí es frío y blanco
Auschwitz desde Colombo
Colombo. Marzo. La ciudad fuego blanco
Una vez hubo otra ciudad; pero allí
Sin embargo tan sólo ayer
Me alegro de la calle sin ecos
Atteriya (Reina de la Noche)
Incluso a través de las ventanas cerradas se filtra en esta noche de Nikini Poya,*
*Luna llena de agosto.
No tengo respuestas para tus preguntas.
Existe la injusticia, el odio y la guerra
Y la igualdad es solo un slogan.
Por la nube hongo de Hiroshima
Y el humo esparcido de las chimeneas de Auschwitz.
De rostros gentiles en espejos resquebrajados
Sus imágenes borradas por demasiadas lágrimas.
Mi mano eternamente levantada en un adiós
Mientras parten los trenes uno tras otro. Lo sé
Y así los diamantes y las casas,
Los libros pueden ser quemados y los amores divididos
Han sido todas santificadas en el nombre de Dios,
Ismos dividen al mundo entre ellos
La única certeza yace en la tumba
Donde no hay lugar para la perspectiva o la elección
grazna oscuramente nunca, nunca más
Con un ruido sordo la puerta crujiente se cierra con estrépito.
Ante el árbol de invierno. Hielo en el lago,
Y dos pequeños patos atrapados a flote
Por el invierno, congelados. El sol está tras de mi mientras tomo
Esta fotografía,y lo que hago
Es un último triste registro, aunque no podía saberlo.
Y proyecta mi sombra prolongada.
Él cae negro entre nosotros,
En la inocente nieve pulverizada.
Tú no sonríes¿está el sol en tus ojos?
-Ahora me pregunto-¿pudiste haberlo sabido?
Que se vierte a través de árboles vehementes estalla en llamas,
Y sólo un agudo y desvanecido viento
Removiendo el polvo
De reliquias de invasores extranjeros, arrojados
En este lejano litoral por casualidad o codicia.
Su extravío conmemora la extraña palabra mal pronunciada.
Un libro de leyes
Una pila de piedras
O tal vez alguna acción vil.
Hacía frío - los árboles deshojados
Y había ya una fina capa de hielo sobre el lago.
Fue aquel invierno.
La dura nieve sobre la calle en la madrugada
Y flores congeladas talladas en hostiles cristales de ventanas.
Fue aquel invierno.
Medio mundo de por medio y veinticinco años después
Aprendo acerca del estrecho corredor
Y al final del agujero, cuatro pies por cuatro
A través del cual los empujaron a todos - a los niños también
Derecho hacia abajo por un pasadizo de hierro de trece pies de largo
Frío y oscuro
Hacia el piso de concreto de lo que llamaban
El salón de estrangulamientos. Dios mío, el salón de estrangulamientos,
Donde ellos fueron golpeados -los niños también-
Por pesados mazos de madera,
Apaleados, y luego colgados
En afilados ganchos de hierro.
Incendiada de blanco al calor de muchos años tropicales.
Pues la mente, ya sin agudeza
Abrasada por el sol tropical
Roza sobre la superficie de las cosas
Como el viento
Que remueve imperceptiblemente el polvo antiguo.
un aroma tan húmedo que ahoga los sentidos. Abro la puerta
al jardín lavado de luna- Qué silencio bajo la luz dorada
de la inmensa luna Puya, las ramas y las hojas están todas inmóviles-
en busca de Atteriya, Reina de la Noche,
y la encuentran,enredada, al lado del muro, sus hojas en verde profundo
luminosas en la noche lunar y cubiertas con capullos
de pétalos blancos cuyos centros sostienen sus estambres de puntas amarillas.
El aroma fluye desde la boveda arqueada, ola tras ola
memoria fluyente, deseo que se despierta. Alzo mi mano para tocar
la tracería de hojas, y un aguacero de capullos llueve sobre mí:
la tierra está cubierta de nieve
y recuerdo las palabras de Asclepiades
que los gozos de la Diosa del Amor han de encontrarse sólo en los vivos
y que todos habremos de yacer sólo como polvo y huesos
en el lugar de los muertos.