Mario Noel Rodríguez (El Salvador)
Por: Mario Noel Rodríguez
(Inéditos)
Alejanía
en el centro puntual de la maraña Dios, la araña Alejandra Pizarnik(Escrito el día fatal) |
Allá donde la carne es harapos
mi corazón es reflector.
La araña con su linterna estudiaba tus pasos al alba.
No sabía que volabas,
que subida a un relámpago perdido
pisabas las tripas de la eternidad y sus hijos leprosos.
Te vi en sueños con muñecas de dolor,
no veías más que un gato descompuesto en sombras.
Te hablé, sólo pateaste la atribulada ceniza
de los profanados por el crepúsculo. |
Un verso mordiendo su propia cola, escribiste.
Lo busqué en la alcantarilla de la pasión
pero lo tragó Merlin, estallando. |
Y han pasado años bajo el puente
donde bocabajo la araña teje promesas, |
bufandas, gorros para protegernos de la noche
en que no quede pelvis sobre pelvis. En tu sombra dormitaré feto. |
Alejanía, teclado de invierno,
allá voy contra el clavel que atravesó tu pecho,
tu voz de insecto imaginado. |
La pasión según san juan sebastián
al mayor de todos,
a 250 años del viaje. Escribió una sonata de 19 hijos
y nos amarró a su corazón eléctrico,
al vuelo de un pájaro besando el sol.
Juan Sebastián Bach,
aquí mi corazón lame su misma sal,
agobiado como está de siglo destripar.
No es posible el mar sin tus manos sujetándolo,
niño temblando en una tecla vista desde Marte.
No es posible la madrugada sin las ventanas del alma
tapizadas de violines acostumbrados a la ternura,
con hapsicordios hablando de mujeres y hombres
que seremos, que fuimos, |
que discutimos de cielos en la estepa de la razón.
Papá de mi radio mental,
turbulencia de mansedumbres,
luces brotarán de otros hoyes
reclamando tu paz incendiada,
el laberinto donde se reencuentran los ángeles.
San Juan Sebastián,
de tu osamenta tirada en lo eterno
nazco a vaciar el vino en la frente de los sordos. |
Penal mariona
La sombra patea al más valiente,
sea blanco, negro, azul o rojo.
Quema los huesos en salsa de hastío
y el cielo es una ventana nublada de suspiros.
Una cuchillada a la fantasía del homosexual,
el llanto cae al plato vacío,
los zopilotes llegan a investigar.
Putiadas y picassos en la pared son la vida misma,
historias de hambre y revoluciones a medias
son la vida misma. |
Un laberinto es cada pecho
y cada pecho una guitarra sin cuerdas.
La libertad una bandera sucia de infancia.
El poeta sangra pequeños universos.
Insisto en el abismo
¿Quién nos guía hacia el abismo? Iilya Kuryaki and the Valderramas |
Al fondo del inodoro, el rostro de este día.
¿Quién pisa a la esperanza con tanta saña?
Pasan los minutos con zapatos de alambre espigado,
yo busco el norte en la brújula de plástico,
el niño tiene la mirada perdida.
Desentejo los días mejor que Profeta caído en desgracia
y no encuentro nada. |
¿Seremos los últimos de la caída?
No valdrán bomberos en el ardor último.
Tendré a la Poesía orgullosa con el botiquín de primeros auxilios.
¿Quién soy para estar vaticinando la caída inminente?
Apenas el molusco más raro de la especie
que fuma su pipa para leer las montañas y los cielos.
¡Vengan todos al abrazo más íntimo,
traigan gatos y primeros adioses,
manos aliviando la sed más sed,
trapos húmedos para socorrernos de la indiferencia,
fotos amarillentas hablando tan cerca,
oraciones de aquella iglesia pobre! También los Illya Kuryaki han gritado:
¡vamos río abajo pelando los dientes a la promesa
de que al final haya algo!
Mario Noel Rodríguez nació en El Salvador en julio de 1955. Ha publicado los libros: Crónica de un actor (1979), Agenda (1983), Poesía rosada (1984), Parábolas a la luz de la vida (1990), Por aquí pasaba un río (1991), Hambre de vivir (1992), Epitalamio (1992), La costilla (1994), Algo tienen estos años (1997), Estado Vallejo (1997). Ha publiacdo poemas en periódicos y revistas de España, Santiago de Chile, Guatemala, Nicaragua, y Colombia. Entre los principales galardones que ha recibido, se encuentran: Premio Iberoamericano Poesía Quetzaltenengo, Guatemala (1997) y Mejor envío extranjero Poesía Caja de Compensación Javiera Carrera, Santiago de Chile (1984).