Hans C. ten Berge (Países Bajos, 1938)
Hans C. ten Berge (Países Bajos, 1938)
Elegías Texanas (1983)
I
Escenario vacío bajo un cielo gris,
Todas las palabras se han usado ya.
Empieza, escribe,
Y así empezó todo,
Aunque fuera sin gloto-
De hacer falta
En adelante la violencia será una prerrogativa
Cada palabra
Resígnate
Todas las palabras se han usado ya
No dejes que ninguna hoja en blanco
¿Dónde ocurrió y quién
¿Fue
Poema para X.V. *
Yo también hablo de la muerte
como si cada noche un ángel
como si el beso matinal del ser amado
como si la vida acaso no causara
Yo también hablo de la muerte
como si alguien me obligara a ver
como si no tuviera que decidirme a vivir
Yo también hablo de la muerte
como si mis sentidos salieran ganando
como si la muerte fuera un compañero de por vida
Tiempo de repulsa y de abrazos,
Gemidos sofocados en el interior.
Que vivimos dijeron-
por ejemplo
Que vivimos en un sistema así
Y que a cada rato se tambalea
Por lo que se ha de cuidar
Lo destinado a protegernos.
Logía ni locuacidad, pues tras tan prolongadas
Molestias de la glosopeda
El mutismo ya llega hasta la boca
Y la gramática es excretada para siempre por las entrañas.
Y así estará escrito,
Sin fundamento ni perspectiva,
Desprovisto de muda
Que quedó atrás como un zapato miliciano
En un campo minado de sobresaltos.
Del Estado dijeron-
Resistirse es inútil, más vale tomar
Conciencia, así que tú verás
Lo que crees que has de pensar
y no piensas.
sopesada y escupida, obligada
Por las circunstancias, sólo lo mejor
para ti, así que no seamos
Quisquillosos, con zalamerías aquí y allá
Uno se las ingenia.
O te resignarán (dijeron).
Rómpelas
Y utiliza la gravilla de viejas metáforas,
Imágenes de la Edad de piedra
que sobrevivieron al deterioro y a las falsas promesas,
Frases que conservaron su elasticidad
Palabras callejeras
Que durmieron exangües en las alcantarillas.
Quede ignorada
Como un alhelí ebrio
Que quedo plisado bajo las guirnaldas,
Se incorporó murmurando, se hizo un ovillo
Y engurruñado se olvidó de sí.
Estaba colgado de la pared como quien
Servía de modelo pero entonces se marchó
Y luego regresó y volvió a marcharse
Como una figura que perdida
No sabía qué hacía allí su cuerpo
A esa hora?
En una de esas fiestas distendidas al aire libre
con whiskey y mujeres amargas
Y cerveza de barril:
Ligeramente inclinada entre pinzas de la ropa y farolillos
no estabas tú allí
En una de esas ciudades sin determinar?
me tomara el pulso e hiciera un solitario,
no desembocara en vida
sino anunciara a mis labios
la muerte como de pasada,
sensación, no se retomara, confortada
por aromas, sonidos, imágenes
que me hacen señas al caminar
a la vera de setos recortados en una calle desierta -
como si no hubiera mirlos
que los gatos consternados
espantaran con agudos maullidos de la zona ajardinada.
la nada sin imágenes, la negrura de mi desaparición
en tamaño natural,
contra toda convicción
sembrar por fin
esa hierba, esa flor, ese último lecho de
rábanos y podar el árbol que despliega sus hojas
conforme a un plan establecido;
como si algún día fuese a llegar una guadaña
que no segara a ningún mortal.
al retirarse el espíritu vital
al que sólo perdemos
cuando al perecer nos parecemos.
* Xavier Villaurrutia, +1950
Fernando Pessoa lee las reliquias desperdigadas de San Juan de la Cruz
¿En qué pensar, a mediados de diciembre, bajo la lluvia?
...he leído casi dos páginas
Ese aroma español inmisericorde, el dulce
Ahí yacía, alumbrado, entregado a la lascivia del morir,
Despojado de todo lo que le quedaba: dedos, úlceras,
Esta es la respuesta de un lusitano:
¡Se hubiese convertido en piedra, piedra eterna!
(De Ritos de transición, 1992)
Del libro de un poeta místico,
Y me he reído como quien mucho ha llorado
Olor a almizcle en un trastero al que llamaban celda.
En olor de santidad, devorado por las llagas,
Ahuyentado del seno materno por sus maestros menores.
Más vale estar rodeado de piedras que de hombres
Yo mismo, escondido tras mis múltiples nombres, querría haberlo escrito.
harapos ensangrentados pegados a un cuerpo escuálido,
El alma apenas emergida a chaparrones de la noche sombría,
De un bocado, ávidamente, un admirador se alzó con un dedo,
Quizá con medio pie.
Escribió poquísimo y demasiado,
se explayó sobre un puñado de versos y símbolos
Para explicar la escalada a ralas cumbres amorosas.
El enigma de la piedra estaría descrito desde dentro.