Mohammed Bennis (Marruecos, 1948)
Mohammed Bennis (Marruecos, 1948)
Oda al jardín del agua
El agua inaugura el espacioEl agua es alma libre que te llega de lo más cercano y oscuro
Escucha el agua
Tú
que atraviesas esta puerta
Primer paso
es el amor
Todos los pasos siguientes
escalan la memoria saludando a los que cruzan
Nadie es forastero aquí
Hermanos somos todos
venidos para celebrar la pureza del agua
Oh soberana
que velas la pureza
No olvides
que entre tus manos el alma florece
merced al agua
que corre hacia el infinito
Nada te separa de esta brisa
Nada
de este silencio
Que yo toque una planta
es como
que
yo toque la estrella
Una
es nuestra naturaleza
Aquí escucho las entrañas que escanden
Escribo el saludo | |
Escribo el silencio |
Si yo hubiera estado aquí una vez
por siempre aquí estaría
Los techos no son menos altos que el cielo
Las ramas no son más lentas que el ala de una paloma torcaz
La escalera que
lleva a mi habitación
conduce también al teatro de las palabras
Escruta esta luz
que de la piedra brota
Los rincones del jardín
los más alejados
unos a otros se acercan
La corriente del agua los empuja
bajo
la paz de la fuente solitaria
Lenta la sombra avanza
transportando nuestros pasos
hacia aquello que del todo ignoramos
Libérate de la satisfacción final
Hiciste promesa de seguir la senda
entre un alma y otra alma
Y los que regresan ya no recuerdan quién eres
Habito la estancia del silencio
como una sonrisa velada
Los destellos de luz reproducen
flores que jamás serán semejantes
A cada instante el jardín acoge los primeros soplos
A cada paso
comienza
la danza
El-Ándalus no es una palabra
Mira
Colores de música | |
Huellas | |
de amantes |
aquí
el Ándalus del agua | |
es tu Ándalus |
El jardín de los desiertos
da cobijo
a mis amigos extraviados
uno
tras otro
Ellos aquí
intercambian las copas de vino
No se cansan
Las noches se derraman
por laderas que serpentean hacia los valles del silencio
Mas los amigos aquí se congregan
noche
tras noche
Jardín
Desierto22-23/7/98
Ceguera
Esta tinta me eleva tan alto como mi alientome eleva triunfante
hasta
el espacio en que mi mirada solícita
Se eleva
hasta brotar dentro de mí
la fiebre inconsciente
Cerrojos echados
días de alheña
y moradas en noches de baile
que llevan
a noches de baile
La palmera entonces cerca de unos pasos
que han olvidado a su señor
y su voluntad
bajo el silencio de pronto
un chirrido
el círculo de lacre se derrite
y de la mancha despiertan
mariposas
y pájaros que en su huida
me conducen
a la ceguera
Deseo
Si ahora yo tuviera lo que no tengo
una lengua
que retirase el velo del aire
un paso
cuyo golpe resonara inveterado
y a mí regresara
soportando
la base del cielo
un ámbito
donde sereno aguardar el estallido
del pulso
entre
el derrumbar de cúpulas
y el exordio que heredan los poetas
Si ahora
yo tuviera
lo que no tengo
alcanzaría al fin un trono
mío
de polvo de la noche construido
Traducciones de Luis Miguel Cañada