Heidi Pataki, Austria
Por:
Heidi Pataki
Traductor:
María Elena Blanco
Inéditos en español
Una aurora alambrada
Página de álbum para elise
tenue tenue piadosa melodía (elise) llevan por toda la tierra
pues al fin y al cabo nada había: calles y senderos (elise)
mucho: sobre los jardines por los aires: y oloroso flota
(elise) el éter: los aires suaves se han despertado: pero
todos tienen el mismo fin (elise) oigo partir las aves migratorias
y soplar vientos ligeros: tú puedes montar (elise) y
conducir: sin nubes (elise) y también tú me avientas de vuelta
un airecillo como si bendiciera: pues lo infame (elise) se
desliza sin ruido averno abajo: bienaventurado el que sea mecido por las nubes:
cómo (elise)
murmura la ola cómo sopla el viento (elise) a dúo a trío
(elise) pero ay de aquél cuyo corazón el infortunio abrazó: el último paso
lo debes dar tú sola (elise) con voz leve habló el airecillo y
corrió más suave aún: pero mi atardecer respira frío (elise) ya
no hay saber allí (elise) deja su cinta azul: ni poder
que valgan: vuelve a revolotear por los aires: para ello no precisa
(elise) cinta en la cuna: como si todo el peso: dónde está la
nieve de hace un año (elise) lo llevara uno; viene un aire tibio
azul corriendo (elise) pero allí no había ni té qué tomar
terror
oh tú, corazón / mezcla fácilmente inflamable
sal y búscate un roquedal
dispuesto a latir / expuesto al aire:
no debe quedar roca sobre roca
oh corazón / mi nitroglicerina
con su picor dulzón / no es soluble
en agua / y se incendia al contacto con el aire
la roca olió a chamusquina ante la chispa prematura
oh corazón / aún haces tic tac
y te disuelves en agua muy salada
el aire no salta por los aires / la roca
seguía entera / la explosión fue aplazada
viraje
¡soy demasiado buena para este mundo!
el sol pega. sudo sangre.
¿a quién le importa?
la vida está atiborrada de muebles.
El destino va pisándome los callos.
¡la ampolla escuece!
los gorriones caen muertos del techo
cuando paso de largo.
mi florcita se lamenta en el canto.
las palabras hacen cola.
¡patas arriba!
los felpudos siguieron su camino
¡en buen lío estoy metida!
para hablar largo
es el sentido demasiado corto.
las savias suben y cruje la calefacción.
¡si el cielo decidiera jugarse por mí!
de bozal jamás saldrá una frase.
ese es el nudo del lamento:
corazón de seda, piel de oro.
guardia de primavera
teutones burgueses como albos pañales
silbidos disparos tintineos de collares
¡qué silencio en el bosque!
crujidos secos bajo los zapatos
vainas, escombros & caca de perro
sordas ramas se agitan se quiebran
¡alguna vez bucear al interior del ojo!
de los arbustos cuelgan cuerpos desnudos
entre el matorral a la altura del cinturón
pedazos de fotos en lugar de hojas
negras blancas de cuadrícula ancha
tormenta que hace curvar las vigas
cabezas de mujer con el rimel corrido
nada sino vulvas nalgas tetas
el viento se arremolina en un rincón
la revista Bild cuelga en las ramas del endrino
pone de vuelta y media a la moral
una vez derretido el silencio invernal
deslizándose sobre negras praderas
cuando junto al blanco tronco del endrino
se dan cita los jóvenes del pueblo &
apuestan a hacerse la paja en el mojado
ocaso de la tarde primaveral
Círculo vicioso
ahora todos los caminos por los que pasaste
se han transformado. ¿cuánto es uno más uno?
de qué sorprendernos si la grieta que atraviesa la tierra
también nos divide. y en seguida siempre brota sangre:
elocuente lenguaje de muchos lenguajes; o mirada
cuando todas las palabras hace tiempo fracasaron
bajo henchidas pestañas relampaguea el escalpelo
en la hojarasca yace un animal medio devorado
y más allá su deshecho cráneo
permanece como nuestras tenebrosas cifras:
halcón liebre nube luna
Línea aérea
cuando los cuervos graznan, cambia el tiempo
después escuchamos a los vecinos de abajo toser ruidosamente
a través de finas paredes, y el aire tan fino de aspirina
y húmedo, como las ondas sonoras del oleaje
golpeando firme nuestro oído, así golpeará sobre nosotros
el vecino, su mujer, el niño, alegres por el cambio
del clima, que si algo pasa en las tres partes del día
hay interferencias en el río, enturbiadas por remolinos
las imágenes del televisor, tumultuosos pensamientos. ¡primo, la
blanca perla!
lo que hubiera podido ser, si hubiera permanecido claro...
lo que con ardor pensábamos en sueños, borrachos...
las líneas aéreas cambian de pronto, lejos hemos llegado
hasta un punto gris en medio de muchos puntos grises
¡pero detrás aún siempre duerme la forma! ¡descansa
la totalidad y la figura, la hermosa imagen!
no lo comprendemos. si la manta en la que nos encerramos
se estira por la humedad, escuchamos: a nuestros pies, bajo el río
pica un insecto, excava una bestia, roe un hocico
¡papá, hemos arrojado nuestra camisa roja!
vestido nuevo. sólo una mancha de sangre nos conduce de nuevo
al botón
tan envueltos estamos en la colcha, estremecidos
¡queremos cambios, un muro, o una pared, que se derrumbe
cuando los cuervos graznan, cambia el tiempo
Heidi Pataki nació en Viena, Austria, el 2 de noviembre de 1940, falleció el 25 de abril de 2006. Estudió periodismo e historia del arte en Viena y trabajó de 1970 a 1980 como editora de la revista mensual Neues Forvm. De 1981 a 1983 fue editora de FilmSchrift". Desde 1991, fue Presidenta de la Unión de Escritores de Graz, la mayor asociación de escritores austriaca. Algunos de sus libros de poemas publicados son: schlagzilen (1968); stille post (1978); frühlings wachen (1981); kurze pause (1992) y guter ruf (1993). Se destacó también como ensayista, periodista cultural y asesora editorial. Una colección de ensayos suya, flucht mödelle, apareció en 1972. Recibió el 1998 Literaturpreis der Stadt Wien. Como conocedora de muchas literaturas, asumió una relación y un debate muy fructíferos con autores de diversas épocas. En varias ocasiones fue docente de la Escuela de Poesía de Viena. Fue incluida en la antología bilingüe Elf Beispiele von Lyrik aus Österreich (Once poetas austriacos), Ediciones Unión, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 1998.