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María Eugenia Ramos (Honduras)

Fotografía tomada de El Pulso

Por: María Eugenia Ramos

Una aurora alambrada

La fragua La fragua es dura.
Nos calientan al rojo vivo
y nos golpean sin misericordia.
Bajo el martillo
apretamos los dientes.
Sentimos que la carne
se desprende de los huesos,
nos estiran los nervios,
nos arrancan las vísceras
de sus cavidades.

Pensamos haber llegado al límite
del dolor
o del goce,
de la soledad
o de la borrachera.

Y al otro día
de nuevo nos estremecen
el vacío,
la miseria
y la grandeza humanas.

Somos un poco más libres
porque ya no nos angustia
la pureza.
No nos atemorizan tanto
el sufrimiento
ni el deseo.

Una piedra se estrella
contra el muro
en la noche.

Estando enamorados de imposibles
aseguramos el pan
de los días inéditos.

 

El túnel

No hay Dios
ni tierra prometida,
dijeron los arcángeles.
Nos han prohibido el paso
en este túnel.

(Se respira un polvillo de cristales
y en el aire
arde una mariposa extraña.)

¿Quién levantó este túnel,
quién lo hizo oscuro
como el miedo
y le colgó a la puerta
este desconocido pájaro?

Son infinitos los mundos,
dijeron los arcángeles
y en todos
la ansiedad tiembla descalza
como una niña ciega.

De todos los temores
el de la soledad
es el más grande.
De todos los dolores,
de los remordimientos,
de los dones.

La soledad es nuestra fuerza,
dijeron los arcángeles.
Con ella
romperemos el túnel.
Andaremos el túnel
para llegar a ella.
La perderemos
para pasar el túnel.
La encontraremos
en el túnel.

Romperemos

  andaremos
  llegaremos
  perderemos
  pasaremos.

¿Encontraremos?

 

Elegía

            No mueras,
            te amo tanto.

            César Vallejo

Aunque sea igual que siempre
y quisiéramos decirle a un ser humano
"hermano, te amo tanto"
cuando ya no puede escucharnos;
aunque la impotencia nos convierta
en árboles vacíos
igual que si un rayo nos tocara,
quién sabe cuánto tiempo
andaremos buscando,
regando los rincones
como si esperáramos
que germinen semillas,
hasta que un día
nos deslumbre la certeza
de que ellos están vivos
y nosotros somos los muertos.


Retrato

En este país
vive un viejo de ochenta años,
enfermo, casi sordo,
lleno de rituales y afectos.

Con su andador de niño
va de su cuarto al comedor,
pelea con su mujer y con las nietas,
va al patio, regresa.

Desde su escritorio
sueña con un país mejor,
el verdadero,
se conmueve, se indigna
y con la furia de su espera
lanza páginas en llamas
contra los enemigos de la Patria.


La llama eterna

Cuando esta llama explote
dejará de ser luz
y se hará fuego.
Un viento fuerte
barrerá las llamas de las velas.
Regresarán las ramas secas
a la tierra,
se agrietará el planeta
y un volcán amarillo
será todo el continente
hasta estallar
-fogonazos de sol,
cristal fundido,
lava a presión bañando el cielo-
para que no se sepa
qué color era el mar
y se olvide la medida de la noche.
Después lloverá
como en la biblia,
se inundarán de pájaros los patios,
despuntará lo verde
y será eterna
la llama del amor que será nuestro
como el pan de la tierra liberada.


Una larga playa

            ... la larga playa de la espera...
            Gioconda Belli


Hermanos, de ustedes
yo no conozco nombres,
ni la forma de andar,
ni los amores grandes o pequeños.

Sólo esta muerte,
esta estrella incendiada
que me arde desde lejos,
esta ola de sangre
que me empuja
contra los arrecifes
de tiempo y agua.

Estoy aquí,
obligada a guardar la verdad
avariciosamente
para mí sola,
aunque ustedes me enseñaron
que es necesaria para todos
como el pan
y la luz de los domingos.

Siempre nos han vendido promesas.
Al fin hemos aprendido
que la felicidad tiene su plazo.

Con la sangre de ustedes
hemos pagado la primera cuota.


Riesgo

Asumir la ternura
como deber histórico
es igual que volver
de un largo viaje,
mirarlo todo,
probar el temple
de la carne y el alma,
identificar el olvido
con la muerte
y decidir quedarse
quedarse
quedarse
y transformar
el corazón vagabundo,
hacerlo sólido,
creador legítimo de estrellas
aunque se rompa en el intento.

Video: Elegía


María Eugenia Ramos nació en Tegucigalpa, Honduras, en 1959. Estudió magisterio y fue dirigente estudiantil en los años 70. en 1978 obtuvo el primer premio en la rama de poesía en el certamen literario «Independencia Nacional», auspiciado por el Banco Atlántida. Su poesía está reunida en su libro Porque ningún sol es el último, Ediciones Paradiso, 1989. Su obra ha sido incluida en una antología bilingüe francés-español de poesía hondureña publicada por Ediciones Patiño, Suiza en 1997. Ha participado en numerosos encuentros de escritores e intelectuales centroamericanos y mexicanos. Asimismo, participó como narradora del Simposio de Literatura Escrita por Mujeres en América Latina, realizada en Guadalajara, México en 1993. Tiene un libro inédito de cuentos Una cierta nostalgia.

Última actualización: 17/11/2021