Michael Speier, Alemania
Por:
Michael Speier
Traductor:
Víctor Herrera
Inéditos en español
Llegada
día de vidrio carcajada de luz
que se desploma en los pozos del aliento
y calla entre los trenes
llegamos: blancos en el humo
y alas tenues, membrana diáfana
cruzamos los andenes
(quienes llegan ignoran
que las vidas son un mínimo embuste
sólo puedo esperarte
allí donde llegas
no existe la muerte natural)
se han abierto calles ante la resurrección
con rieles luminosos
por donde escapa la mañana
en el vuelo medito la pérdida
y te veo
Non sequitur
acaso el viento o acaso nada
en los profundos sillones de mimbre
de este astro
ahora hemos llegado
adonde empezaba la espesura
como si nos hubiera estado esperando
nacidos en el seno de la antigua secta
de rostros exterminados
resistiremos a buen seguro
nos retiraremos a la paciencia y a criptas demolidas
cual moscas de patas largas
y de oro
*
Olor de Metro
la impaciencia de un paisaje
hecho todo de metal
el pordiosero en el torniquete
silba su canción.
no hay fotomatón
que nos haga una imagen
de la rendija de cromo
surge callado el ticket
esa pequeña lengua amarilla.
Menosberlín
quita un poco el sol
se dice fácil
otros viven
en abrigos de humo
cornucopia fría
de débil voz
cuando abres la nevera
brota luz
por ejemplo delfos
en el blanco neón
poco antes del puente hacia
el zoológico
eso es lo que se espera
y ya aburre
las palabras siempre se anticipan
posteriormente al pensamiento
están en los contornos
ángeles listos
velas milagrosas en los
raíles
Playa de púrpura, oblicua
hicimos nuestra entrada
en el bar de las gorgonas
dormimos y comimos
los nombres frescos
de cada día
tú llamaste mejillones
a las piedras marinas, a la
papa: luna
pasaron frases lentas
en la ventana de las dunas
volaron serpientes
incandescentes cuerpo adentro
sobre el cañaveral
yo me puse a bañar las imágenes
metí el mar en el libro
tu cara
se desprendió
de la mía
La ventanilla
todo se disipa con resplandor
el pentágono de las estaciones, el vino verde
una boca, todo reaparece
y nosotros en esta gana invernal
viajamos, viajamos lentamente (rápidos
hacia la velocidad del miedo,
la devastación viaja a toda máquina)
centellean alegorías misteriosas,
y nosotros nos encontramos
en el tramo de la suerte
en el domaine de la folie
adonde todo se dirige, donde todo ya ha estado
y, nuevamente, vuelve a ser verdad
íbamos en aquel tren
había dejado de nevar, y la frase
había dejado de nevar ya había escampado. nevaba,
miramos hacia fuera y la ventanilla salió volando,
duró muy poco, en cada golpe de tren
en cada aspiración, amábamos la mudanza,
la embriaguez de todo lo permitido,
las ventanillas en la nieve
de los cuentos populares, las cruces vacilantes y
las cortinas luminosas
pegadas al dolor de la mañana,
detrás de todo: una luz.
¿qué clase de mundo es el que ves
por la ventanilla? el ojo de la ventana y los elementos
del campo de ajuste: lo bueno uniforme, multiforme
lo malo aristóteles, controlando
los pasajes, ya los niños controlaron los
cristales con tronzadores de diamante, des-
anudado futuro, desde la ventanilla nos vemos
pasar por la ventanilla, atisbamos
lo que miramos, ilusión óptica: el futuro
aparece como una elevación. la historia como el viaje
en humareda de palomas, en el alba sin cáscara
siempre el circuito del tren, el hilván épico
en lecturas (una vez más) interrumpidas,
pero uno se encuentra a sí mismo.
también las larvas superiores están en este tramo,
viajamos en esta abominabilidad,
la ventanilla vuela hacia la hora que la excede,
nosotros, hombro, estamos en este poema.
Agua y luz
bajo tus manos
brota lenguaje de las piedras del sol
escucha muy bien lo que aparenta el silencio
revuelta y ternura
de las piedras, cuya luz ilumina
la luz, la que estría y oculta
desde el trueno de las sombras
de aquellos campos, donde canta la ballena
Lejanía
Luz de las cinco de la tarde
hora de centroeuforia
atraviesa la materia
aún más que la mano
aún más que la piel
el plato de colón gira
todo es intercambio
o recambio a cambio de algo
hemos aprendido
a redondear el arca
a punzar el cráneo
a refinar el refrán de nuestras
madres: si el río se alegra
es que agua lleva.
pero libre, sin embargo, de
las especias que cunden
en las orillas del mar negro
agita en el mañana
el palacio de los drogos
aletean las medias conoidales
en la rifa gauche
donde no hay nada que recolectar
más que esa noche que florece
la victoria tremens
bailada
con voz entumecida
a través del perineo, y de vuelta
lo que empieza acabando
lo que revienta
introducido con un click
en el duermevela
lo inadmisible perece en la claridad
y ésos son, qué decir si no, los defectos
de las cosas buenas
aún más allá de la mano
aún más allá de la piel
lo efímero, pasa
y tú tienes que nombrar los lugares
no las cercanías
el plato de colón gira
un mundo olvidado en el vino de la peonza
la mañana descalza
cinco siglos luz
y luego
silba el acero del meteoro.
el bambú de invierno en berlín
se congeló en los balcones
hojas muertas
convertidas en lanzas
el cielo del Kuhdamm
una piel luminosa
deshabitada por los astros
estar en el principio
como un penacho de nuez
en el mes más corto del año más corto
el tiempo de prueba de un perrito
y las estrellas más débiles
arranca un día agradable
un cabo deshiela el barco
el discurso avanza
desde la lejanía
desde las mayores lontananzas
aún más distantes que la mano:
las nubes del deseo de un lago irlandés
luz blanca como la sal
saliendo de gallway
limpia la cama y la página
(has estado allí?)
resbalan los barcos en el muro grisáceo
todo es corrosión, gotas y hollín
pasan las páginas lacrimosas
los puertos desportillados
zumba el carcaj
te desnudas
en el marco de la ventana
después de una noche
de túneles
se rizan las hojas del té
piel que se ofrece
muro que se abre
las actividades más tiernas:
penetradas, las hojas
os vais, tostadas
por los signos
llegamos juntos
con ganas de tocarnos
cada mañana pasaba algo
todo era mejor
algunos nombres que había escrito en casa
en una hoja, sitios
previos a la vida
curiosos momentos de delicia y fermento
el muro que se abre
signos frágiles
alguna palabra
- y una vez más me pierdo en ellos
como en colores
fue la fiebre
la que nos distanció
la que nos hizo partir a la cercanía
un impulso hacia las estrellas
huídas hacia sí mismas, juramentos
porque el acontecer nos evita
un mundo de más
entre gris-y-gris:
... campos de niebla justo al lado
el tren express étoile du nord
a través del hoy contaminado por benetton
ciudades en la noche llana
mechas de color
flores de miraguano
vishvamitra
yo
arrancado del río venerable
pez
sentado
hundido
en medio
de mis
hojas
compartimento vacío, amarillo calabaza
vuelo a través de ese muro gris
hoja vacía
más allá de kant
más allá
de los desiertos de hielo que
arrasa la tormenta
(vuela, viejo, vuela)
túnel de silbidos breves e impetuosos
(tan sólo) los caminos tachados
son caminos:
un fuego
frío que se remonta
de babylon-city sus
ventanillas arrodilladas resguardos
showdowns amortiguados
su desdicha venal
amortiguan los pozos refrigerantes
roncan gallos de cuarzo
el mañana incordia
a los durmientes
todo es hoja
claridad
trans
parente
y trémula
en marzo florece gauguin
en enero artaud se va a méxico
en mayo viaja dublín
precipitadme a la palabra
proponedme enigmas
nunca he estado en parís
mundo olvidado
te miento mil veces
pero ¿cómo podría
enfrentar tu máscara
en la luz del clavel del cuco?
las lejanías se alejan
la mudez cae por la borda
los meandros se han
acostumbrado a las aguas
y de pronto llega uno
y pisa los charcos del sol
revienta el jade
aplasta el oro
y retuerce las plumas del quetzal --
mientras la tengo abrazada
a quien me quiere
sobre bordes que vuelan
vuelve
el vegetal aeroplano mina
sin diente
el gusto
y todo
pero:
tiempo-y-saber se recomponen
más sabios que el mármol de parís
vuela el pez por el aire
al lado de la barca
pez estrella
quien lo ha arrojado
lacera
el vino hacia el ovillo
en el aceite de las semillas de marihuana
una puerta con tortuga tallada
indica el camino a la dicha
en la pendiente de la playa
donde nadie escucha
decimos la piedra
repulida y brillante
de ayer y mañana
bien clara como un cristal recién lavado:
tierra, donde es más bella
en su aislamiento
comprendida
en esa y en esa muesca estriada
entre los continentes
hacia el mar más azul desnudo que el azul
iluminado desde el abismo
por inocentes soles de ballenas
los mejillones certifican la historia
las espirales de espuma perfilan
corregidas por las algas
el principio de razón suficiente
desciende
la mera tierra nada concluye
tú vas
ahí vas, lavando tus alas
te tragas la prueba de un camino
en el alba de los cuervos
granulada con toda precisión
en el oído
Otros poemas Prometeo #56
Michael Speier nació en Berlín el 22 de noviembre de 1950. Es poeta, traductor y estudioso de la literatura. Dirige la revista internacional de poesía Park, desde 1976, y el anuario literario Paul-Celan-Jahrbuch, desde 1987. Es también antólogo de poesía contemporánea del francés, italiano e inglés. Su obra poética incluye Traumschaum (Espuma de sueños, 1977), Kaum Uhren irgend (Apenas relojes doquier, 1981), Eisgang (Hielo flotante, 1986), die akribie der zärtlichkeit (la acribia de la ternura, 1995), Scherbenschnitte (Vidrio cortado, 1998).
Ha impartido clases como profesor visitante en diversas instituciones de Estados Unidos y Alemania: Dartmouth College, Universidad de Georgetown, Universidad Libre de Berlín, Universidad de Leipzig, Universidad de Cincinnati y Middlebury College. Además de haber publicado varias antologías y traducido poesía moderna inglesa, francesa e italiana. Su propia poesía lírica ha aparecido en nueve volúmenes y más de 50 antologías y ha sido traducida a 12 idiomas. En 2007 recibió el Premio Schiller, y en 2011 el A und A Kulturstiftung Literaturpreis.