En la ruta del día
Por: Gabriel Jaime Franco
Poética
Toda poética excluye e
intenta
construir su onanista paraíso.
Lo que mis ojos no vieron
lo vieron otros ojos.
Donde mi corazón no estuvo
otro se exaltó de dicha o de dolor.
Toda poética se ciega a sí misma,
despedaza su sextante,
a sí se siega.
De allí de donde no extrajo nada
mi razón ofuscada por su obsesión de soles,
otro trajo su porción de luz.
Toda poética construye su casa
con ladrillos que también son míos.
Por qué (pues) hacerla sin ventanas?
Lo que no alcancé a soñar otros lo soñaron,
y mi pasión no fue más alta ni más baja,
sino tan sólo mi pasión.
Toda poética es orín de perro,
límite,
miedo de ser lo que ya se era.
De donde no penetró mi ojo limitado
otros trajeron su fulguración, su chispa.
Yo nunca miré solo. Yo nunca miré solo
Cuando la muerte se te acerque
no veras sino
tu ojo,
tu ojo,
tu ojo.
Cotidiana
Qué hace uno con las preguntas sino preguntarse?
He ahí que nos hemos levantado una mañana,
un poco como siempre,
puesto que se hace algo como acostarse y levantarse,
uno no se pregunta,
uno acata sus invisibles dictaduras,
uno se acuesta, y hasta
se reconcilia con su tránsito al hacerlo:
puesto que se estuvo por un instante desnudo,
puesto que el cansancio, sí,
y nos hemos llevado la mano al cabello mientras con dos dedos de la otra arrancábamos una pelusita de algún lado,
sí,
he ahí que nos hemos despertado una mañana
y algo que siempre hemos sido se sobresalta de súbito,
y eso que hemos sido aun es,
puesto que la pelusita,
pero es ya de otro modo,
y no sabemos,
de súbito,
si hemos hecho lo que amábamos
o si sólo hemos intentado amar lo que hemos hecho
sólo para no morir de desconsuelo de no ser.
De repente, de repente
no sabemos si no hemos hecho otra cosa
que aquello que merecía nuestro odio más puro.
Aquello que amábamos,
si hubo un aquello y si algo amábamos,
dónde está?
Dónde lo que soñamos un día,
lo que en este aun soñamos?
De súbito, de súbito
no se ve más que aplazamiento,
tiempo muerto,
pura, inconfesable defección.
Qué hace uno con las preguntas sino preguntarse?
¿Leyendo a Fernando Pessoa?
1
Puesto que se es un hombre
no se es grande.
Mas es haber venido aquí tan grande
que haber creído ser un día
es haber sido.
2
Ahora hago en verdad esto o aquello,
mas no entiendo muy bien
por qué no soy un hombre que embetuna o hace fila,
quien ofrece cursos de ingles o enciclopedias,
algo así,
porqué no soy quien ora,
quien ahora muere,
quien intenta ser en esto
o en esto
o en aquello,
Porqué sólo soy quien se pregunta,
quien se deshalla y se descentra,
sólo quien intenta no sabe muy bien qué.
Por qué soy al fin quien soy, si fuera.
Mas fue creer haber sido tan grande,
que sólo haberlo creído es haber sido.
3
Haber sido un hombre,
haber creído serlo un día
es tan grande y triste y bello y solo,
que toda verdad por mi intentada
es tonta y grande,
pues ser es quien embetuna y quien ora y hace fila.
quien mastica esparto
quien se acoda en un balcón en Porto o Pernambuco.
Uno es en verdad un ser allí o aquí,
pobre y rica y maravillosa cosa siendo en el tiempo,
pobre y rica e innombrable cosa que se piensa.
Alguien muere, todo el tiempo, de verdad,
alguien está muriendo,
todo el tiempo, todo el tiempo, todo el tiempo,
todo el tiempo alguien está muriendo
en gerundio, ahora y todo el tiempo,
en gerundio, en gerundio ahora,
y soy siempre yo,
siempre yo,
de todas formas.
Es una cosa triste y maravillosa.
!Es tan bello! Es casi insoportable.
Es tan bello.
¡Oh Dios, es tan bello y triste!
Gabriel Jaime Franco nació en Medellín en 1956. Pertenece a la organización del Festival Internacional de Poesía de Medellín y al Consejo Editorial de la Revista Prometeo. Ha publicado los libros de poemas: En la ruta del día; La tierra de la sal; Reaprendizaje del Alfabeto (Premio Nacional de Poesía de Cootramed). Con su libro Las voces escindidas obtuvo una beca de creación del Ministerio de Cultura.