Issa Makhlouf, Líbano
Por:
Issa Makhlouf
Traductor:
Rafael Patiño
Partimos
Partimos para distanciarnos del lugar que nos crió y para ver el otro lado de la aurora.
Viajamos buscando la fuente de nuestro nacimiento, igual que otros improbables. Partimos para completar el alfabeto, para cargar nuestro adiós de promesas, para viajar tan lejos como el horizonte anulando nuestro destino y esparciendo las páginas al viento, antes de dejar escapar, o talvez no, nuestra historia en otros libros.
Partimos hacia destinos no escritos para decir a aquellos que hemos conocido que retornaremos para establecer relaciones otra vez. Partimos para aprender el lenguaje de los árboles que no viajan, para escuchar el tintineo de campanas en los sacros valles, en busca de dioses más piadosos para arrancar a los extranjeros la máscara del exilio, para susurrar a los transeúntes que, como ellos nosotros también estamos atravesando, y que nuestra historia es efímera, tanto en la memoria como en el olvido, lejos de madres que encienden las velas de la ausencia y acortan el lapso del tiempo cada vez que elevan sus manos al cielo.
Partimos para no ver a nuestros padres envejecer, para no notar los trazos del tiempo en sus rostros. Partimos para anunciar a aquellos que amamos que aun los amamos, que la distancia no puede asombrarnos y que el exilio puede ser tan dulce y fresco como la patria. Partimos para que al regresar un día, reconozcamos que estaremos exilados donde quiera que estemos. Partimos para borrar la diferencia entre aire y aire, agua y agua, cielo e infierno. Nada nos importa el tiempo, contemplamos la inmensidad, vemos olas saltando como niños, mientras el mar refluye entre dos barcos, uno que parte y el otro hecho de papel en manos de un niño.
Partimos como un payaso que viaja de poblado en poblado, dirigiendo sus animales que enseñan a los niños su primera lección de tedio. Partimos para engañar a la muerte que nos persigue de lugar en lugar. Continuaremos así hasta que estemos perdidos, para que donde quiera que vayamos nunca más nos encontremos a nosotros mismos y que así de esta forma nadie pueda encontrarnos.
- II -
Planeta
La tierra es bella.
Bella la nube que se va sola entre el cielo azul, semejante a un pájaro perdido y desorientado en su vuelo. Bellos son los astros, para los extraños, a las inquietas luces. Guardianes del espacio infinito, ellos te observan de lejos, te conocen sin que tu lo sospeches. ¿Tienen pues ellos compasión por ti, tú que ignoras lo que te espera desde el umbral ? A menos que estos astros olviden que su suerte es también la tuya.
Tierna es la brisa clemente tocando las frentes en el verano lejano de las islas. Tiernas las lluvias, ágiles sobre la hierba seca. Tierno es el perfume de la mujer desconocida que trasiega su camino junto a ti.
Bello fue nuestro reencuentro antes de tropezar en los detalles. Ella tenía la traza de una luna creciente de la cual estaban suspendidos nuestros sueños.
Bella en fin es la tierra cuando el alma la deja. Contemplándola, como un astronauta desde su vidrio, yo la veo azul, iluminada desde el interior. Ella de súbito leva sus blancos velos, y me precede, rebasándome allí donde yo voy, como para indicarme la ruta.
Bello planeta, nuestra Tierra, yendo hacia su fin con una delicia extraña.
- V -
La lluvia riela sobre las manos entrelazadas
Al pie de la montaña un árbol festeja su nacimiento
La hierba brota al relincho de un caballo
"Y aquella en quien yo pienso entre todas las mujeres de mi raza "
su plegaria enciende la noche como candelas del más allá
Aquella en quien yo pienso
se levanta a menudo en la noche para recoser el tiempo
De sus tobillos corre una luz parecida
al fuego de los ángeles...
*
Ella dijo : "Tú eres mi pan tú eres mi agua
Tuve necesidad de agua y de pan antes que tú fueras
Antes que tú fueras tuve necesidad de ti".
Yo dije : "¿Si la noche de silencio golpea la tierra
tiemblan los labios
hacia una sonrisa indescifrable?"
Issa Makhlouf nació en el Líbano en 1955. Estudió Antropología en La Sorbona. Reside en París desde 1979. Ha publicado en lengua árabe: Face à la mort, une étoile a ralenti (1981); Statues pour la clarté du jour (1984); Rêves d'Orient (Borges aux confin des Mille et une Nuits, 2000). En lengua francesa: Beyrouth ou la fascination de la mort (1993); y Egarements (1993). Ha traducido numerosos libros y ensayos del francés al árabe. Del español al árabe tradujo Antología de la Novela Latinoamericana (1985); Antología de la Poesía Española Contemporánea (1992); Y Antología de la Poesía Latinoamericana. Según Adonis, a propósito de su libro Lieux du mirage, Issa Makhlouf "logra reunir de una manera original una forma de escritura que une la prosa, la contemplación, la biografía, el ensayo y ello, en una estructura artística bien establecida. En este libro la escritura no comprende solamente los detalles visibles, ella abre igualmente estos detalles (y este es el punto más importante) a las perspectivas invisibles de las cosas y los eventos. La escritura aquí es el equivalente del ser en todas sus dimensiones: vida, pasión, imaginación y pensamiento."