Otoniel Martínez (Guatemala)
Por: Otoniel Martínez
Revelación
A Luis y Lya
Puesto que nube,
abismo.
Recorriendo laberintos
de niebla el brujo indagó
sobre la exactitud de lo inasible.
Reguero de espejos
dejó en su extravío. |
Fragmentos de sí, puesto que arena.
En la desconstrucción de esa ruta
el brujo mostró el muro
no la puerta.
Y al invocar el fuego en los altares del tiempo
le fue revelada la eterna fugacidad de lo concreto
y supo que en el fondo de toda luz
mora
una sombra
victoriosa.
Los perros
De noche
como las tormentas
llegaron |
para arrancarnos de cuajo
la raíz el nombre |
la memoria.
Tuvimos por eso que desenterrar
el odio y cubrirnos desde entonces
con el musgo
de la guerra.
Nota roja sobre bandera blanca
san salvador mil novecientos ochentinueve la flor
de izote sonsonate la ofensiva de noviembre los planes
de renderos las pupusas de loroco las de avenida
independencia el mar llamado acajutla la calle
del verduguillo esquina con picahielo la embajada
de miguel ángel el exilio de otto rené el fantasma
malhablado de roque y sus lápices flotando
eternamente
en el lempa
mientras
en las
mutiladas
ramas de
un rosal
una bandera
agita sus
propias
espinas
blancas
Otra vez los sueños
Los sueños acarrean
lentamente su sangre
a la orilla enemiga |
de otro sueño de sangre
mientras el viejo sol
apura su cicuta
de sombra.
Un caballo desnudo
se sumerge en el azul
embravecido del horizonte
y una luz descalza |
borda llamas en el infinito
arco de su galope.
Niña dibujando
A Jennifer
Tu mundo de árboles cometas y
castillos
máscaras flores y caminos
es también el mío, Jennifer.
Tú tripulas pompas de jabón
que a mí se me rompen demasiado pronto
y sueñas con tu traje de encajes
de cuando seas señorita
mientras que a mí
el traje de hombre que soñé
me queda a veces demasiado grande.
Alguna vez enfrentarás la vida
y quizá todavía lleves tu oso de peluche
o tus fantasmas bajo el brazo
o algún rosado sueño habrás roto ya
a medio cielo.
Tu mundo y el mío son gemelos Jennifer,
aunque en el mío haya más sangre
en ambos
existe la esperanza.
Volante
La consigna es: fusilar
palabras, en detrimento
-o quizá provecho
de nuestro "rico lenguaje",
romperle el sexo al verbo,
descodificar el caos,
asestarle en suma
un golpe
en el trasero
a lo sublime.
Ponga
una bomba
de tiempo
entrelíneas
al poema.
Que
se
derrumbe.
Luego
construya
una poesía
más justa.
Hallará lo necesario
entre los escombros.
Otoniel Martínez nació en la aldea El Cuje, Guatemala, en 1953. Poeta, narrador y periodista. Vivió exiliado en México y Nicaragua. Es autor de los libros de poesía Con pies de plomo, Homenaje rabioso, Azul profano, La ceremonia del mapache, novela, 1997; Para clavecín y estrella, 1998.