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Georges Casterra

Georges Casterra


Inéditos en español

Carta de octubre

Algunas veces
vuelvo a ser mortal
mi amor
abordable
buscando entre la calle
el canto libre de tus ojos
para alcanzar el sol
al paso de su curso
envolver tus manos
hacer un gran hueco en las palabras
y hablarte con frases entrecortadas
frases que pierdan el tren
atrayendo una boya
de dolor tan pesada como una cabeza
cortada que ríe entre el rocío
Escríbeme, cuéntame tu vida;
pero cómo contar...
Las palabras son locas
que vienen en avalancha
desde una ciudad habitada por
maniquíes de cera
en cámara lenta
desde una ciudad habitada
por relojes parados
sobre el frente de las casas
o transeúntes...
¡Ah! ¿Cómo quieres que yo ponga
todas estas palabras en una carta
Yo, testigo ocular de un tiempo
que no está en su último banquete
de caníbales?

La carta bajo la lengua

Te escribo para decirte
que yo vivo a flor de tinta
en una ciudad de hormigón armado
se sobrevive de manera lamentable en mi calle
Decir es ya demasiado decir
la dicha bajo cloroformo

¿Quién habitará con nosotros
este espacio mentiroso
la incertidumbre de este país
afónico a fuerza de hacer promesas
a las dichas sin contraparte
a unos sueños a pleno día
y sin escollos?

Ya la elipse
es necesario cortar
mi mano partida en dos
Soy un hombre
que del rebote de la carta
y de la trampa del espíritu
convoca a la locura
delante de la mar en ruinas
y ya que te hace falta un relato corto
aquel de los dementes tras la puerta
de los olvidos
o de las máscaras incendiadas
que hacen un ruido de polea
entre los huesos
yo te escribo para enseñarte
que hace mucho tiempo hablé con los puños
apretados
para no gritar con
el horizonte que zozobra.

Bebe mi sangre

bebe
bebe mi sangre
bebe en la fuente taciturna
de este tiempo
de pájaro difunto

el sol
se recubre de follaje
es un complot de sabios
dicen los locos victoriosos

por doquier
la ciudad se embadurna
de excrementos
la gente marcha vítrea
combada entre la locura
un loco se precipita
quiere romper los barrotes
¡pam! sobre los dedos

¡Eah!
tú eres libre
nada de barrotes
nada de leyes
tú eres una charca de manos
y tu navío de papel
está adentro
tú puedes si quieres
gritar ¡tierra! ¡tierra!

las palabras algunas veces
algunas veces
porque el silencio posee sus propias palabras
demasiado pesadas de pronunciar

ellas permanecen entreabiertas
en nuestras bocas de peces
algunas veces
algunas
veces.

El transeúnte que se acuerda

ven no te quedes allá
casa quemada
hombre herido a balazos
muchedumbre apaleada
multitud retoñando entre sus gemidos
de tórtolas entre
sus ruidos de botellas invertidas
esto es lo máximo dicho
la enumeración infatigable
de las hojas
en el patio de atrás de los espejos
ah, he remado con la lengua
para encontrar el instante de tu puño
como un cubo intacto

los pájaros se golpean contra los muros
de un juego desarticulado
de uñas y cal viva
pero el tiempo se durmió
junto a su herramienta llena de arena
toda florecida de sueños todavía.

Traducción de Rafael Patiño

Georges Casterra nació en Haití, en 1936. Es poeta, ensayista y dibujante. Sus escritos los realiza en francés y en creol. Fue cofundador de la revista Haitiano-caribeña Caminos críticos. Adicionalmente, colabora con una serie de publicaciones, entre ellas, Nueva Óptica; El Heraldo de Haití; Europa; y Palabras. Es secretario adjunto de la Asociación de escritores haitianos. Realizó estudios de Medicina. Ha publicado alrededor de una decena de libros de poesía en lengua creol, entre los que se encuentran, Retorno al Árbol; Al llegar los niños; Las cinco cartas; y Voz de cabeza. Algunos de sus textos han sido musicalizados.

 

Última actualización: 28/06/2018