Fernando Linero (Colombia)
Por: Fernando Linero
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 64. Enero de 2003
La casa sin ti
Sin tu presencia la casa apenas vive.
Y en ese modo de ser agua y noche
sin embargo se mueve con su parafernalia
de frascos, agua caliente, libros prestados;
con ese estilo que tienen los amigos
al tocar la puerta.
Si no estás en la casa - rey o zángano -
no se cómo amarrarme los zapatos.
Incapaz de un dos más dos,
en el balance diario sólo relaciono
ceniceros sucios, maticas tristes
y esa sensación de polvo cayendo sobre el corazón.
Sin tu presencia la casa apenas vive.
Y en ese modo de ser fuego y aire
sin embargo se mueve en un marco
donde soy el comandante
- yo que he odiado ser jefe de algo o de alguien -
de una turbamulta de objetos lamentables.
Sin tu presencia la casa apenas vive.
El mar
I
El mar es todas las cosas:
las mujeres riendo
entre las flores amarillas de los trupillos;
o lanzando voces a los niños.
II
Las olas arremeten en tumulto contra el malecón.
Un niño camina a lo largo de la arena mojada,
observa el perfil agreste de la costa.
Su mente compite con el viento,
ondula contra la línea del horizonte.
III
El mediodía se abre sobre la ciudad
ardiente como el latigazo de la medusa.
IV
Un barco abandonado en la bahía.
En su interior ese olor de cosa oscura
que hace pensar en la muerte.
Ese ávido olor arrojándose insolente
sobre los ojos, la boca, la nariz...
V
Al atardecer las hicoteas
se deslizan en la tibieza de la rada
y oleadas de cangrejos
con sus crujientes armaduras
suben a los árboles.
VI
El mar somos nosotros con sus islas verdes y grises,
con sus inalcanzables puertos.
Acaso por eso, a veces, ese crujido seco de vela en la tormenta,
ese estremecimiento de pez rápido y sinuoso que se aleja.
El mar somos nosotros con sus áridos vientos y sus furiosos naufragios.
También en el fondo de nosotros
se pudren negras ramas como en las ensenadas.
Desde la ventana
Todo el día el sol revoloteó
en los cabellos grasos de los albañiles.
Ahora en los andamios las sombras juguetean
el firmamento resuena
con el cantar de las constelaciones.
Como un general derrotado que a travésde la noche
reúne las huestes dispersas
desde la ventana observo la lumbre de las barcas
veo el fondo de una vida que parece arder en vano.
Fernando Linero nació en Santa Marta, en 1957. Estudió música en el Conservatorio de la Universidad Nacional y Filosofía y Letras en la Universidad Católica de la Salle. Ha publicado los libros de poesía: Sonata del Sonámbulo (1980), La Risa del Saxo (1985), Guijarros (1990), Aparte de Amor (1993) y Palabras para el hombre (1999).