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Santiago Mutis (Colombia)

Por: Santiago Mutis

Camposanto

                    

Puedo ver las lunas de los animales
La blanca materia de la llama
Las mutaciones fulgurantes sin memoria
El tambor de la noche
Las lluvias de la muerte y sus semillas
Y puedo verla a Ella la más profunda
           máscara
                bajo la piel

El hombre -privilegio de la visión-
creado por el relámpago
mitad pájaro, mitad planta, casi sin alma
Campos de caña que son flautas -de hueso
En la noche la luz de la savia
echa sus hojas al aire como criaturas de vuelo
entre los frutos temerosos

Nadie gobierna. El tiempo avanza -y oculta-
Arqueros sepultados en la luz de los desiertos
lanzan sus flechas de sal
La noche linaje de lucientes bestias
arrastra sus lanzas en el aire de los bosques
como pájaros funerarios
Breves constelaciones luces vegetales
pájaros de hueso en la lumbre de los muertos

Puedo oír los silencios poblados de la sangre
Atiendo sus ecos sin asombro
Escucho el dombo curvado de la brillante oscuridad
Lunas afiladas, pechos altivos, silbos del aire
Hojas de la Luna, que son tan sólo una mujer:
las formas reunidas de la naturaleza

 

El que se va
(El regreso)

Te dejo mis ojos, a ti árbol de fuego
A ti, tierra mía, te dejo mi lengua
             mis labios, la luz de mi frente
             los dientes blancos con que acaricié
             tus senos, ay, tan delicados
mis manos, donde la vida
             dibujó su constelación
             de arena iluminada
mi pecho, la flor de mis huesos
             fosforescente
he venido a traértelos

Deja que mi alma
suave
me sepulte en tu regazo

Tal vez

Tal vez
               mi alma
                            sea la luz
de la primera sonrisa
de mi madre

                  A ella

 

La casita de Dios

Quien ama, quien ama de verdad
está expuesto al sufrimiento

             

De pronto, en la casa
grande, la del patio,
la que por la noche
sonaba, lenta, como una hoja
que cae
de pronto, te decía, faltan
los viejos, los grandes
los que saben todo
los que quieren y piensan
los que ven a una niña
¾o miran hacia el río¾
y en la luz de sus ojos
leen la vida
y entonces, suavemente
ponen miel en un vaso de leche
para esa leve aparición
¿Y si los viejos se van?
¿Y si el árbol ya no protege
la casa con su frondoso
viento de hojas sonoras?
¿Si la casa queda sola, bajo
el cielo abismal
como el desierto?

Hemos vuelto a la casa
Para ser como los viejos
a secar las lágrimas de la niña
que ha encontrado roto
un brazo de su muñeca
Cada quien, entre sus propias estrellas
cuidando y llorando a otros
que son la vida

El agua, las estancias y sus silencios
diferentes. El sillón de la sala...
Da miedo ver partir a los viejos:
Tendrás que ocupar su lugar
y rescatar lo que ellos
han perdido
Llega el día en que amar
es no dejar de llorar, nunca


                    A don Eliseo


Santiago Mutis nació en Bogotá en 1951. Poeta, ensayista y editor de la revista literaria Gradiva. Ha publicado los libros de poemas: Tú también eres de lluvia (1972); En la línea de sombra (1980); Soñadores de pájaros (1987); también es el autor de No era invierno y de Afuera pasa el siglo, publicado por el Fondo de Cultura Económica. Participó en la Feria Internacional del libro de Caracas, en 1992, cuando Colombia fue el país invitado de honor.

Última actualización: 09/07/2021